La inseguridad en Lima sigue afectando a ciudadanos de todos los sectores. A pesar del estado de emergencia decretado en varios distritos de la ciudad, los casos de extorsión no cesan. Uno de los últimos afectados es Roberto Valenzuela, exfutbolista y actual dueño de una academia de fútbol para jóvenes en el Callao, quien denunció haber sido víctima de extorsión. El exdeportista relató que un hombre se hizo pasar por padre de familia interesado en los servicios de su academia para luego exigirle S/. 10 mil mensuales bajo amenazas de atentar contra su vida y la de su familia.
Según su testimonio, recibió los primeros mensajes en la madrugada de hoy. Eran las 5 de la mañana cuando le llegó un mensaje al WhatsApp de su proyecto ‘Vale Vale’, una iniciativa que busca brindar oportunidades a jóvenes futbolistas. El mensaje, enviado por un supuesto padre de un joven de 16 años, comenzó con preguntas sobre la academia. Valenzuela respondió de manera habitual, brindando la información que suelen solicitar los padres interesados en inscribir a sus hijos. Sin embargo, horas después, el tono de la conversación cambió drásticamente.
El exfutbolista detalló que tras unas pocas interacciones, el supuesto padre de familia le exigió el pago de S/ 10 mil mensuales. Acompañó su exigencia con un video en el que aparecían armas de largo alcance. “Me dice que sabe dónde vivo, menciona mi dirección en Chacarita y me manda videos de armas”, explicó el exfutbolista durante la entrevista.
Amenazas directas contra su vida y familia
La situación escaló rápidamente cuando el extorsionador le advirtió que, si no pagaba, atentaría contra su vida y la de su familia. Valenzuela narró que, aunque en un inicio intentó responder de manera tranquila, la situación lo sorprendió y comenzó a sentirse amenazado. “Me decía que ni mi familia me iba a reconocer cuando terminara conmigo”, afirmó.
Además de las amenazas directas, el extorsionador le proporcionó detalles sobre su vida personal. “Menciona la dirección de mi casa y la de mi familia. Eso es lo que más me preocupa”, agregó el exjugador.
El exdeportista declaró haber bloqueado el número del extorsionador luego de recibir estos mensajes, aunque previamente intentó averiguar más información sobre la identidad de esta persona. El número desde el cual recibió las amenazas, según pudo confirmar, corresponde a una línea registrada en San Juan de Lurigancho, pero Valenzuela no está seguro si pertenece al verdadero responsable o si se trata de una persona que utiliza múltiples números para llevar a cabo este tipo de delitos.
Denuncia ante las autoridades
Frente a esta situación, Valenzuela decidió tomar acciones legales. Se presentó ante la Dirección de Investigación Criminal (Dipincri) para denunciar el caso y proporcionar todos los detalles que tenía sobre el extorsionador. A pesar de la denuncia, Valenzuela expresó su deseo de confrontar personalmente a la persona detrás de las amenazas, mostrando su preocupación por la falta de resultados inmediatos por parte de las autoridades.
“Ese teléfono que usa esta persona lo bloqueé de inmediato; es su número de contacto. Yo ya hice la denuncia en la Dipincri, pero lo que más quiero es poder enfrentar a esta persona para ver qué está pasando y quién lo ha mandado. Yo, como chalaco, no tengo miedo; solo le tengo miedo a Dios. Cuando él decida, me llevará, pero no será esta persona que me amenaza, que dice una cosa y luego otra”, añadió.
El exfutbolista también comentó que tras publicar su denuncia en redes sociales, varias personas lo contactaron afirmando conocer al extorsionador. “Hay un Dios que permitirá que esta persona se presente ante mí”, expresó, confiando en que la situación se resolverá a su favor.
La lucha diaria en su academia
Según Valenzuela, su academia es un proyecto personal que financia con esfuerzo y dedicación. “Yo no tengo dinero. Trabajo todos los días buscando oportunidades para los chicos, tocando puertas en los clubes para que puedan mostrarse”, comentó.
Además, explicó que la extorsión lo tomó por sorpresa, ya que su vida se ha centrado en ayudar a los jóvenes a encontrar oportunidades en el deporte, y nunca imaginó ser víctima de este tipo de amenazas. “No tengo dinero para pagar lo que me piden. Si lo tuviera, lo usaría para seguir apoyando a los chicos”, afirmó.
También recordó que, en el pasado, ha tenido que realizar diversos trabajos para financiar su academia, como la venta de chocotejas, y que su objetivo siempre fue el de brindar un mejor futuro a los jóvenes a través del deporte. “Es sorprendente que esta persona crea que tengo dinero. Si alguien debería darme algo, sería él”, concluyó.