La Reserva Ecológica de Santa Elena es un enclave paradisíaco que se extiende por 2.235 hectáreas de bosque, hogar de una rica diversidad de flora y fauna. Situada en un paisaje impresionante, el sitio ofrece una oportunidad para conectarse con la naturaleza en su estado más puro. En un viaje organizado por Y tú qué planes de PROMPERÚ, tuvimos la oportunidad de visitar esta joya ecológica y conversar con Magaly Valle, una de las expertas guías que nos llevó a través de su historia y belleza natural.
Este viaje no solo busca promover el turismo sostenible, sino también destacar la importancia de conservar estos pulmones verdes para el medioambiente. Magaly nos reveló con pasión cómo Santa Elena se ha convertido en un refugio tanto para los amantes de la naturaleza como para aquellos interesados en la ecología y el turismo responsable.
¿Qué ofrece a los visitantes?
La Reserva Ecológica de Santa Elena presenta a los visitantes un bosque robusto, con 2.235 hectáreas que se extienden por un paisaje vibrante y diverso. Los visitantes pueden explorar tres rutas principales que muestran la belleza y diversidad de esta área protegida. La ruta de Puerto Catagua al descansadero del abuelo ofrece un recorrido de aproximadamente dos horas, a través de un denso bosque que invita a la exploración.
Magaly contó a Infobae Perú que durante estos recorridos los visitantes tienen la oportunidad de descubrir una amplia variedad de árboles, muchas plantas medicinales y una diversidad de aves y monos en su hábitat natural. Explica que, aunque los animales son salvajes y están protegidos, el recorrido permite avistarlos en su entorno, ofreciendo una experiencia enriquecedora y educativa.
“Durante el recorrido, explicamos la cantidad de árboles, plantas medicinales y nuestras aves. Nuestros monitos están en su hábitat, son salvajes y se logran ver, pero no los vamos a coger”, comentó la guía a Infobae Perú.
¿Cómo comenzó el proyecto de la reserva y en qué inspiró su creación?
El proyecto de la Reserva Ecológica de Santa Elena comenzó oficialmente en 2012, impulsado por el visionario Hugo Vela, un profesor con una pasión por el ecoturismo. Magaly relata que todo comenzó con la idea de fomentar un tipo de turismo que no solo fortalecería el bolsillo de la comunidad local, sino que también garantizaría la conservación del entorno natural a largo plazo. Fue Vela quien inicialmente motivó a la población a considerar el potencial del turismo ecológico ya entrar en acción.
A través de su trabajo persistente, el proyecto ganó tracción con el apoyo de la comunidad de Santa Elena y se constituyó firmemente. Magaly enfatiza que, aunque el proyecto tuvo inicios humildes, la visión compartida de crear un destino turístico sostenible ha conducido a un éxito que involucra a la segunda y tercera generación de la comunidad, quienes continúan con esta labor.
Principales amenazas y desafíos que enfrenta la reserva
La protección de un área tan extensa como la Reserva Ecológica de Santa Elena no está exenta de desafíos. Magaly explica que las principales amenazas provienen de los invasores que intentan ocupar la tierra. Estos intentos de invasión obligan a la comunidad y a los guardaparques a permanecer vigilantes para conservar la reserva y asegurándose de que las delimitaciones se respeten para evitar la degradación de los recursos naturales.
“Siempre tenemos que ver nuestras tablas, los invasores quieren meterse y nosotros tenemos que estar ahí”, sostiene Magaly, subrayó la necesidad constante de protección activa. También menciona que la caza ilegal sigue siendo un problema que enfrenta la comunidad.
Este desafío se ve agravado por la necesidad de gestionar el comportamiento de los turistas, aseguró que su presencia no impacte negativamente en el ecosistema. Magaly menciona que, aunque tienen sistemas de vigilancia, el participar en la protección activa del ecosistema requiere educación y conciencia tanto de los visitantes como de la comunidad local.
Evolución del turismo en la Reserva Ecológica de Santa Elena
El turismo en la reserva ha experimentado un cambio considerable desde sus comienzos. Al principio, la comunidad local solo vislumbraba la idea de atraer a visitantes internacionales y nacionales. Sin embargo, con el tiempo, Santa Elena ha surgido como un modelo de cómo el turismo responsable y sostenible puede ser implementado con éxito para el beneficio de todos.
Magaly mencionó que “el trabajo en turismo es a largo tiempo”, donde destacó que la perseverancia y la visión comunitaria han permitido el crecimiento sostenido del ecoturismo.
La guía de esta travesía explicó a Infobae Perú que el enfoque en el ecoturismo ha desarrollado no solo rutas mejoradas, sino también una mayor conciencia entre los visitantes sobre la importancia de los parques naturales. La educación continúa siendo un componente central, con guías que proporcionan información enriquecedora sobre fauna y flora a lo largo de las rutas, buscando incrementar la apreciación por la biodiversidad.
Planes futuros
El futuro para la Reserva Ecológica de Santa Elena está lleno de potencial, con planes para expandir su capacidad de recibir turistas y mejorar las instalaciones sin afectar el ecosistema. La comunidad está íntimamente involucrada en cada fase del desarrollo, esto asegura que el crecimiento sea sostenible y beneficioso para todos.
Magaly resaltó la importancia de continuar expandiendo las iniciativas de educación y conservación, y menciona que tienen en consideración implementar programas educativos adicionales tanto para visitantes como para jóvenes de la comunidad. Esto, junto con la continua vigilancia de las amenazas ambientales, formará la base para el futuro de la reserva, garantizando su protección y prosperidad a largo plazo.