Hace algunos meses, el peruano José Alejandro Zúñiga Cano se declaró culpable por haber extorsionado a ciudadanos hispanoamericanos con la supuesta inscripción de un curso de inglés. Sin embargo, todo era mentira y buscaba hacer creer a los clientes que tenían pendiente el recojo de sus materiales con la finalidad de que paguen un monto adicional; de lo contrario, podrían tener denuncias. Los clientes solo llegaban a comunicarse para solicitar información y se veían estafados.
Tras asumir su responsabilidad, el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida condenó a ocho años de prisión efectiva. Además, deberá pagar una reparación de 700 mil dólares que serán destinadas a más de 1.100 víctimas.
De esta manera, la justicia estadounidense lo halló culpable de este tipo de modalidad delictiva, donde conseguía apropiarse del dinero de terceras personas. Junto al peruano, once personas más fueron condenados en la trama de un fraude transnacional que se apropió de 15 millones de dólares.
¿Cómo operaban?
De acuerdo con las investigaciones, el hombre de 40 años tenía un centro de llamadas en Lima, o también conocido como call center, desde donde operaba y realizaba todas sus acciones para engañar a las personas. Más de 30 mil consumidores hispanohablantes en Estados Unidos se suman a la lista de víctimas de esta trama.
Zúñiga es señalado de liderar esta operación que engañaba a los consumidores, amenazándolos con acciones legales si no pagaban por cursos de inglés, a pesar de que nunca los solicitaron. Asimismo, hacían creer a sus víctimas que eran acreedores de premios para que accedieran a servicios que nunca solicitaron.
Buscaban la manera de persuadir a sus víctimas para lograr obtener el dinero, pero estaban más enfocados en los inmigrantes que recién habían llegado al territorio estadounidense, debido a que su interés por aprender inglés era una necesidad y podían prestar atención a sus comunicaciones.
La Fiscalía detalló que el centro de llamadas operado por Zúñiga y sus cómplices utilizaba tácticas de intimidación para presionar a las víctimas a realizar pagos, por lo que se hicieron pasar por abogados, policías y otras autoridades. Estas tácticas incluían amenazas de consecuencias legales, lo que generaba miedo y confusión entre los afectados.
El sistema de justicia estadounidense ha reafirmado su compromiso de perseguir a los estafadores transnacionales que explotan a las poblaciones más vulnerables, como los adultos mayores y los inmigrantes recién llegados. El fiscal Markenzy Lapointe, del Distrito Sur de Florida, indicó que no se permitirá que los criminales sigan operando en la región.
Las autoridades también pudieron conocer que ocho personas trabajaban en esta oficina de llamadas y cuatro en Estados Unidos. Su función era procesar los pagos de los clientes estafados.
Capturado en Lima
El peruano fue capturado en Magdalena del Mar luego de contar con una requisitoria vigente por las autoridades estadunidenses. La operación no solo era en la capital, sino también en el extranjero, desde donde cobraban entre 500 a 1.000 dólares por curso.
“Una vez que captaba a los ciudadanos, luego de un tiempo se comunicaba con ellos y les decía que el material de estudios, videos y textos se encontraban en fax y que tenían regular tiempo de no haber sido recogidos y esa situación ha generado gastos por almacenamiento”, explicó la Policía peruana.
Asimismo, explicó que los inmigrantes buscan no tener problemas con las autoridades, por lo cual accedían a realizar los pagos que se les exigía. Un tema que era aprovechado por estos sujetos.