“La salud es la mayor posesión”, sostuvo Lao-Tse, filósofo chino, que vivió en el siglo VI a.c. Y, seguramente, ninguno podría estar en desacuerdo con lo dicho, más aún con la tan sonada frase “con salud todo es posible”. Entonces, si somos tan conscientes de eso, ¿por qué nos permitimos contar con un sistema de salud pública tan precario?
Según datos del Minsa, el 94% de los hospitales a nivel nacional no cuenta con capacidad adecuada para brindar un servicio de atención de calidad. Esto significa que la mayoría de los hospitales se encuentran en un estado de precariedad en cuanto a su infraestructura, y obsolescencia e inoperatividad del equipo médico.
El Estado es el principal proveedor de salud, y no solo de salud, sino también de medicamentos. Más del 90% de la población se encuentra afiliada al Sistema Integral de Salud (SIS) o a EsSalud, y alrededor del 70% del volumen de las ventas de medicamentos las hace el Estado.
Recursos hay, pero si tenemos un Estado ineficiente, principalmente gobiernos regionales y municipalidades que, por ejemplo, en 2023, no ejecutaron S/ 1,100 millones del presupuesto para la inversión pública en salud, no esperemos mejores resultados con el mismo sistema actual.
Un reciente estudio de Videnza Consultores, encargado por ComexPerú, da cuenta de las carencias que presenta el sistema de salud público en nuestro país. Una rectoría debilitada por la alta rotación de funcionarios; lenta modernización de los servicios de salud; problemas de financiamiento y ejecución de recursos; infraestructura y equipamientos insuficientes, obsoletos; problemas de abastecimientos de medicamentos; una serie de aspectos que terminan golpeando el bolsillo de todos los pacientes.
A nivel nacional, hacia 2023, el gasto de bolsillo por persona para cubrir atenciones médicas fue de S/ 444, por encima de los S/ 344 gastados previo a la pandemia, lo que refleja un incremento del 29%.
La población no confía en el sistema de salud. En 2023, el 43% de la población con algún problema de salud no buscó atención alguna, de acuerdo con estimaciones de la Encuesta Nacional de Hogares. Luego, un 25.5% buscó atención en una farmacia o botica; mientras que un 16.1% lo hizo en hospitales del Ministerio de Salud (Minsa) y un 5.8% en EsSalud.
Existen brechas considerables en materia de recursos humanos. El Perú apenas cuenta con 16.5 médicos por 10,000 habitantes; mientras que países como Colombia, Chile y Argentina, cuentan con 23.6, 29.7 y 30 médicos por 10,000 habitantes, respectivamente. Si ponemos el foco de atención en el sector público de nuestro país, este cuenta con apenas 10 médicos por 10,000 habitantes. Entre los departamentos que registran menos cantidad a la del promedio nacional figuran Loreto y Piura, con apenas 6 médicos por 10,000 habitantes; Lambayeque y Ucayali, con 7; Puno, Madre de Dios, Amazonas, Cajamarca, Huánuco y Áncash, con 8 médicos.
Efectivamente, hemos avanzado en materia de aseguramiento universal. Hoy el 98% de peruanos cuenta con un seguro de salud. Sin embargo, no ha sido así en materia de calidad del servicio. En el colmo de males, las alternativas de mejora que parten del Congreso de la República, o del propio Ejecutivo, apuntan al abastecimiento de medicinas en farmacias o boticas, cuando es el Estado el principal responsable de la salud pública. Esto es así. Todo paciente debería de contar con sus medicinas, sin tener que cruzar la pista, meterse la mano al bolsillo, y pagar por ellas.
Lamentablemente, no vemos intención alguna de los gobernantes de turno de, al menos, iniciar el cambio. Los que vienen ¿lo harán?