La arqueóloga Ruth Shady, directora de la Zona Arqueológica Caral, expresó su preocupación por la falta de seguridad en el sitio histórico y denunció ser víctima de amenazas por parte de traficantes de terrenos que buscan apoderarse de las tierras cercanas al lugar. En una reciente entrevista, señaló la necesidad de contar nuevamente con protección policial para evitar que estas actividades ilícitas continúen afectando tanto el patrimonio cultural como a los trabajadores del lugar.
“Estamos a la espera de que nos repongan la policía que antes teníamos. Nos dejaron sin policías, y eso no es correcto. Es necesario que se restablezca la presencia policial para garantizar la defensa y evitar problemas en un sitio tan importante como la civilización de Caral, una de las más antiguas del mundo”, comentó la arqueóloga.
Retiro de la policía y su impacto en Caral
La experta explicó que la retirada de los agentes policiales se produjo tras una reestructuración en las prioridades de las autoridades locales. Según Shady, se argumentó que las playas requerían mayor protección, desplazando los recursos hacia esas áreas.
“Dicen que su prioridad es defender las playas. Creo que es una visión errada de las autoridades policiales, ya que no comprenden la importancia que el patrimonio cultural tiene para el desarrollo del país y la formación de los conciudadanos con identidad cultural. Además, genera beneficios económicos para las poblaciones locales”, afirmó.
En las últimas tres décadas, el equipo de investigación de Caral ha enfrentado diversos problemas relacionados con el tráfico de terrenos. Según Shady, estas actividades no cesan y han intensificado su presencia en el sitio arqueológico. En una de las experiencias recientes, un subdirector del proyecto arqueológico fue agredido por estos traficantes, lo que lo llevó a solicitar una licencia de cuatro meses. A raíz de este incidente, el trabajador se encuentra de vacaciones, pero el equipo continúa trabajando bajo la presión constante de estas amenazas.
Según Shady, en agosto solo llegaron tres policías a la zona, mientras que en septiembre el número aumentó a cinco. Sin embargo, los agentes estuvieron presentes por cortos periodos de tiempo, lo que no garantiza la seguridad necesaria para proteger el sitio arqueológico.
“Todavía no contamos con la seguridad que deberíamos tener. En agosto llegaron tres policías y en septiembre cinco, pero solo estuvieron 20 o 30 minutos y luego se retiraron”, explicó la directora de Caral.
Reducción del presupuesto y dificultades en la investigación
El proyecto de investigación en Caral también está enfrentando recortes presupuestarios en los últimos años. La arqueóloga mencionó que en el presente año, el presupuesto destinado a la investigación se redujo casi en un 50%. Además, esta disminución afecta directamente la capacidad del equipo para avanzar en sus estudios y contribuir al desarrollo del país a través de la ciencia y la tecnología.
Lo que obligó a la experta a dejar sin empleo a muchos trabajadores que se desarrollaban en el área rural. “Creo que las autoridades tienen otras prioridades. No contamos con la seguridad necesaria y, además, tuvimos que dejar a 80 trazadores sin empleo en el área rural”, añadió la arqueóloga.
Las amenazas y ataques no son nuevos en Caral. Desde hace varios años, la zona arqueológica es blanco de traficantes de terrenos que ven en el lugar una oportunidad para obtener beneficios económicos. Shady reveló que tanto ella como su equipo reciben amenazas directas por parte de estos delincuentes, quienes intentan intimidarlos para que abandonen la zona y puedan continuar con sus actividades ilegales.
La importancia del patrimonio cultural y la falta de acción estatal
Shady insistió en que el patrimonio cultural no solo tiene un valor histórico, sino que también representa una fuente de identidad y desarrollo para las comunidades locales y el país en general. Sin embargo, la falta de apoyo por parte del Estado, tanto en términos de seguridad como de presupuesto para la investigación, pone en riesgo estos avances.
“Llevamos 30 años investigando la civilización de Caral, que incluye 12 ciudades, de las cuales solo una es Caral. Sin embargo, las autoridades no parecen entender la magnitud de lo que está en juego”, comentó.