De las tantas características que uno puede encontrar en una ciudad como Lima, además de su hermosa arquitectura colonial, su gastronomía o su tráfico infernal en hora punta, es la cantidad de conventos que hay. Especialmente en la parte central.
Y es que una de las nuevas culturas que trajo la invasión española fue el catolicismo que fue impuesto a los habitantes del lugar.
Es por esa razón que actualmente se pueden contar hasta 25 de estos recintos, distribuidos por todo el centro histórico de la capital peruana, que están dedicados a la adoración a su dios judeocristiano y a sus representantes. Algunos son verdaderas obras de arte tanto por su arquitectónica como por los tesoros históricos que guardan entre sus paredes.
¿Qué es un convento?
Un convento es un establecimiento religioso habitado por clérigos, hombres o mujeres, de órdenes mendicantes, como los franciscanos o dominicos.
A diferencia de los monasterios, los conventos están en áreas urbanas y combinan la vida contemplativa con actividades apostólicas. Surgieron en el siglo XIII con la consolidación de ciudades y universidades.
En España, los conventos fueron comunes entre los siglos XVI y XIX, especialmente en Madrid. Arquitectónicamente, destacan por sus claustros, capillas y celdas, además de incluir espacios comunes como refectorios y huertos.
Y como era de suponerse, en Lima también fue una moda que se fue propagando y que ha durado hasta nuestros días. Estos son los más antiguos en Lima que todavía han durado hasta nuestros tiempos.
1.- Convento de Santo Domingo
La Basílica Menor y Convento de Santo Domingo en Lima es un conjunto arquitectónico dedicado a Nuestra Señora del Rosario. Este lugar es famoso por haber albergado la Universidad de San Marcos en el siglo XVI y por contener los restos de Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres.
Su arquitectura ha sufrido varias reconstrucciones debido a terremotos, siendo la torre y su fachada elementos destacados.
Además, el convento incluye un importante claustro, una biblioteca con valiosos libros, y capillas con retablos de estilo neoclásico y barroco, entre otros tesoros históricos y religiosos.
2. Basílica y Convento de San Francisco de Lima
La Basílica y Convento de San Francisco de Lima, un tesoro barroco, construido en 1535 y ubicado en el corazón histórico de la ciudad (cuadra uno del jirón Lampa), es reconocido por su majestuosa arquitectura y riqueza artística.
Su fachada, de estilo barroco limeño, y su interior albergan joyas como el altar neoclásico, las catacumbas y una notable colección de pinturas de Zurbarán.
El claustro principal, con sus azulejos sevillanos y murales manieristas, es una muestra del esplendor virreinal. Además, la sacristía y la biblioteca conservan reliquias y documentos históricos de gran valor, haciendo de este conjunto monumental uno de los más importantes de Lima.
3. Convento de los Descalzos
La Iglesia y Convento de los Descalzos, ubicado en el Rímac, Lima, fue fundado en 1595 por la Orden Franciscana y auspiciado por el arzobispo Toribio de Mogrovejo. De arquitectura austera, se sitúa en el cerro San Cristóbal, al final de la Alameda de los Descalzos, trazada en 1611.
Su construcción refleja un estilo rural, y fue un centro clave de evangelización para los pueblos de la sierra peruana.
Desde 1981, alberga el Museo de los Descalzos, donde se exhiben reliquias religiosas y más de 300 obras de arte, además de una vasta biblioteca histórica.
4. Convento de la Santísima Trinidad
El Monasterio de la Santísima Trinidad de Lima, el primer monasterio cisterciense femenino fuera de Europa, fue fundado en 1584 por Lucrecia Sansoles y su hija María de Rivas.
Inicialmente ubicado donde está la iglesia de San Marcelo, se trasladó en 1605 a la actual cuadra 3 del jirón Cusco (Centro de Lima). Su imponente iglesia fue dedicada en 1614.
Durante más de tres siglos, albergó a unas 300 monjas. En 1960, con pocas monjas restantes, se fusionó con las Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, marcando el fin de su existencia independiente.
5. Convento de la Orden de San Agustín
La Basílica Menor y Convento de San Agustín, en el centro histórico de Lima, es una joya barroca churrigueresca, fundada en 1573 por Luis López de Solís. Su fachada, labrada en piedra y cargada de detalles, es una de las dos portadas churriguerescas que quedan en Lima.
El interior alberga valiosas obras, como la sillería del coro de Pedro de Noguera y esculturas como “La Muerte” de Baltazar Gavilán.
La iglesia ha sido reconstruida varias veces debido a terremotos, como el de 1746, y conflictos, como la guerra civil de 1894-1895, que destruyó su torre.