Salió en libertad antes de cumplir con su condena. Óscar Rodríguez Gómez, conocido como ‘Turbo’, fue liberado del penal de Cochamarca en Pasco, donde afrontaba una sentencia de 30 años por narcotráfico y lavado de activos. Su liberación se produjo tras un fallo del Quinto Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional que permitió su salida a más de 10 años de consumar su sentencia, a pesar de que el Tribunal Constitucional había rechazado previamente su solicitud de reducción de pena.
La vida del poderoso criminal, quien amasó una fortuna de más de 10 millones de dólares y aceptó su responsabilidad, estuvo marcada por un régimen penitenciario estricto, con solo dos horas diarias de patio. Sin embargo, investigaciones de la Dirandro revelaron que continuaba operando desde la cárcel.
Antes de su traslado a Cochamarca, fue recluido en los penales de Piedras Gordas y Castro Castro. Su situación se complicó debido a un informe de inteligencia que advertía sobre un posible atentado que planeaba contra el juez Richard Concepción Carhuancho.
Según la exprocuradora anticorrupción, Sonia Medina, Rodríguez siempre buscó beneficios y no hubo vulneración de sus derechos durante el proceso judicial. “Él ha tratado por todos los tiempos de acceder, últimamente intentó llegar al Tribunal Constitucional a fin de que se le reconozca una sustitución de pena porque dijo que se le habría vulnerado derechos fundamentales, pero eso no es cierto porque fue procesado con todas la garantías penales. Fue bien procesado, juzgado y bien sentenciado. [...] Nunca pudo justificar todo el patrimonio que ostentaba”, mencionó.
El criminólogo Miguel Pérez-Arroyo destacó la capacidad de negociación de Rodríguez y su conexión con poderosos carteles, lo que le permitió mantener un estilo de vida ostentoso incluso tras las rejas.
La historia de Óscar Rodríguez, alias ‘Turbo’
Óscar Rodríguez Gómez, conocido en el mundo del narcotráfico como “Turbo”, tenía 25 años cuando la Dirección Antidrogas (Dirandro) lo identificó como uno de los principales abastecedores de cocaína en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro. Conformó una organización criminal en la que su esposa y familiares estuvieron comprometidas. Incluso, su abogado fue considerado como brazo legal, por lo cual también fue procesado y sentenciado.
Su habilidad para negociar le permitió establecer conexiones con poderosas organizaciones criminales, incluyendo el cartel de Medellín. A través de una amplia red de contactos, coordinaba el envío de grandes cargamentos de droga, lo que le permitió obtener una gran fortuna. Bajo la fachada de un empresario exitoso, Rodríguez creó empresas de transporte interprovincial en ciudades como Lima, Tumbes, Piura y Ayacucho, las cuales le servían para ocultar su verdadera actividad: el narcotráfico.
Su estilo de vida opulento y la incapacidad de justificar el origen de su dinero llamó la atención de la Policía. Después de un año de seguimiento, agentes de la DIRANDRO lo capturaron el 10 de diciembre del 2005 en Santa Cruz, Bolivia. Ya en prisión, no solo se destaparon sus negocios, sino también su romance con la bailarina Leysi Suárez. El escándalo alcanzó su punto máximo cuando la esposa del narcotraficante, Gladys Venturo, confrontó a la bailarina al salir del penal Piedra Gordas. Pero no fue la única modelo con quien se vinculó. También fue relacionado con Karen Dejo.
Como se sabe, Turbo había sido sentenciado a 30 años de cárcel por narcotráfico y lavado de activos, y aún le faltaban 10 años, 7 meses y 14 días para cumplir esa sentencia. Además, tenía otra pena de 11 años y 3 meses por conspiración al tráfico ilícito de drogas. Sin embargo, se le redimieron ambas penas y, desde hace cinco meses, se encuentra en libertad. Según la información que consignó en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) ahora reside en un distrito de Lima Norte.