En un rincón del Perú marcado por la violencia y la necesidad, un proyecto familiar, con ingenio y esfuerzo, logró abrirse paso en un mercado monopolizado por gigantes internacionales.
Y es que la historia de Kola Real no es solo el relato del nacimiento de una marca de bebidas; es la crónica de una familia que enfrentó el terror y la incertidumbre para forjar un imperio que llegó a auspiciar equipos icónicos como el Barcelona y el Manchester United.
Este es el viaje de los Añaños, una familia de Ayacucho que, en plena convulsión social, encontró en la crisis una oportunidad para cambiar su destino.
El origen en medio del caos
Eduardo y Mirta Añaños, padres de seis hijos —Jorge, Ángel, Álvaro, Arturo y Vicky—, eran dueños de una modesta chacra en Ayacucho. La región, marcada por la violencia del terrorismo a inicios de los años 80, se volvió insostenible para la vida cotidiana, obligando a la familia a dejar su hogar y mudarse a Lima en busca de seguridad y mejores oportunidades.
Aunque la mayor parte de la familia se trasladó a la capital, Jorge Añaños, el mayor de los hijos, decidió quedarse en Huamanga. Ingeniero agrónomo de profesión, se las ingenió para emprender una serie de pequeños negocios que lo ayudaran a sobrevivir en una región afectada por la guerra.
Desde la venta de sándwiches hasta la distribución de cerveza, Jorge buscaba formas de mantenerse a flote. Sin embargo, fue su visión de introducir una bebida gaseosa en Ayacucho lo que lo llevó al éxito.
Vieron una oportunidad
En aquel tiempo, las principales marcas de gaseosas como Coca-Cola, Pepsi e Inca Kola evitaban ingresar a zonas tan golpeadas por el conflicto armado, lo que dejó un vacío en el mercado. Jorge identificó la oportunidad y decidió tomar cartas en el asunto.
Con la idea clara, convenció a su familia de hipotecar su casa y reunir 30,000 dólares, una cantidad considerable para la época, con el objetivo de lanzar una nueva bebida en el mercado local.
Así, en 1988, nació Kola Real. Toda la familia se unió al proyecto, trabajando en la producción y distribución del producto. La clave de su éxito inicial fue mantener los costos bajos.
En un contexto económico adverso, lograron producir la gaseosa a precios significativamente más bajos que sus competidores, lo que la hizo accesible para un mercado golpeado por la crisis. Durante los primeros años, incluso utilizaron botellas de cerveza recicladas para envasar su bebida, lo que redujo aún más los gastos.
De Ayacucho al mundo
Con el tiempo, Kola Real se consolidó como la “bebida del precio justo”. Su bajo costo y la estrategia de distribución directa les permitió expandirse rápidamente a lo largo del territorio peruano.
Su éxito no se limitó al ámbito nacional. La visión de los Añaños trascendió las fronteras, y su bebida empezó a ganar popularidad en otros países de América Latina.
El año 2010 marcó un hito para la empresa cuando se convirtieron en patrocinadores del Barcelona para el mercado latinoamericano y del Manchester United para su expansión en Asia. Estos movimientos estratégicos consolidaron a Kola Real como una marca global. Más adelante, la familia se alió con el París Saint Germain, fortaleciendo su presencia en Europa.
Un imperio familiar con múltiples estrategias
Hoy, los Añaños son dueños de dos conglomerados empresariales que operan de manera independiente, pero mantienen una visión compartida: democratizar el acceso a las bebidas.
Por un lado, está el grupo ISM, dirigido por Jorge y su esposa, que se enfoca en el norte chico y el sur de Lima. Por otro lado, está Aje Group, la compañía fundada por Ángel y el resto de los hermanos, que ha expandido su operación por el norte y el centro del país.
Ambas empresas mantienen estrategias comerciales distintas, especialmente en el extranjero. Aje Group, en particular, ha desarrollado un enfoque más agresivo, logrando penetrar mercados tan distantes como Nigeria, Madagascar, Indonesia y Tailandia. Mientras tanto, ISM sigue una línea más conservadora, centrada en la diversificación de productos como Sabor de Oro y Agua Cielo.
La fórmula de la persistencia
La clave del éxito de los Añaños ha sido su capacidad para adaptarse a las circunstancias. La familia no solo sobrevivió a la adversidad, sino que supo capitalizar la falta de competencia en un mercado desatendido.
Desde sus humildes comienzos en Ayacucho hasta convertirse en una marca global, Kola Real es un ejemplo de cómo la visión, el sacrificio y la unidad familiar pueden transformar un sueño en una realidad.
A más de tres décadas de su fundación, Kola Real sigue siendo un emblema de la resiliencia. La familia Añaños no solo logró abrirse camino en un entorno hostil, sino que convirtió a su producto en un competidor de gigantes internacionales.