A diferencia de la Primera y Segunda Guerra Mundial que duraron cuatro y seis años respectivamente, la detonación de armas en una guerra nuclear a gran escala tan solo tomaría 72 minutos. Carlos Umaña, copresidente de la AIMPGN, alerta sobre las posibilidades de que un conflicto de este tipo sorprenda a la humanidad y dedica todos sus esfuerzos a un solo propósito: el desarme total.
“¿Para qué sirven las armas nucleares? No se están usando en el campo de batalla porque no son armas prácticas, ni están hechas para acabar con objetivos militares específicos sino que su propósito es causar una destrucción masiva”, dijo a Infobae Perú el también miembro de la junta directiva de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, organización ganadora del Premio Nobel de la Paz de 2017.
El fin de la Guerra Fría habría sido el momento propicio para dar paso al desarme nuclear, pero estas se convirtieron en un símbolo de estatus entre las potencias. Desde entonces las tensiones solo han ido en aumento siendo uno de los puntos más críticos la invasión de Rusia a Ucrania. Tan solo en agosto de este año, la ONU informó que la seguridad en la central nuclear de Zaporiyia se había deteriorado tras la explosión provocada por un dron en las inmediaciones.
El deterioro de las relaciones internacionales y el potencial de la crisis climática para generar conflictos bélicos son, junto a la posibilidad de una detonación accidental, los tres factores que provocarían una catástrofe nuclear. “Pareciera que no, pero conforme aumenta la tecnología, aumenta también el riesgo de ciberterrorismo y errores humanos”, recalcó Umaña.
“La Federación de Científicos Estadounidenses calcula que existen 12.000 ojivas nucleares de las cuales 2.000 que se encuentran en estado de alerta máxima; es decir, listas para ser detonada en 60 segundos”, dijo a este medio.
Frente a esta situación, existe todo un sistema de detección de ataques que se ha equivocado en muchísimas ocasiones. Se cuenta con seis minutos para determinar si la ofensiva es real o falsa y dos para saber cuántas bombas estarían en camino. El representante de organizaciones ganadoras del Premio Nobel de la Paz recordó que toma más tiempo servir una taza de café que responder a un posible ataque nuclear.
Camino al desarme
Pareciera que el desarrollo armamentístico nuclear ha avanzado a tal punto que ya no hay vuelta atrás, aún así, Umaña insiste en el desarme como la única salida para abrazar la ansiada paz. Su apuesta es la estigmatización y despojarlas de ese aura de garantía de protección que todavía ostentan.
Las llamadas potencias nucleares tienen que convertirse en parias nucleares para el activista. Si bien aclara que es importante diferenciar las armas nucleares de las investigaciones en torno a la energía nuclear, este resalta que no debemos ver a las centrales nucleares como una solución ecológica ni verde, pues existe una enorme posibilidad de que por un error humano ocurra un desastre como el ocurrido en Chernóbil o que por fallas de suministro como fue el caso de Fukushima.
“No solo el daño ambiental duraría siglos, sino que son centros muy caros de mantener y existe el riesgo de la contaminación del agua. Cuando alcancemos el desarme, podríamos avanzar hacia otro tipo de energías”, dijo Umaña sobre su propuesta.
Durante el tiempo que el copresidente de la AIMPGN ha estado involucrado en la lucha contra las armas nucleares no ha tenido la oportunidad de estar frente a frente con los líderes que tienen en sus manos el futuro de este tipo de armamento “y de ser así tampoco cambiaría nada porque mientras las armas nucleares sean la moneda de poder, los dueños de esta no querrán ceder su pieza de valor. Lo que tenemos que hacer es un cambio de discurso, por eso ganamos el Premio Nobel de la Paz, por generar conciencia sobre las consecuencias humanitarias”.
Pero, ¿Cuál sería la nueva moneda que las potencias podrían utilizar como garantía de seguridad tras el desarme? “La verdadera seguridad es la paz. La verdadera seguridad está en la diplomacia y en la cooperación internacional”, fue la respuesta de Umaña.
Carlos Umaña participará del Hay Festival Arequipa 2024, el segundo evento cultural más importante del Perú. El activista por el desarme nuclear participará en los siguientes eventos:
Del activismo al Nobel. Carlos Umaña en conversación con Ricardo Grundy
Jueves 7 de noviembre 2024, 16.00h Sede del evento: Universidad Católica de Santa María - Campus Umacollo
Del activismo al Nobel. Carlos Umaña en conversación con Pablo Cateriano
Viernes 8 de noviembre 2024, 16.00h Sede del evento: Teatro Municipal
Repensando el continente. Farid Kahhat, Rocío Silva Santiesteban y Carlos Umaña en conversación con Jonathan Castro
Sábado 9 de noviembre 2024, 18.00h Sede del evento: Teatro Arequepay