Fátima Saldonid: la voz que impulsa la reflexión sobre la cultura e identidad peruana en la pantalla

La conductora de televisión compartió con Infobae Perú detalles de su extensa carrera y destaca su constante compromiso por llevar educación a las audiencias a través de la televisión. A lo largo de su trayectoria, mantuvo un firme interés en utilizar los medios para informar y formar a su público

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La periodista señala que falta especialización de este tipo de periodismo

Fátima Saldonid es mucho más que una figura de la televisión peruana: es una mujer que logró entrelazar su pasión por la cultura con su vocación periodística y así, se convirtió en un referente en la divulgación de la vasta riqueza del Perú. Su historia en los medios empezó como el rostro de un icónico programa infantil que marcó a generaciones en los años 2000, pero su carrera ha evolucionado de manera significativa.

Desde la conducción de programas educativos hasta la cobertura del prestigioso Concurso Nacional de Marinera, la comunicadora ha demostrado una conexión genuina con las tradiciones y el arte que definen la identidad nacional.

Actualmente, guía Miradas, un programa que se ha convertido en un espacio de reflexión sobre la identidad peruana, donde los máximos exponentes del arte, la cultura y el pensamiento se reúnen para compartir sus perspectivas.

En esta entrevista con Infobae Perú, Saldonid comparte su visión sobre la relevancia del periodismo cultural, y cómo este puede ser una herramienta poderosa para preservar la diversidad del Perú. Además, reflexiona acerca de su experiencia como conductora de Aprendo en Casa durante la pandemia, donde asumió el desafío de llevar educación a millones de hogares en momentos críticos. Hoy, con la misma pasión, habla sobre su nueva faceta como educadora, un camino que considera clave para influir de forma positiva en las nuevas generaciones.

La periodista se ha convertido
La periodista se ha convertido en una de las figuras de TVPerú - Créditos: Fátima Salonid Instagram.

Los inicios de Fátima

Desde sus primeros pasos en el mundo artístico, sintió una inquietud por encontrar su verdadero llamado. “Antes de encontrar mi camino, fui actriz y tuve la oportunidad de participar en obras de teatro y en dos telenovelas. Sin embargo, a los 20 años, empecé a cuestionar mis talentos. No sabía si ese sentimiento de inseguridad era algo común entre actores jóvenes o si era una lucha personal”, revela, con la transparencia de quien ha transitado por varios senderos en búsqueda de sí misma.

Aquella indagación la llevó a descubrir un universo que jamás imaginó que definiría su trayectoria: la gestión cultural. Fue en este espacio donde conoció a Lucho Repetto, un mentor cuya influencia marcó su vida.

“Al trabajar en el Ministerio de Cultura, mi amor por el Perú floreció”, cuenta Saldonid, quien con cada paso dentro del Instituto Nacional de Cultura (INC), descubría no solo el vasto paisaje geográfico de su país, sino también la inmensa riqueza de sus tradiciones, costumbres y arte.

“Hasta ese momento, mi conocimiento del Perú se limitaba a los relatos familiares y a lo que aprendí en el colegio, pero cuando comencé a organizar actividades sobre la papa, la música criolla o el trabajo de los artesanos, fue como enamorarme nuevamente de mi tierra”, comparte con una sonrisa que refleja la pasión que la acompaña hasta la actualidad.

A partir de esa experiencia nació en ella la necesidad de transmitir esa diversidad cultural a un público más amplio, y fue así como surgió la idea de A Jugar, el programa infantil que la catapultó a la popularidad.

La periodista recuerda con mucha
La periodista recuerda con mucha nostalgia cuando fue presentadora de "A jugar" - Créditos: Fátima Salonid Instagram.

“Sentía que la gente debía conocer y valorar nuestra cultura desde la infancia. Quería que los niños se sintieran orgullosos de sus raíces”, explica con fervor. Este proyecto no solo entretenía, sino que se convirtió en una verdadera escuela de identidad, donde lo lúdico se mezclaba con la enseñanza de las tradiciones peruanas.

El éxito de ese espacio educativo se prolongó por seis años, y en ese tiempo, Saldonid no solo formó una conexión especial con los niños de todo el país, sino que dejó una huella imborrable en ellos. Sin embargo, su pasión por contar las historias del Perú no se detuvo ahí. Consciente de que debía continuar creciendo profesionalmente, decidió estudiar Periodismo al reconocer que necesitaba más herramientas para seguir comunicando de manera efectiva.

Me di cuenta de que era crucial adquirir conocimientos académicos. Las redes sociales aún no existían, pero ya entendía la importancia de transmitir un mensaje adecuado a través de los medios correctos”, reflexiona.

La presentadora expresa que deseaba brindar información cultural a los pequeños del hogar.

Su pasión por el periodismo cultural

En sus palabras hay una observación persistente: “Siempre he sido crítica de que no se le dé mayor relevancia a esta rama de la profesión”. Fátima Saldonid reflexiona con la serenidad de quien ha recorrido largo trecho y observa cómo las figuras que antes admiraba son ahora relegadas a la sombra.

Según la presentadora de TV, en un país tan rico como el Perú, donde cada rincón guarda una historia milenaria, el periodista cultural debería ocupar un lugar central. Pero la realidad es distinta, pues “van perdiendo reconocimiento con el tiempo”

La periodista Fátima sabe que
La periodista Fátima sabe que su trabajo es un trayecto constante que se nutre de cada historia, cada vivencia y cada interacción con las personas que encuentra en el camino - Créditos: Fátima Salonid Instagram.

Según la presentadora de TV, la especialización en periodismo cultural se ha convertido en un refugio casi exclusivo de apasionados, quienes siguen su vocación a pesar de la escasa formación que reciben.

“Es como si solo se tratara de cubrir conciertos o eventos superficiales”, señala y deja en claro que este tipo de comunicación merece ser algo más profundo y sustancial.

La falta de espacio en los medios es otro punto que ella no deja de lado. “¿Cuántos periodistas culturales tenemos? A veces, solo uno, y eso limita todo”, enfatiza. A pesar de ello, tiene una propuesta clara: promover alianzas entre los canales y las municipalidades para fomentar proyectos que incluyan la cultura local.

Aunque entiende que el rating puede representar un desafío, Saldonid sostiene que estos espacios educativos no son aburridos. “Basta con mirar el éxito de canales como History o National Geographic, que han logrado popularizar el conocimiento. Este contenido puede ser tan atractivo como cualquier otro si se presenta de manera accesible”, expresa.

“Las empresas necesitan ganar dinero, sí, pero también pueden tomar riesgos. El público pide algo más, y a veces, cuando se arriesgan, descubren que hay un público ansioso por consumir contenido cultural”, precisa.
La periodista también cumplió un
La periodista también cumplió un rol importante como presentadora de los concursos de marinera - Créditos: Créditos: Fátima Salonid Instagram.

Su reto en la pandemia

Fátima Saldonid enfrentó uno de los mayores retos de su carrera cuando se convirtió en la presentadora de Aprendo en Casa. “Para muchos fue la primera vez que experimentaron la educación virtual, y además, enfrentaban el temor de que sus padres salieran y pudieran enfermarse”, recuerda. La incertidumbre global y el miedo por el COVID-19 estaban presentes en cada hogar, pero para ella, el desafío personal comenzó antes, con una llamada inesperada.

“Recuerdo que mi gerente de televisión me llamó y me dijo que harían un convenio con el Ministerio de Educación para clases virtuales, y querían que yo fuera parte del equipo. Me pidió que fuera la conductora de inicial”, menciona.

Aunque al principio pensó que su experiencia en temas políticos la hacía más adecuada para secundaria, insistieron en que tenía una conexión especial con los niños. “No entendía por qué. Sentía que los niños de ahora eran diferentes a los que yo conocía”, admite.

La periodista se desempeñó como
La periodista se desempeñó como conductora de "Aprendo en casa" - Créditos: TVPerú.

Lo que vino después fue una rápida inmersión en un mundo que no esperaba. Fátima no era profesora, y eso le trajo críticas. Pero, como explica, lo que el proyecto necesitaba no era solo pedagogía, sino una conductora que pudiera manejarse con agilidad frente a las cámaras.

“Los contenidos los preparaban pedagogas del Ministerio de Educación, pero nosotros debíamos transmitirlos. Había días en los que grabábamos cinco o seis programas, y ahí necesitabas a alguien que dominara el medio televisivo”, comparte.

A pesar de las dudas, logró conectarse profundamente con su audiencia “El día que salimos al aire fue increíble. Recibí una cantidad de mensajes y fotos de pequeños que me veían”, recuerda.

Esa conexión fue vital para ella, especialmente en momentos difíciles, como cuando enfermó de COVID-19 en dos ocasiones y enfrentó la pérdida de seres queridos. “Ellos fueron mi fuerza para seguir adelante”, confiesa al señalar que las cartas y audios que recibía de los niños le brindaban consuelo y esperanza.

La periodista se convirtió en la imagen del programa durante la pandemia (Créditos: TVPerú)

“Me inspiré un poco en el Chapulín Colorado”, comenta con una sonrisa, al describir cómo creó un personaje para conectar mejor con los pequeños. Ese personaje, cálido y cercano, logró no solo educar, sino también iluminar días oscuros. “Los niños me enseñaron a seguir adelante con alegría, incluso en medio de la adversidad”, mencionó.

Su faceta como docente

La periodista encontró en la docencia universitaria un espacio de descubrimiento mutuo y transformación. Para ella, la enseñanza va más allá de impartir conocimientos: es un ejercicio de confianza y cercanía. “Una de las cosas más bonitas que tengo en mi vida creo que es la posibilidad de descubrir talentos, de encender corazones apagados”, confiesa con entusiasmo.

Ella desafía el enfoque tradicional donde la teoría precede a la práctica, y en cambio, permite que sus alumnos exploren y experimenten antes de explicarles los fundamentos teóricos.

La periodista explica sobre su la metodología de enseñanza que emplea en clases.

Para Saldonid, este método no solo les permite a los estudiantes descubrir sus capacidades, sino que también les enseña a perder el miedo al error. “Les pido que confíen en mí, que no tengan miedo. Tenemos una sociedad que le tiene pánico al error. Nos han enseñado que si te equivocas, te castigo”, precisa.

Fátima lucha contra esa mentalidad. Recibe a alumnos con una presión enorme por las notas, muchos de ellos becados, aterrados de cometer un fallo. Su objetivo es claro: crear un espacio donde equivocarse sea parte del proceso de aprendizaje.

La docencia para la periodista no se trata solo de transmitir conocimientos, sino de entender los cerebros distintos que conviven en un aula. A través de la neurociencia, aprendió que cada alumno procesa la información de manera diferente.

“Hay gente que aprende con música, mientras que otros necesitan moverse”, explica y añade que adaptar su enseñanza a esas necesidades es esencial. Así, convierte su aula en un espacio dinámico, donde el aprendizaje es activo y vivencial. “Yo trato de que mis chicos se muevan. Si hablamos de la noticia, los mando a la calle”, menciona.

Su dedicación se refleja en
Su dedicación se refleja en cada proyecto que lidera y siempre buscan dejar una huella profunda en quienes la rodean, ya sea desde la pantalla o en el aula - Créditos: Fátima Salonid Instagram.

El futuro de la educación, según ella, está en preparar a los jóvenes para un mundo acelerado y lleno de cambios vertiginosos. La inteligencia artificial ya realiza muchas de las tareas que antes se enseñaban en las facultades de comunicaciones, pero lo que Salonid busca es fomentar el pensamiento crítico, la capacidad de reflexión y la creatividad. “No necesitamos teóricos, para eso está la inteligencia artificial. Necesitamos gente que resuelva los problemas del país y del mundo”, menciona.

Su conexión con los estudiantes va más allá de lo académico. Para ella, son como sus hijos. Cada progreso, cada logro, es un motivo de alegría. “Especialemente cuando me dicen: ‘Yo soy malísimo redactando’, y de pronto, después de 16 semanas, redactan lindo. Descubres cosas muy bonitas de los chicos”, cuenta. Y es en esos descubrimientos, en esos pequeños triunfos, donde encuentra la mayor satisfacción de su labor.

Fátima sabe que su trabajo no concluye en el aula. Es un trayecto constante que se alimenta de cada historia, cada interacción y cada error que se convierte en lección. Al pensar en el futuro, está lista para impactar en vidas, formar vínculos de comprensión y, en especial, recordar a todos que, en un mundo que de forma frecuente busca la perfección, son el tiempo, el amor y la conexión lo que realmente enriquece nuestras vidas.

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