Un visionario con una ambición desbordante, capaz de transformar por completo una industria y diversificar su influencia en los medios de comunicación y el deporte peruano.
Un hombre admirado por su capacidad para levantar un imperio desde la nada y ganarse el respeto en todos los sectores donde se involucraba. Carismático, audaz, con un don para los negocios, muchos lo veían como un futuro líder político. Su nombre: Luis Banchero Rossi.
De origen humilde
Banchero nació el 11 de octubre de 1929 en Tacna, en una familia de inmigrantes italianos. De joven, sus padres esperaban que siguiera el camino tradicional y se hiciera cargo del negocio familiar, pero él tenía aspiraciones diferentes.
Tras terminar el colegio, decidió estudiar ingeniería química en la Universidad Nacional de Trujillo, una decisión que marcaría el inicio de su meteórica carrera empresarial.
En Trujillo, comenzó a forjar su destino vendiendo todo tipo de productos, desde vinos hasta repuestos para automóviles. Su tenacidad lo llevó a fundar la empresa Productos y Forrajes en 1953, con la que empezaría a adentrarse en el competitivo mundo de los negocios.
Llegó el éxito
El éxito empresarial de Banchero no se hizo esperar. En 1955 fundó la fábrica de conservas Florida en Chimbote, un paso decisivo que lo posicionó rápidamente como una de las figuras clave de la industria pesquera. En pocos años, Florida se convirtió en una de las principales fábricas de conservas de la región.
Sin embargo, Banchero no se detuvo allí. Compró el 50% de las acciones de la empresa Humboldt Internacional, con sede en Hamburgo, Alemania, lo que le permitió tener el control del comercio de harina de pescado en Europa.
A menos de 30 años de edad, Banchero ya era uno de los hombres más ricos del Perú, dueño de una vasta red de fábricas y embarcaciones pesqueras que operaban en toda la costa peruana.
Amplió sus horizontes
Banchero no solo se enfocó en la pesca. Al percibir que las políticas del gobierno militar podían afectar sus negocios, decidió diversificar su imperio.
En 1962 fundó el diario Correo en Tacna, al que rápidamente siguieron ediciones en otras ciudades del país, como Piura, Huancayo, Arequipa y Lima. Así nació EPENSA (Empresa Periodística Nacional), un conglomerado mediático que buscaba influir en la opinión pública y respaldar la industria pesquera.
Pero el periodismo no fue la única área en la que incursionó. En 1968 fundó el diario Ojo en Lima, uno de los medios más importantes del país. Además, fue presidente del club de fútbol Defensor Lima, demostrando su interés en el deporte y su voluntad de diversificar aún más sus inversiones.
Transformó la pesca peruana
A lo largo de los años 60, Banchero consolidó su imperio pesquero, convirtiéndose en el mayor exportador de harina y aceite de pescado del Perú. En 1970, sus empresas pesqueras generaban ingresos anuales cercanos a los 60 millones de dólares, un logro impresionante para alguien que había comenzado vendiendo productos básicos en las calles de Trujillo.
Banchero también fue nombrado presidente de la Sociedad Nacional de Pesquería en 1968, desde donde promovió el desarrollo de la investigación oceanográfica y el consumo de pescado en la población.
Era un visionario que entendía la importancia de la innovación y el impacto social de su negocio. Además, fue director del Banco de Crédito del Perú y tenía aspiraciones políticas que muchos creían podrían materializarse con una eventual candidatura presidencial.
Un asesinato rodeado de dudas
La vida de Luis Banchero Rossi se vio abruptamente interrumpida el 1 de enero de 1972, cuando fue asesinado en su residencia de Chaclacayo. La versión oficial indicaba que Juan Vilca, el hijo de su jardinero, fue el autor del crimen, movido por el interés en el dinero del empresario.
Sin embargo, la diferencia de contextura física entre ambos hombres generó dudas. Banchero, quien practicaba deportes y era un hombre corpulento, medía 1.80 metros, mientras que Vilca apenas alcanzaba los 1.50 metros, lo que hizo pensar a muchos que el empresario podría haberse defendido con éxito.
Además, la participación de Eugenia Sessarego, su secretaria, también levantó sospechas. Inicialmente acusada de ser cómplice del asesinato, Sessarego fue encarcelada por cinco años antes de ser indultada en 1977. Tanto ella como Vilca se mantuvieron alejados de la vida pública después de salir de prisión, sin brindar detalles adicionales que pudieran esclarecer los hechos.
El enigma nazi
Un elemento adicional que ha alimentado las teorías conspirativas alrededor de la muerte de Banchero es la posible conexión con Klaus Barbie, un criminal nazi prófugo que, según algunos historiadores, se encontraba en Perú en la misma época.
Según el historiador Nelson Manrique, Banchero y su colaborador alemán, Herbert John, habrían identificado a Barbie en el país y lo habrían denunciado a los cazadores de nazis Serge y Beate Klarsfeld.
El asesinato de Banchero ocurrió poco después de que esta información saliera a la luz, lo que ha llevado a algunos a sugerir que su muerte podría estar relacionada con la red de nazis que operaba en Sudamérica. Klaus Barbie, también conocido como “El Carnicero de Lyon”, fue finalmente capturado en Bolivia en 1983 y condenado a cadena perpetua en Francia, donde murió en 1991.