Cuando un delincuente entra a una cárcel, las posibilidades de resocialización parecen una idea lejana. En teoría, podría encontrar talleres y programas para reinsertarse en la sociedad, pero la realidad suele ser más dura. En lugar de un entorno que fomente el cambio, se enfrenta a la violencia y el hacinamiento.
Los recursos destinados a su formación son, en muchos casos, meramente simbólicos, lo que hace de la rehabilitación un objetivo difuso. Así, el tiempo en prisión se transforma más en una condena al olvido que en una verdadera oportunidad de transformación.
Sin embargo, esta percepción que tenía un sector de la población peruana dio un giro inesperado tras la inauguración del penal de Cochamarca, el más costoso de los Andes. El hecho de que se haya invertido una cuantiosa suma de dinero implica que cuenta con modernas instalaciones que benefician a los reclusos.
Pero, ¿dónde se ubica, cuánto se invirtió en su construcción y de qué manera se han beneficiado los reos? Para responder a estas preguntas, es pertinente echar un vistazo a lo que ocurrió en 2017, año en que el centro penitenciario abrió sus puertas para recibir a las personas que cometieron delitos.
Cochamarca, el penal más costoso de los Andes
En el departamento de Pasco, específicamente en el distrito de Vicco, se encuentra el penal de Cochamarca, un lugar donde los reos tienen la oportunidad de continuar con sus estudios y aprender oficios que les serán útiles al salir de la cárcel. Así, se les brindan herramientas y habilidades que podrían ayudarles a construir un futuro mejor.
Este establecimiento penitenciario fue construido durante el gobierno de Ollanta Humala y, en las postrimerías de su gestión, fue inaugurado, aunque no se puso en funcionamiento de inmediato.
En julio de 2016, se inauguró el centro carcelario con la participación de los entonces ministros del Interior y Justicia, José Luis Pérez Guadalupe y Aldo Vásquez, respectivamente, así como del jefe del INPE, Julio Magán. En ese entonces, las autoridades estimaron que la cárcel comenzaría a funcionar antes de que finalizara el séptimo mes del año. No obstante, esto no ocurrió y, recién en febrero de 2017, entró en funcionamiento.
El acto protocolar ocurrido ese año contó con la presencia del presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala; la ministra de Justicia y Derechos Humanos, María Pérez Tello; el presidente del Consejo Nacional Penitenciario, Carlos Vásquez Ganoza, entre otras autoridades. Esta última autoridad pronunció un breve discurso en el que dio a conocer algunas de las actividades que realizarán los reos.
“La metodología de este penal es ‘ocio cero’; ningún interno dejará de trabajar. Contamos con talleres de carpintería, textilería, cerámica, entre otros”, señaló. Es preciso señalar que los internos laboran de lunes a viernes, días en los realizan las actividades mencionadas.
En la página web del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), se pueden conocer las características de este centro de reclusión. “El nuevo recinto cuenta con talleres de trabajo, un Centro Técnico Productivo (Cetpro), un Centro de Educación Básica Alternativa, un centro médico, cocina, lavandería, acopio y una planta de tratamiento de aguas residuales”, se lee en el portal.
Respecto al Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA), es importante señalar que este programa permite que los reclusos puedan concluir su secundaria mientras están en la cárcel. De esta manera, al salir, tienen la oportunidad de continuar con estudios superiores.
Reos terminan la secundaria en corto tiempo
Los reclusos pueden terminar la secundaria en un corto período de tiempo gracias a que el penal de Cochamarca les permite estudiar en un Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA). Pero, ¿qué es un CEBA?
Según la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) de Andahuaylas, es una “modalidad equivalente a la Educación Básica Regular, en calidad y logros de aprendizaje”. Es decir, si una persona no pudo terminar la secundaria en un colegio nacional, puede finalizarla a través de este programa y tendrá el mismo valor.
En diciembre de 2022, el INPE informó que en el patio de formación del personal de seguridad de la cárcel de Cochamarca se desarrolló la ceremonia de clausura del año escolar 2022. Los alumnos de la institución CEBA “Antonio Álvarez de Arenales” del distrito de Huayllay participaron.
“(...) El CEBA ‘Antonio Álvarez de Arenales’ cuenta con 55 alumnos (03 del nivel inicial, 05 del nivel intermedio y 47 del nivel avanzado)”, se lee en la página web del Gobierno peruano.
Habiendo señalado ello, es pertinente dar a conocer un fragmento del reglamento de Educación Básica Alternativa del Ministerio de Educación: “(...) Los estudiantes, de acuerdo a sus necesidades y disponibilidad de tiempo, asisten a los Centros de Educación Básica Alternativa en el horario que más les convenga”.
Estos centros ofrecen sus servicios educativos de lunes a domingo, en turnos diurno, vespertino y nocturno, lo que les permite concluir su secundaria en un corto período de tiempo. Finalmente, la obra fue valorizada en S/135′834,831.81, de los cuales se invirtió S/123′350,183.72 en infraestructura y S/6′629,564.60 en equipamiento. Así lo dio a conocer el INPE.