Perú ha captado la atención de los capitales internacionales, quienes han incrementado su interés en los bonos soberanos del país. Según información difundida por el medio económico CNBC, los inversionistas extranjeros poseen el 39% de las tenencias de bonos soberanos en el mercado peruano, el porcentaje más alto entre los países de mercados emergentes. El incremento ocurre en medio de un periodo de relativa ‘estabilidad política’, tras varios años de incertidumbre.
En ese sentido, Moody´s, grupo de agencias de calificación de riesgo, le dio al país una calificación crediticia moderadamente estable de Baa1 para los bonos peruanos, lo que refleja la confianza en la capacidad del país para ofrecer rendimientos positivos a los inversores internacionales.
De acuerdo con Pramol Dhawan, director de gestión de cartera de mercados emergentes de Pimco, en conversación con el mencionado medio económico, Perú se ha puesto al frente y obtenido una ‘pequeña ventaja’ que lo presenta con un mercado crediticio más atractivo frente a los inversores. Además, destaca el papel del Banco Central de Reserva (BCRP) para mantener dicha rentabilidad.
“Ha reconocido la necesidad de ofrecer a los inversores internacionales rentabilidades positivas sobre los activos nacionales, y de que los bancos centrales se alineen con los inversores internacionales y ofrezcan rentabilidades positivas sobre los activos nacionales”, detalló.
Menor deuda en la región e importancia del BCRP
La característica que más llama la atención de la economía peruana es que la relación deuda/Producto Bruto Interno (PBI) del país es una de las más bajas. En ese sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) detalla que la deuda de Perú es el 33% de su PBI, mucho menor al 86,7% de Brasil y el 40,5% de Chile. Además, el BCR redujo las tasas de interés al 5,25%, el nivel más bajo de la región, lo que hace más atractivo el mercado de créditos para los inversionistas y que ha contribuido a una curva de rendimiento más pronunciada en comparación con otros mercados globales y emergentes.
El bono soberano es un instrumento financiero que los estados emiten para obtener créditos y ofrecer oportunidades de inversión. Actualmente, este bono ofrece un rendimiento del 4,661% a dos años, mientras que a diez años alcanza un 6,428%.
Según Dhawan, la renta fija de Perú se beneficia de la estabilidad relativa del Banco Central de Reserva del Perú. A pesar de la agitación política, la entidad ha mantenido la confianza en el entorno de inversión, lo que no ha afectado las perspectivas del mercado de deuda del país.
“Perú ha creado un ecosistema que es en gran medida propicio para la inversión internacional (...) El BCR ha sido visto como el adulto en la sala (...) Ahora está validando lo que creemos que debería estar haciendo, que es normalizar la política en línea con sus condiciones internas”,detalló para CNBC.
Renta variable es menos predecible
A diferencia de la renta fija, el panorama de la renta variable es más complicado de predecir. Aunque el índice Morgan Stanley Capital International (MSCI) Perú, que mide el desempeño de acciones, fondos y bonos, ha mostrado un incremento del 24,8% durante 2024, los índices MSCI Emerging Markets y MSCI World solo han aumentado de 15,2% a 16,7%, respectivamente. La volatilidad del sector de materias primas complica el entorno bursátil, por lo que es necesaria la intervención política, según Dhawan.
“Si bien el bono de las materias primas ha ayudado a Perú en el corto plazo, es difícil ver una buena historia de acciones en el largo plazo sin un sistema político que funcione adecuadamente”, detalló.
Las empresas mineras son algunas de las acciones de mayor capitalización bursátil en Perú, lo que expone al mercado de valores a factores cíclicos. Como uno de los principales productores mundiales de metales como cobre, plata y zinc, Perú se beneficia de las fluctuaciones en los precios de estas materias primas. Hasta ahora, el precio del cobre ha aumentado un 24,5% en lo que va del año, impulsado por las medidas de estímulo en China, que generan expectativas de un repunte en la actividad económica.
No obstante, el sector de las materias primas es inherentemente volátil y depende en gran medida de condiciones externas. Dhawan señala que, a pesar de las expectativas, “a falta de un gran superciclo de materias primas, que no es nuestro escenario base, es difícil prever algún tipo de crecimiento sostenible o un desempeño superior a la tendencia sin un entorno más favorable”.