El Banco Mundial (BM) ha elevado la proyección de crecimiento de la economía de Perú a 3,1% desde el 2,9% previsto en su actualización de junio para el 2024, pero ha recortado su pronóstico para el 2025 debido a la inestabilidad política y la inseguridad ciudadana que arrecian a la nación andina.
Luego del fuerte envión de mediados de año, el organismo multilateral optó por respaldar nuevamente sus expectativas para el Producto bruto interno (PBI) de Perú, que ya se instalaba sobre el 2,5% en su penúltima proyección, conocida en el mes de abril.
Para el 2025, en cambio, existe una ligera moderación por parte del Banco Mundial, que ahora ubica el índice de crecimiento para la economía peruana en 2,5% desde el 2,6% anterior, según se divulgó la entidad durante la presentación de su informe “Impuestos a la riqueza para la equidad y el crecimiento”.
De acuerdo al economista jefe para América Latina y el Caribe, William Maloney, este ajuste está directamente relacionado con el aumento de la delincuencia y la violencia en la región, factores que han generado inestabilidad política y económica.
“Ha habido alguna inestabilidad política y de inseguridad, vinculada a la delincuencia y violencia en toda la región. Como se mencionó en el reporte anterior, desde el Banco Mundial se trabaja para entender mejor el tipo de inseguridad que se está creando”, relató en rueda de prensa.
El economista, además, criticó que Gobierno peruano promueva intensamente el emplazamiento de un clúster industrial a partir del megapuerto de Chancay sin antes contar con trabajadores capacitados y tecnología acorde a infraestructuras de conexión global.
En esta línea, subrayó la necesidad de que Perú evolucione de ser un país que solo ensambla productos a uno que atraiga inversión extranjera directa, aprovechando sus recursos locales.
Maloney enfatizó que, para lograr un dinamismo económico sostenible, es fundamental mantener la estabilidad de la política macroeconómica, un aspecto que Perú ha logrado preservar en los últimos años.
América Latina crecerá 1,9% en 2024
América Latina enfrenta un crecimiento económico modesto en comparación con otras regiones del mundo, según el informe del Banco Mundial. El documento destaca que la región crecerá un 1,9% en 2024, superando ligeramente las proyecciones anteriores de 1,8%.
El documento, publicado este miércoles, también anticipa un crecimiento del 2,6% para América Latina en 2025. Estas cifras reflejan una leve mejora en las expectativas económicas, pero aún están por debajo de las tasas de crecimiento de otras regiones.
Para el Banco Mundial, la situación económica de América Latina se ve afectada por diversos factores, incluidos los cuellos de botella estructurales que limitan su potencial de crecimiento.
El organismo multilateral consideró que, para acelerar el crecimiento, la región debe aprovechar el impulso actual, según ha apuntado el organismo internacional. Así, se espera que la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de reducir las tasas de interés brinde cierto alivio.
Buena gestión monetaria, pero poca inversión
El informe del Banco Mundial también destaca que, aunque el control de la inflación es un avance positivo para la región, gracias a una gestión macroeconómica eficaz, las inversiones tanto públicas como privadas siguen siendo insuficientes.
Brasil y Perú están en camino de cumplir sus metas de inflación para 2024, y se espera que otras economías importantes sigan su ejemplo poco después.
A pesar de estos avances en la inflación, el informe subraya que varios factores continúan afectando el atractivo de América Latina como destino de nearshoring.
Entre estos se encuentran los altos costos de capital, sistemas educativos débiles, y deficiencias en energía e infraestructura. Además, la inestabilidad social también juega un papel crucial en la percepción de riesgo para los inversores.
El Banco Mundial señala que, a pesar de las condiciones salariales favorables, la región no ha logrado atraer el nivel de inversión necesario para impulsar un crecimiento sostenido. Esto se debe, en parte, a que los anuncios de inversiones en nuevas áreas tienden a favorecer a otras regiones más estables y con mejores infraestructuras.