En los últimos años, la medicina en Perú ha experimentado importantes avances, particularmente en el uso de tecnologías y en el desarrollo de programas de salud pública. Sin embargo, estos logros coexisten con retos, como la desigualdad en el acceso a servicios entre áreas urbanas y rurales, y la escasez de personal médico. Superar estas dificultades es esencial para consolidar un sistema de salud más inclusivo y eficiente, que responda mejor a las necesidades de la población.
La falta de personal médico continúa siendo uno de los retos más grandes del sistema de salud en Perú. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda contar con un mínimo de 23 médicos, enfermeros y obstetras por cada 10,000 habitantes. No obstante, el Ministerio de Salud (Minsa) calcula un déficit de 24 mil profesionales en el primer nivel de atención, el cual debería satisfacer el 80 % de las demandas de salud de la población.
Esta escasez de personal afecta tanto a médicos como a enfermeros, con una falta de 18,000 médicos y 60,000 enfermeros a nivel nacional. Esta situación no solo aumenta la sobrecarga en los centros de salud, sino que también retrasa el acceso a servicios esenciales, especialmente en las zonas rurales. Como consecuencia, persisten desigualdades en el acceso a una atención médica oportuna y de calidad.
Entre los avances más destacados, la telemedicina ha ampliado el acceso a atención especializada en regiones remotas, mejorando la atención a poblaciones antes desatendidas. Además, la lucha contra enfermedades transmisibles ha mejorado gracias a campañas de vacunación y programas de salud pública.
Sin embargo, los desafíos estructurales continúan. La insuficiente infraestructura hospitalaria y la fragmentación del sistema generan sobrecarga en los centros de atención, dificultando la prestación de servicios de calidad. La limitada inversión en salud impacta directamente en la disponibilidad de recursos y tecnologías necesarias para una práctica médica efectiva.
La formación médica en Perú está evolucionando, incorporando enfoques más integrales. Es fundamental actualizar los planes de estudio para reflejar los avances científicos y tecnológicos actuales, así como promover la formación práctica y el desarrollo de habilidades blandas, como la empatía y la comunicación efectiva.
Para mejorar el acceso a servicios de salud de calidad para las poblaciones más vulnerables, es vital priorizar la inversión en infraestructura sanitaria, especialmente en zonas rurales y áreas periféricas de las ciudades. Implementar programas de salud comunitaria y fortalecer la atención primaria son pasos esenciales para acercar los servicios básicos a quienes más lo necesitan.
A los médicos jóvenes que inician su carrera profesional, les aconsejo mantener una actitud de aprendizaje continuo y adaptación. La medicina es un campo en constante evolución, por lo que es fundamental desarrollar habilidades de empatía y comunicación para brindar atención centrada en el paciente. También los animo a involucrarse en actividades de servicio comunitario y considerar trabajar en áreas desatendidas, donde su impacto puede ser particularmente significativo.
La colaboración entre universidades, instituciones de salud y comunidades es clave para superar los desafíos actuales y construir un sistema de salud más equitativo, donde se garantice el derecho a la salud para todos los peruanos. En este sentido, la formación de profesionales competentes y éticos es un compromiso que debemos seguir fortaleciendo en nuestro país.