Óscar Salinas, María Ruiz, Jesús Martín y Yofrán Vargas son los presuntos sicarios que ahora enfrentan nueve meses de prisión preventiva por los delitos de extorsión y tenencia ilegal de armas, según lo que ha ordenado este martes el Poder Judicial.
La medida se tomó tras el asesinato de Jorge Alexander Ríos Lafite, un joven chofer de 21 años, ocurrido el 22 de septiembre en el cruce de las avenidas Alfredo Mendiola y Próceres de Huandoy, en Los Olivos, mientras esperaba pasajeros.
Las investigaciones revelaron que Ríos era víctima de extorsión, debiendo pagar siete soles diarios para poder trabajar. Según el fiscal de la Primera Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Lima Norte, Ríos había transferido dinero a la cuenta de María Ruiz en cinco ocasiones, la última el 18 de septiembre, pero se retrasó debido a problemas mecánicos con su vehículo. Este retraso habría desencadenado el ataque mortal.
El trágico suceso ha puesto en evidencia la problemática de la extorsión en el sector del transporte público. La esposa de Ríos relató que su pareja había estado cumpliendo con los pagos exigidos por los extorsionadores durante el último mes, pero el fin de semana del incidente no pudo hacerlo debido a las fallas en su automóvil. “Siete soles le quitaron la vida”, expresó la mujer, según detalló para Exitosa.
Por su parte, el general Enrique Felipe Monroy, jefe de la región policial de Lima, señaló que más de 100 vehículos son extorsionados diariamente, generando ingresos ilícitos que superan los 700 soles. Este tipo de delitos no solo afecta a los conductores, sino que también genera un clima de inseguridad en la comunidad.
El caso de Ríos no es aislado, sino parte de un patrón de violencia y extorsión que afecta a muchos trabajadores del transporte. La intervención del Poder Judicial busca frenar esta ola de criminalidad, aunque la situación sigue siendo crítica para quienes dependen de este medio de vida.
Propietaria del vehículo también era extorsionada
La investigación reveló que la propietaria del vehículo que conducía Ríos también recibió mensajes extorsivos, exigiéndole un pago de S/ 500 de inscripción y S/ 7 diarios para permitir la circulación de su unidad.
La policía, utilizando técnicas de geolocalización, rastreó el número desde el cual se realizaban las extorsiones, así como la cuenta de Ruiz, quien fue detenida en un hospedaje en el distrito de San Juan de Miraflores. Durante su intervención, Ruiz señaló que su cuenta era manejada por Salinas.
Posteriormente, los agentes se dirigieron a la vivienda de Salinas en Ate, donde observaron un vehículo desplazarse de manera sospechosa. Al notar la presencia policial, los ocupantes intentaron huir a pie, pero fueron capturados.
Lima y Callao se desangran
Daniel Rojas Palacios, un joven mototaxista de 31 años, fue asesinado en la urbanización Santa Rosa del Callao, según testigos que presenciaron el ataque.
En menos de 12 horas, al menos siete personas han sido asesinadas en diferentes distritos de Lima, algunos de los cuales están bajo estado de emergencia. A pesar de las medidas implementadas por el gobierno de Dina Boluarte para combatir la criminalidad, los asesinatos y extorsiones continúan, según reportes de medios locales. El ministro del Interior y el jefe de la Región Policial Lima han señalado que los resultados del estado de emergencia no serán inmediatos, y que aún se esperan incidentes delictivos.
Los distritos de Ate, El Callao, San Juan de Lurigancho y Puente Piedra han sido escenario de estos crímenes, lo que ha incrementado la percepción de inseguridad entre los ciudadanos. El uso del transporte público, una actividad cotidiana, se ha convertido en un riesgo elevado debido a la violencia, según los informes.
El asesinato de Rojas Palacios, quien deja a dos menores en orfandad, ha sido calificado por las autoridades como un posible ajuste de cuentas. La policía ha iniciado investigaciones para identificar al responsable, quien huyó en una moto lineal tras el ataque. Los familiares de la víctima claman por justicia, mientras la comunidad se muestra consternada por la brutalidad del crimen.