Un hombre que dejó una huella imborrable en la historia del Perú y que se destacó por su lealtad al país, su carrera militar brillante y su fervor en la promoción de la cultura chalaca.
Condecorado tanto en el ámbito nacional como internacional, su vida se entrelaza con momentos clave de la política y la cultura peruana, particularmente en la región del Callao.
Este militar, político y promotor cultural fue un personaje que, con gran disciplina y convicción, dejó un legado duradero. Su nombre: Néstor Fortunato Gambetta Bonatti.
Callao querido
Nació el 11 de julio de 1894 en el Callao, en el seno de una familia que le inculcó valores de servicio y patriotismo. Hijo de José Gambetta y Enriqueta Bonatti Valdivia, desde temprana edad mostró una inclinación por las artes militares y la cultura.
Sus estudios los realizó en los colegios Don Bosco y el Instituto Chalaco, dos instituciones que lo prepararon para su futuro como líder y servidor público. Sin embargo, sería en la Escuela Militar de Chorrillos donde daría el primer paso para convertirse en una figura central de la historia militar peruana.
Tras su formación en la academia militar, su primer nombramiento fue como subteniente, iniciando una carrera llena de logros y distinciones. Su vocación lo llevó a cruzar fronteras: viajó a Europa para servir en los ejércitos de España y Francia, y más tarde en la Legión Extranjera en el norte de África.
Fue precisamente durante este tiempo en el extranjero que su capacidad y valentía fueron reconocidas con varias condecoraciones de prestigio, como la Orden de Carlomagno del Vaticano, la Orden del Libertador Bolívar y la Orden del Libertador San Martín. Estas distinciones subrayaban su compromiso no solo con su país, sino también con la defensa de valores universales.
En el campo de batalla
En 1932, ya habiendo alcanzado el rango de capitán, Gambetta tuvo un papel protagónico en el conflicto colombo-peruano, librado en la región de Leticia, a orillas del río Putumayo.
Su participación en esta guerra lo consolidó como un militar experimentado y respetado, destacándose no solo por su destreza táctica, sino también por su sentido de responsabilidad con sus tropas y con la nación.
Además de su carrera militar, Néstor Gambetta incursionó en la política, llegando a ser una figura relevante en la vida pública del Callao.
En 1947, el entonces presidente José Luis Bustamante y Rivero lo designó Prefecto del Callao, un cargo que desempeñó con entusiasmo, comprometido con el bienestar de su gente.
Poco después, Gambetta fue elegido senador por esta misma provincia, desde donde impulsó importantes reformas legislativas. Entre sus mayores contribuciones destacan la Ley 11008, que otorgaba beneficios sociales a los trabajadores de la Compañía Peruana de Vapores, y el desarrollo de infraestructuras claves, como la apertura del tramo Chucuito-La Punta, y la ampliación de los límites de la provincia, incorporando el distrito de Ventanilla.
Amor por el Primer Puerto
Pero el Callao no solo lo tuvo como un líder político y militar; también lo vio florecer como promotor cultural y defensor de lo que significa ser chalaco. Amante de la historia y la identidad chalaca, Néstor Gambetta publicó varias obras dedicadas a su ciudad natal.
Sus crónicas, recogidas en los libros Cosas del Callao (1936) y Genio y Figura del Callao (1967), se convirtieron en referentes para quienes deseaban conocer más sobre el puerto más importante del Perú. Además, su labor como escritor fue avalada por figuras notables de la época, como César Miró, quien prologó una de sus obras más conocidas.
No obstante, su pluma no se limitó a su querido Callao. Gambetta también escribió ensayos de temática militar y exploró en detalle la historia de grandes figuras bélicas.
Entre sus publicaciones se destacan El Real Felipe del Callao (1945), un detallado análisis de la fortaleza histórica; y Los grandes capitanes a través de la historia militar (1938), en el cual examina las estrategias de los más notables líderes militares a lo largo del tiempo. Estos trabajos lo posicionaron como una autoridad en temas históricos y militares, una faceta que complementaba su carrera como servidor público.
El final de su vida llegó el 9 de marzo de 1968, cuando falleció en su hogar en Jesús María, Lima, a los 73 años. A lo largo de su vida, Néstor Gambetta Bonatti compartió su existencia con Lina Liceti Ligioni, su esposa desde 1931, con quien tuvo dos hijos: María Lina y Néstor Luis Lorenzo Zenón.
Una avenida como homenaje
Uno de los homenajes más palpables a su memoria es la avenida que lleva su nombre, una importante vía que conecta diversos distritos de la provincia constitucional del Callao.
La carretera Néstor Gambetta, una ruta vital para el transporte y la comunicación en la región, refleja el impacto duradero de este personaje en el desarrollo urbano y social del Callao.
La vía, que comienza en el intercambio vial de Zapallal y culmina en el Óvalo Centenario, atraviesa áreas clave de la provincia, conectando Ventanilla y el Callao, y consolidando el legado de un hombre que trabajó incansablemente por el progreso de su tierra natal.
Así, la vida de Néstor Gambetta Bonatti no solo está marcada por su valentía en el campo de batalla o su astucia en el Senado, sino también por su amor profundo por el Callao y por el Perú.