China copa el 20% de la industria minera del Perú y se convierte en su principal inversor: los riesgos que atrae su expansión

Aplanadora. Las inversiones chinas en el sector de minería en el Perú superan los US$11.371 millones, muy por encima de naciones como Canadá, México o Estados Unidos. Inversiones portuarias o eléctricas también generan preocupación.

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China copa también la producción de hierro en el Perú, con el 99% de la producción local a través de Zhougang. Pronto, también tendrán a Pampa del Pongo. Crédito: REUTERS/Ivan Alvarado
China copa también la producción de hierro en el Perú, con el 99% de la producción local a través de Zhougang. Pronto, también tendrán a Pampa del Pongo. Crédito: REUTERS/Ivan Alvarado

China se ha consolidado como el principal inversor en la cartera de proyectos mineros de Perú, con una participación del 20,8% en un total de 51 proyectos valorados en US$54.556 millones, según informó el ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, durante su intervención en la MINExpo 2024 en Las Vegas, Estados Unidos. Este evento contó con la participación del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).

El ministro Mucho detalló que China tiene inversiones en siete proyectos mineros en Perú, sumando un total de US$11.371 millones. Canadá ocupa el segundo lugar con un 18,9% de participación, distribuidos en diez proyectos que representan US$10.335 millones.

México y Estados Unidos siguen en la lista con el 17,3% y 14,2% de las inversiones, respectivamente. México cuenta con siete proyectos valorados en US$9.450 millones, mientras que Estados Unidos tiene tres proyectos que suman US$7.750 millones.

En cuanto a la distribución geográfica de los proyectos, Mucho explicó que ocho de ellos se encuentran en Apurímac, con un valor de US$12.017 millones, y siete en Cajamarca, que representan US$16.425 millones.

Además, hay seis proyectos en Áncash valorados en US$3.234 millones, y cuatro tanto en Arequipa como en Moquegua, con valores de US$5.044 millones y US$3.350 millones, respectivamente.

Entre las iniciativas más destacadas, Mucho mencionó proyectos como Michiquillay, Zafranal, Yanacocha Sulfuros, Los Chancas y Hierro Apurímac. Estos proyectos son clave para el desarrollo del sector minero en el país.

El ministro también subrayó que el 73% de la cartera de proyectos está enfocado en el cobre, lo que implica una inversión de US$39.795 millones.

El oro representa el 13% de las inversiones, con un total de US$6.842 millones. Otros minerales como el hierro, zinc, plata y fosfato también forman parte de la cartera, con inversiones de US$4.681 millones, US$1.842 millones, US$946 millones y US$450 millones, respectivamente.

Las Bambas, de MMG, es una de las principales minas de cobre de China en el Perú. Créditos: difusión
Las Bambas, de MMG, es una de las principales minas de cobre de China en el Perú. Créditos: difusión

¿Cuál es el riesgo de la inversión de China en minería?

El análisis de la regulación de la Unión Europea y el caso EDF/CGN de 2016 podría ofrecer una perspectiva valiosa sobre las recientes inversiones de empresas chinas en sectores estratégicos de Latinoamérica, según un informe del Centro Competencia de Perú.

Estas inversiones, que abarcan sectores como el portuario, eléctrico y minero, han generado preocupación en Estados Unidos debido a su posible impacto en la seguridad nacional y la política de competencia.

En respuesta a estas inquietudes, Estados Unidos ha propuesto la creación de comités gubernamentales para evaluar el impacto de las adquisiciones de empresas chinas en la región.

La preocupación radica en que estas empresas, aunque controladas por el Estado chino, pueden tener intereses divergentes e incluso competir entre sí, lo que complica el panorama regulatorio y de seguridad.

El interés de las empresas chinas en Perú y otras naciones latinoamericanas ha crecido significativamente, lo que ha llevado a un escrutinio más detallado de sus actividades. Este fenómeno no es nuevo, pero la magnitud y el alcance de las inversiones actuales han elevado las alarmas en varios países, especialmente en aquellos que consideran estratégicos los sectores en los que estas empresas están invirtiendo.

La situación actual plantea desafíos tanto para los países receptores de estas inversiones como para las naciones que observan con preocupación el aumento de la influencia china en la región. La necesidad de un marco regulatorio que equilibre el desarrollo económico con la seguridad nacional es un tema central en las discusiones actuales.

Xi Jinping Photographer: Tingshu Wang/Pool/Getty Images
Xi Jinping Photographer: Tingshu Wang/Pool/Getty Images

China y su impacto ambiental en América Latina

La falta de transparencia en las negociaciones y ciertos eventos oscuros han generado preocupación sobre el interés de China en Latinoamérica y viceversa, según un informe del Colectivo sobre Financiamiento e Inversiones Chinas, Derechos Humanos y Medio Ambiente (CICDHA).

De acuerdo a la organización, las inversiones de empresas chinas en la región han sido objeto de críticas por su impacto en los derechos sociales y medioambientales. En al menos diez casos, los proyectos carecían de licencias ambientales adecuadas y afectaban zonas protegidas.

Marco Antonio Gandarillas, quien supervisa el monitoreo de proyectos e inversiones chinas en América Latina para Latinoamérica Sustentable (LAS), señaló en una entrevista con RFI que estas inversiones son frecuentemente rechazadas por la población local. El principal problema radica en que afectan los derechos ambientales, lo que ha generado resistencia en diversas comunidades.

El análisis del CICDHA destaca que las inversiones chinas en la región pueden ser peligrosas para los derechos humanos y el medio ambiente. La falta de licencias ambientales y la afectación de áreas protegidas son algunos de los problemas más recurrentes. Estos proyectos han sido objeto de críticas por parte de organizaciones y comunidades que ven en ellos una amenaza para su entorno y su modo de vida.

La creciente presencia de empresas chinas en Latinoamérica ha suscitado un debate sobre las implicaciones de estas inversiones. La falta de transparencia en las negociaciones y la percepción de que se priorizan los intereses económicos sobre los derechos humanos y ambientales han generado desconfianza. Este contexto ha llevado a cuestionar las verdaderas intenciones detrás de estas inversiones y su impacto a largo plazo en la región.

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