La arquitectura, como disciplina que amalgama arte, ciencia y técnica, está en constante evolución. Al igual que otras disciplinas, en el futuro, los arquitectos enfrentarán un entorno laboral robustecido por tecnologías emergentes, tendencias globales y demandas sociales. A medida que el campo de la arquitectura se reinventa, es crucial que los profesionales de esta disciplina desarrollen competencias que incluyan conocimientos técnicos; así como, un entendimiento profundo de nuevas formas de representación y de los entornos virtuales. De igual manera, a medida que la tecnología avanza, los arquitectos del 2030 deberán dominar diversos softwares de representación y renderizado, que no solo permitirán visualizar estructuras arquitectónicas, sino que también serán fundamentales para simular entornos en 3D y crear experiencias inmersivas.
El uso de software de simulación energética, por ejemplo, permite optimizar el rendimiento ambiental de los edificios, algo que será esencial en un contexto donde la sostenibilidad es una prioridad. Sin embargo, para que un estudiante pueda utilizarlo deberá estar familiarizado con las variables que intervienen, con la data con la que se alimenta el sistema.
Por ejemplo, la IA y el machine learning también están transformando la forma en que se conciben y ejecutan los proyectos arquitectónicos. Un artículo de “Automation in Construction” del año 2022, afirma que con el uso de algoritmos integrados de diseño asistido se mejora la calidad del diseño arquitectónico y se tiene una mayor eficiencia en la utilización de materiales bajos en huella de carbono. Esto permite crear soluciones innovadoras que -de otra manera- pasarían inadvertidas con los procesos tradicionales de diseño.
Este uso de herramientas digitales avanzadas como el Building Information Modeling (BIM), la realidad aumentada (RA) y las startups están re-enfocando el quehacer del arquitecto. Los centros de desarrollo del primer mundo (como el World Economic Forum) estiman que habrá un incremento en la necesidad de que los arquitectos desarrollen al máximo sus habilidades en tecnología digital. Se piensa que esta demanda alcanzará un 30% más que la demanda que existe actualmente. De hecho, universidades reconocidas y de gran prestigio, como Stanford, sostienen que la IA podría automatizar una gran cantidad de tareas repetitivas del trabajo a la hora de diseñar, hasta el 50% de estas. Esto permitirá que el diseñador o arquitecto se enfoque más en la creatividad, la innovación y el diseño sostenible.
El estado actual de la tecnología digital permite que inclusive personas que no han estudiado arquitectura o diseño de interiores, mediante el uso de Apps y de IA, puedan entrar a competir al mercado internacional y local del diseño, donde muchas de estas personas pueden llegar a tener cierta fama. Considero que esto es posible porque han desarrollado un buen gusto, han seguido las tendencias y se han adentrado en tecnologías digitales, pero que —en algún momento— se enfrentarán a algún grado de incompetencia.
Como conclusión y en el marco del Día Mundial de la Arquitectura (que se celebra cada primer lunes de octubre), dejo aquí una reflexión: las universidades deben enfocarse en potenciar las habilidades digitales en sus estudiantes para formar a los arquitectos del futuro y prepararlos para abordar desafíos complejos mediante una combinación de habilidades blandas, competencias en software avanzado y un profundo conocimiento de tecnologías emergentes como el metaverso y la realidad aumentada. Todo esto alineado con un fuerte conocimiento de tecnologías que logren la eficiencia en el proceso de diseño y construcción sostenible. Esto permitirá que estos profesionales no solo diseñen edificios, sino que también contribuyan a la creación de comunidades sostenibles y creativas en un mundo en constante cambio.