Un nuevo hallazgo en el sitio arqueológico de Pañamarca, en el valle de Nepeña, provincia del Santa, Áncash, da pruebas sobre el rol femenino en la sociedad mochica. En julio de este año, arqueólogos del Proyecto de Investigación Arqueológica Paisajes de Pañamarca desenterraron un trono de adobe acompañado de murales que muestran escenas relacionadas con una figura femenina, posiblemente una sacerdotisa de alto rango.
El descubrimiento tuvo lugar en la “Sala del imaginario Moche”, una zona del sitio que es objeto de exploración desde 2022. Aunque las excavaciones se vieron interrumpidas en el 2023 por cuestiones de conservación, este año el equipo pudo completar el trabajo. Según la arqueóloga Jessica Ortiz Zevallos, directora del proyecto, la figura femenina descubierta en los murales es un personaje central, rodeada de otros hombres que portan ofrendas, lo que refuerza la idea de su importancia en la estructura social y religiosa de la cultura mochica.
Este lugar contiene una variedad de representaciones, entre las que destacan escenas de batallas y figuras míticas. La mujer, pintada en las paredes y pilares, está vinculada a símbolos como la luna creciente, el mar y actividades como el hilado y el tejido. Los investigadores aún debaten si este personaje representa a una sacerdotisa o una deidad femenina. Las pruebas físicas del trono, que incluyen el hallazgo de cuentas de piedra y cabellos humanos, indican que fue utilizado por una persona real, consolidando la idea de una figura femenina poderosa en Pañamarca.
“Las pruebas físicas del trono, incluida la erosión de su respaldo y la recuperación de cuentas de piedra verde, hilos finos e incluso cabello humano, dejan claro que fue ocupado por una persona viva real, y todas las pruebas apuntan a una mujer líder de Pañamarca en el siglo VII”, aseguró la jefa del proyecto para la Agencia Andina.
Una pieza inédita en la cultura Mochica
Además del trono y los murales, las excavaciones también revelaron la existencia de una nueva estructura monumental, denominada la “Sala de las serpientes trenzadas”. Esta sala se encuentra sobre plataformas en la esquina sur de la gran plaza del sitio. El espacio estaba decorado con pilares que contenían imágenes de seres con cuerpos de serpientes entrelazadas y piernas humanas, un motivo hasta ahora inédito en el arte mochica. También se encontraron representaciones de guerreros y criaturas mitológicas persiguiendo a figuras humanas.
La “Sala de las serpientes trenzadas” fue objeto de varios procesos de renovación, incluyendo ofrendas textiles, quemas rituales y el recubrimiento de las paredes con cal. Este espacio, según el arqueólogo José Antonio Ochatoma Cabrera, servía como una plataforma de observación elevada sobre la plaza, lo que ofrecía a sus ocupantes una posición privilegiada para presenciar los eventos ceremoniales o rituales que tenían lugar en la parte inferior.
“Situada sobre la plaza, esta sala ofrecía una posición prominente -casi como los palcos de un teatro o un estadio- desde la que observar lo que ocurría abajo, al tiempo que proporcionaba espacios privados a sus ocupantes privilegiados”, explicó el arqueólogo.
Uno de los principales retos del equipo arqueológico es la conservación de los murales. Debido a la fragilidad de las estructuras y las pinturas murales, las autoridades han limitado el acceso turístico al sitio. El arqueólogo del proyecto aseveró que si los murales quedaran expuestos sin una protección adecuada, su deterioro sería inevitable. Para evitarlo, el equipo sigue las recomendaciones del Ministerio de Cultura, cubriendo las zonas excavadas al finalizar cada temporada de trabajo. También se están desarrollando representaciones digitales tridimensionales de los descubrimientos, que serán accesibles al público a través de plataformas en línea.
Importancia cultural de Pañamarca
Pañamarca es uno de los principales centros monumentales de la cultura mochica, una civilización que habitó la costa norte del Perú entre los años 350 y 850 de nuestra hora. Este sitio es reconocido por sus murales desde la década de 1950, que representan escenas de ceremonias, batallas y figuras mitológicas. Sin embargo, el descubrimiento de un trono vinculado a una figura femenina es un hallazgo sin precedentes en Pañamarca y en todo el antiguo Perú.
Jessica Ortiz Zevallos explicó que este descubrimiento reafirma la importancia del sitio en el estudio de la cultura mochica, conocida por su arquitectura monumental, sus complejos rituales y su arte detallado.
Pañamarca, situado en una colina de granito, destaca por sus estructuras de adobe, como la plataforma escalonada y una plaza amurallada, además de los murales que decoran sus espacios ceremoniales.
La nueva sala descubierta y la figura femenina hallada en el trono proporcionan una perspectiva adicional sobre la organización social y religiosa de los mochicas, en la que las mujeres podrían haber jugado un rol clave.
Colaboración y el equipo de investigación
El Proyecto de Investigación Arqueológica Paisajes de Pañamarca es el resultado de una colaboración entre arqueólogos y conservadores peruanos y estadounidenses. El proyecto, que comenzó en 2018, cuenta con el respaldo de instituciones como la National Geographic Society, la Universidad de Columbia y el Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver. Entre los líderes del equipo se encuentran Lisa Trever, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Columbia, y Michele Koons, directora de Antropología del Museo de Denver, junto con José Ochatoma Cabrera, arqueólogo peruano especializado en la cultura mochica.
El equipo está creando un archivo detallado de los hallazgos, que será accesible tanto para la comunidad académica como para el público general. Además de los murales, el equipo encontró diversos artefactos y evidencias de la vida cotidiana en Pañamarca, lo que proporciona una visión más completa del pasado mochica.
El trabajo en Pañamarca continúa bajo la supervisión del Ministerio de Cultura, con el objetivo de preservar y estudiar este importante patrimonio arqueológico. Las excavaciones, que se llevan a cabo siguiendo estrictos protocolos de conservación, permiten que los hallazgos se protejan para las generaciones futuras.