Alberto Fujimori ha muerto. ¿Qué haremos?

El dictador que dejó una estela de abusos y muertes ha fallecido, pero la herencia del crimen sigue viva. La memoria histórica y el derecho a la verdad son esenciales para sanar la dignidad de un pueblo que clama por justicia

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- crédito IDEHPUCP
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“Dicen que el tiempo de los horrores ha terminado, ha terminado. Está bien, muy bien.”-Sol y Lluvia

El chinito presidente que llegó a ser un dictador y criminal ha muerto. Luego de un indulto que les costó un expresidente, un Tribunal Constitucional y un desacato a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tuvimos que ver al criminal caminando libre, anunciando su candidatura a la Presidencia y disfrutando de privilegios a costa de los derechos humanos, el respeto a la justicia internacional y la salud mental a nivel individual y social.

Fujimori ha muerto, pero el fujifascismo está vivo y coleando. ¿Qué haremos? La memoria histórica y el derecho a la verdad son claves para sanar una dignidad herida. Es vital recordar que el 07 de abril de 2009, la justicia peruana condenó unánimemente a Alberto Fujimori Fujimori como autor mediato de la comisión de los delitos de homicidio calificado – asesinato, bajo la circunstancia agravante de alevosía y lesiones graves en agravio de 29 peruanas y peruanos, incluido un niño. La justicia peruana sentenció que estos delitos constituyeron crímenes contra la humanidad según el Derecho Internacional Penal.

“Los actos de asesinato y lesiones graves, objeto de juzgamiento, trascienden su ámbito estrictamente individual o común al adecuarse, plenamente, a los presupuestos que identifican a los delitos contra la humanidad. Los asesinatos y lesiones graves de Barrios Altos y La Cantuta son también delitos contra la humanidad. Fundamentalmente, porque ellos se cometieron en el marco de una política estatal de eliminación selectiva, pero sistemática de presuntos integrantes de grupos subversivos” (y porque) “conforme a sus objetivos, afectó a un número importante de personas indefensas de la población civil”, señala el fundamento 717 de la sentencia.

“No habrá esperanza, no habrá nación si no apuramos con todo el corazón. Mi pueblo pobre no puede esperar pan, trabajo, justicia y verdad.”-Sol y Lluvia.

También es crucial recordar el fragmento del discurso de Alberto Fujimori en la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, 1995: “Integral strategy of family planning. Secondly, my government has decided to carry out, as part of a policy of social development and the fight against poverty, an integral strategy of family planning that confronts, openly —for the first time in the history of our country— the serious lack of information and services available on this matter. Thus, women can have at their disposal with full autonomy and freedom, the tools necessary to make decisions about their own lives.”

Fujimori declaró que su política de población y planificación familiar era de lucha contra la pobreza, ofreciendo a las mujeres “autonomía y libertad”. En el trámite de ampliación de extradición por el caso de esterilizaciones forzadas, Fujimori mintió cínicamente, negando ello. Mintió cuando dijo que alcanzaron sus metas de reducción de la mortalidad materna e infantil. Mintió cuando dijo que su política garantizó el derecho al consentimiento previo, libre e informado. El Ministerio Público lo denunció por las esterilizaciones forzadas, un crimen que cuenta con más de 3,000 denunciantes cuyos derechos reproductivos fueron violados.

Demus ha informado que la muerte de Fujimori produce el sobreseimiento de la extradición por causa de muerte pero que: 1. El caso de Celia Ramos sigue ante la CoIDH porque el Estado es el juzgado. 2. El caso penal sigue porque Fujimori no es el único denunciado por la fiscalía. Eduardo Yong Motta, Marino Costa Bauer y Alejandro Aguinaga aún enfrentan cargos.

El crimen de lesa humanidad de las esterilizaciones forzadas cometido por Fujimori no puede quedar en el olvido y es lamentable que el mayor responsable no haya sido juzgado. Sin embargo, no todo está perdido y los corazones en lucha de miles de víctimas y defensoras de derechos humanos siguen latiendo por verdad, justicia y reparaciones integrales.

Ese latido y lucha es el legado nuestro para acabar con el legado Fujimori de matanza, masacre, desaparición forzada, esterilizaciones forzadas entre otros crímenes de su autoría; así como el fujifascismo su combinación de autoritarismo, totalitarismo, crimen organizado y mafia, discriminación hasta el extremo del desprecio por la existencia del otro. Adiós sin olvido, ni perdón.

“Se va a acabar. Esa costumbre de matar se va a acabar.” -Sol y Lluvia.
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