Demetrio Chávez Peñaherrera, conocido como ‘Vaticano’ es un nombre que resuena con gran fuerza en la historia del narcotráfico en Perú. Su reinado comenzó a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando se convirtió en un socio clave de los carteles de Medellín y Cali, liderados por Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela, respectivamente. Desde Campanilla, cerca de Tingo María, “Vaticano” enviaba toneladas de pasta básica de cocaína a Colombia, ganándose una reputación temible y amontonando una fortuna que pudiera haber superado los mil millones de dólares.
Nacido el 16 de octubre de 1953 en Saposoa, departamento de San Martín, Chávez Peñaherrera entrenó y refinó sus métodos de producción de cocaína hasta ser conocido por su pureza excepcional. Su relación con Vladimiro Montesinos y otros altos funcionarios peruanos le permitió operar con cierto margen de impunidad hasta su captura en 1994 en Colombia, desde donde fue extraditado a Perú para cumplir una condena que terminó en 2016. Sin embargo, lo que pocos sabían era que , tras su salida de prisión, el famoso presentador Andrés Hurtado, conocido como ‘Chibolín’, formaría un sorprendente vínculo con el narcotraficante.
¿Quién es Andrés Hurtado, alias ‘Chibolín’, y cuál es su vínculo con el “Vaticano”?
Andrés Hurtado, popularmente conocido como ‘Chibolín’, es un presentador de televisión que recientemente ha salido a la luz por su estrecha relación con “Vaticano”. Desde junio de 2019, Hurtado ha actuado como el representante legal del narcotraficante, gestiona sus asuntos personales y financieros tras su liberación en 2016, después de 22 años de prisión.
La conexión entre Hurtado y ‘Vaticano’ permaneció en secreto durante años. Un informe del programa “Cuarto Poder” reveló que, tras asumir el rol de representante legal, Hurtado comenzó a tejer una red de influencias que incluía figuras del ámbito político, empresarial y judicial. Este entramado se ha mantenido en las sombras hasta ser desvelado recientemente, arroja luz sobre la vida oculta y las conexiones peligrosas del popular presentador con el oscuro mundo del narcotráfico.
¿Cómo se desarrolló el imperio del ‘Vaticano’?
La elección de Chávez Peñaherrera de establecer su base de operaciones en la región del Huallaga no fue casualidad. El valle selvático se convirtió en el epicentro del cultivo de hoja de coca, fundamental para la producción de pasta básica de cocaína. Este enclave estratégico le permitió a ‘Vaticano’ mantener una constante y de alta calidad, que rápidamente atrae la atención de los carteles colombianos.
La pureza de la cocaína producida por ‘Vaticano’ fue otro factor clave para su éxito. Su notoriedad por ofrecer un producto de altísima calidad le granjeó socios internacionales y consolidó su reputación en el mundo del narcotráfico. A pesar de constantes enfrentamientos con las autoridades y otras bandas rivales, su control sobre el Huallaga se mantuvo firme hasta su captura. Además, su habilidad para evadir las capturas mediante sobornos e influencias políticas lo mantuvo en el poder por mucho tiempo.
¿Qué papel jugó la corrupción en la ascensión y caída del “Vaticano”?
La corrupción fue un elemento esencial tanto en el ascenso como en la caída del ‘Vaticano’. Desde sus contactos con Vladimiro Montesinos y otros altos funcionarios del gobierno peruano, logró operar con una impunidad considerable durante su reinado. Esto no solo le permitió esquivar la justicia, sino también influir en decisiones políticas y judiciales que favorecieran sus intereses.
Sin embargo, esta misma red de corrupción fue su perdición. Las traiciones y los cambios en las lealtades dentro de su círculo más cercano, junto con la presión internacional para combatir el narcotráfico, llevaron a su eventual captura y extradición. La red de influencias que construyó se desmoronó, llevando consigo a muchas figuras influyentes que alguna vez le brindaron su apoyo. Su extradición a Perú y la colaboración de diversas agencias internacionales marcaron el fin de su era.
La impactante captura del ‘Vaticano’
El 14 de enero de 1994, ‘Vaticano’ fue detenido en Cali, Colombia. Intentó sobornar a la policía colombiana con mil millones de pesos para evitar su captura, un claro indicio de su vasto poder financiero y su desesperación. Al momento de su detención, se hacía pasar por Huber Peña Herrera y llevaba consigo 60 mil dólares y un millón y medio de pesos colombianos.
Posteriormente, fue extraditado a Perú, donde se enfrentó a un juicio que culminó en una condena a 25 años de prisión, reducida posteriormente a 22 años. Su liberación en 2016 marcó el final de una etapa oscura en la historia del narcotráfico peruano, aunque su influencia y las redes que había tejido durante su reinado continuaron teniendo repercusiones en la sociedad peruana.
‘Vaticano’, el narcotráfico en Perú y su relación con los carteles de Colombia
‘Vaticano’ se convirtió en el principal proveedor de cocaína para los carteles de Medellín y Cali durante los años 80 y 90. Su habilidad para producir cocaína de altísima pureza desde Campanilla hizo que Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela se acercaran a él. En un año, era capaz de traficar entre 300 y 450 toneladas de pasta básica de cocaína, casi el 80% de la producción peruana de la época.
Aunque inicialmente trabajó con el cartel de Medellín, pronto se unió al cartel de Cali, lo que amplió aún más su influencia y riqueza. Las investigaciones lo señalan como el autor intelectual de varios delitos, incluyendo el asesinato del periodista Adolfo Usuiza Urquía en 1992. Su captura en 1994 y posterior extradición a Perú fueron un duro golpe tanto para su organización como para las redes criminales con las que colaboraba.
¿Qué revelaciones se han hecho sobre la relación entre Hurtado y ‘Vaticano’?
La relación entre Andrés Hurtado y ‘Vaticano’ trajo a la luz un complejo sistema de tráfico de influencias y gestión de ilícitos. Desde 2019, Hurtado no solo manejaba los asuntos financieros del “Vaticano”, sino también ejercía influencia en contratos estatales y en el ámbito judicial. Se le vincula con figuras políticas y judiciales, incluyendo la fiscal de lavado de activos Elizabeth Peralta, esto creó sospechas sobre maniobras legales para proteger los intereses del exnarcotraficante.
El vínculo entre Hurtado y “Vaticano” marca un inquietante capítulo en la historia del narcotráfico peruano, se mostró cómo las redes del crimen organizado pueden infiltrarse en diversas esferas del poder y la sociedad, manteniéndose ocultas por años antes de ser finalmente reveladas.