En una industria musical cada vez más competitiva, pocas historias destacan tanto como la de Juan Carlos Iwasaki, más conocido como Jaze. Con tan solo 24 años, ha logrado romper los esquemas de la escena rapera peruana y, en el proceso, convertirse en uno de los artistas más influyentes del país.
Lo que hace su historia aún más especial es cómo desafió los prejuicios y expectativas para seguir su verdadera pasión: la música. Y es que Jaze no solo es un nombre que resuena en el Perú; su éxito ha traspasado fronteras, siendo hoy una de las promesas más firmes de la música urbana en Latinoamérica.
En un país donde el camino hacia una carrera musical profesional no siempre es visto como una opción viable, la historia de Jaze representa el triunfo del talento, la perseverancia y la autenticidad sobre las dudas y las barreras.
De los parques al estrellato
Nacido en 1999 en el distrito limeño de San Borja, Juan Carlos siempre mostró un vínculo especial con la música. Durante su infancia, integró una banda sinfónica escolar, pero su verdadero camino se forjó en las plazas de Lima.
A los 15 años, un encuentro fortuito en un parque lo llevó a descubrir el mundo del freestyle, un subgénero del rap caracterizado por la improvisación de rimas.
Bajo el nombre artístico de Jaze, que deriva de las iniciales de su nombre en inglés (J.C.), Juan Carlos se sumergió en las batallas callejeras, persiguiendo un sueño que parecía imposible en el contexto peruano. Tras la escuela, asistía religiosamente a las competencias, a pesar de que muchos le decían que vivir de la música en Perú era prácticamente un mito.
La magia de mamá
En momentos de duda, cuando consideraba abandonar la música para estudiar una carrera convencional, fue su madre quien lo instó a seguir su verdadera pasión. “Si te dedicas a la música, nunca sentirás que estás trabajando”, le dijo, marcando un antes y un después en su vida.
Con renovada convicción, Jaze fundó en 2016 el colectivo de batallas callejeras “Soporte Alterno”, a pesar de no contar con gran experiencia en la escena musical.
Al mismo tiempo, decidió continuar con su formación académica, ingresando a estudiar música en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde no solo fue aceptado, sino que obtuvo el primer puesto en el examen de admisión.
Ascenso meteórico en el freestyle
Su verdadero reconocimiento llegó en 2018, cuando se coronó campeón de la Red Bull Batalla de los Gallos en Perú, uno de los torneos de freestyle más prestigiosos del país. Este logro, conseguido en su primera participación, lo catapultó a la fama.
Durante una de las batallas, Jaze olvidó quitarse la mochila que llevaba consigo, lo que le valió el apodo de “MC Mochila”, un símbolo que terminó consolidando su identidad dentro del freestyle.
A pesar de su éxito, las críticas no tardaron en llegar. Muchos lo señalaron por no ser un “rapero de calle”, un estigma que lo llevó a cuestionarse su lugar en la escena. Pero lejos de amedrentarse, Jaze transformó esas dudas en una oportunidad para reinventarse.
En 2019, como miembro del equipo peruano, compitió en el torneo internacional “God Level”, donde protagonizó una de las rimas más virales de la historia del freestyle: “Nos van a ganar”. Esta victoria marcó otro hito en su carrera, colocándolo entre los mejores de la disciplina.
La evolución musical
El crecimiento artístico de Jaze no se limitó al freestyle. En 2020, lanzó su primer videoclip profesional titulado “Tranqui”, que rápidamente alcanzó 3.5 millones de vistas en YouTube. Con solo 20 años, decidió abandonar la universidad para dedicarse de lleno a su carrera musical, un paso arriesgado que terminaría por consolidar su éxito.
Su primer disco, Personalidad 7, fue una muestra clara de su versatilidad como artista, al mezclar distintos géneros musicales, desde el hip hop hasta influencias más experimentales.
Sin embargo, fue en 2022 cuando Jaze sorprendió al mundo con la creación de su alter ego, “Toy Lokazo”, una versión más cruda y polémica de su estilo, que generó un gran impacto en la escena.
Esta nueva faceta lo llevó a firmar un contrato con Sony Music, convirtiéndose en el primer artista peruano en hacerlo después de la pandemia.
Posteriormente, decidió mudarse a Argentina para seguir perfeccionando su arte, y en 2024 fue parte del prestigioso festival Lollapalooza Argentina, siendo el único peruano en el cartel y compartiendo escenario con figuras internacionales como Blink-182, Sam Smith y Feid.
El sonido de la nueva generación
Actualmente, Jaze cuenta con más de medio millón de oyentes mensuales en Spotify y supera el millón de seguidores en Instagram, una prueba de su creciente popularidad.
Su música, que mezcla sonidos de raíz con bases electrónicas y hip hop, lo ha posicionado como una de las propuestas más interesantes de la nueva ola de artistas latinoamericanos.
En su último concierto en Lima, agotó todas las entradas al presentar su proyecto “Toy Lokazo”, reafirmando su estatus como un referente en la música peruana y latinoamericana. Con una carrera en constante evolución, Jaze sigue desafiando las expectativas y demostrando que, contra todo pronóstico, vivir de la música en Perú no solo es posible, sino también una realidad exitosa.