Además del ejemplar esfuerzo individual de los atletas y sus familias, el éxito deportivo depende del trabajo articulado de las organizaciones públicas y privadas que forman parte del “ecosistema del deporte” y del contexto económico, social y político del país. Los países que sobresalen en el medallero olímpico son también aquellos con altos índices de desarrollo social, lo que evidencia la importancia de un entorno favorable para el crecimiento del deporte.
En el Perú, a pesar de que el entorno político-institucional de los últimos treinta años no ha sido favorable, algunos sectores como la gastronomía, las agroexportaciones y la macroeconomía han logrado un avance notable. Estos logros han sido posibles gracias a la articulación de las organizaciones públicas y privadas a partir de una visión compartida y políticas de largo plazo que han trascendido a la autoridad política de turno, algo que no ha sucedido en el sector deportivo.
El Sistema Deportivo Nacional (SISDEN) agrupa organismos como el Instituto Peruano del Deporte (IPD), las federaciones deportivas, clubes, academias, universidades, gobiernos locales, empresas, entre otros. El desarrollo del deporte no depende de una sola entidad, sino de la colaboración efectiva entre estos actores para lograr dos objetivos: (1) que más personas practiquen deporte y realicen actividad física y (2) tener más deportistas y deportes competitivos a nivel regional y global.
La gran pregunta es cómo lograr que estas diversas organizaciones trabajen de manera colaborativa y articulada apuntando hacia el mismo objetivo. No existe un ecosistema exitoso sin una visión compartida y políticas de largo plazo que trascienden los ciclos políticos. Esto es particularmente urgente en un contexto de alta rotación de directivos en el IPD y otros organismos clave. Debe existir una especie de “hoja de ruta poderosa” que sea realmente compartida por los diferentes actores que forman parte del ecosistema deportivo nacional. Esto es válido también para cada uno de los deportes. Cada deporte, desde el fútbol hasta el bádminton, necesita una estrategia compartida que guíe su desarrollo más allá de las gestiones individuales.
El rol de las políticas públicas
Actualmente, existe la Política Nacional de Actividad Física, Recreación y Deporte (PARDEF) del 2022 que reemplazó a la Política Nacional del Deporte aprobada en el 2017. La segunda nunca llegó a implementarse y la primera limita su alcance a lo que el sector público puede hacer. Pero lo más lamentable es que estos documentos no tienen poder. No se conocen, no son visibles, no marcan realmente la dirección de las acciones que realizan los diferentes actores del ecosistema.
La política no solo debe orientar, sino también reconocer que todas las organizaciones que contribuyen al deporte son parte del sistema y tienen un rol. El rol del sector público no es solo prestar servicios, sino crear las condiciones para que los diferentes actores puedan desarrollarse para fortalecer el ecosistema.
Con recursos limitados, es fundamental ser estratégicos en la inversión, diferenciando el apoyo según las necesidades de cada deporte y región y asegurando que cada federación tenga una estrategia de largo plazo. El ejemplo del surf, que ha crecido significativamente en popularidad y competitividad, muestra el camino de cómo una estrategia compartida y sostenida por las diversas gestiones de turno es fundamental para transformar un deporte.
Para lograr el desarrollo del sistema deportivo, es esencial consensuar una estrategia nacional basada en políticas existentes y crear una plataforma que visibilice los objetivos, proyectos e indicadores del deporte peruano. Además, la formación de un consejo nacional del deporte podría contribuir a garantizar la continuidad y mejora de esta estrategia a largo plazo. En un contexto de cortoplacismo y ausencia de políticas públicas trascendentes, las principales universidades del país deben asumir un rol protagónico, liderando y articulando el desarrollo de esta necesaria estrategia compartida que impulse el futuro del deporte peruano.