Con la muerte de Alberto Fujimori, ¿Keiko vuelve a ser la próxima candidata presidencial por Fuerza Popular para las Elecciones 2026?

Pese a su avanzada edad, historial médico e imposibilidad por la deuda de reparación civil, Alberto Fujimori anunció su candidatura a la presidencia en julio de este año. La noticia no solo despertó polarización entre sus seguidores y detractores, sino que generó dudas sobre un aparente plan de la misma lideresa para captar la facción más fiel de su padre; lo cierto es que, con su partida, Keiko Fujimori vuelve a figurar como la próxima carta de Fuerza Popular.

Aunque no hay nada oficial, distintas figuras fueron consultadas por el futuro político del fujimorismo y coincidieron en ello. El aprista Mauricio Mulder sostuvo que “la señora Keiko Fujimori tendría que ser otra vez la candidata”; mientras que Lourdes Alcorta, afiliada a Renovación Popular, mencionó que ahora “tiene una responsabilidad de sacar su partido adelante y tiene todo el derecho de postular a la presidencia”.

Lourdes Flores, dirigente del Partido Popular Cristiano (PPC), respondió en la misma línea a Infobae Perú. Ante la pregunta del futuro cuadro político, refirió que con la muerte del líder se abre una proyección distinta, “comenzando por su propia lideresa”.

El periodista Augusto Álvarez Rodrich también coincidió en que la muerte de Alberto Fujimori es la gasolina para la candidatura de Keiko Fujimori. “No me parece muy buena política, pero es la subcampeona tres veces; entonces de que la puede hacer, la puede hacer”, mencionó.

Aunque otras voces —en menor cantidad— apuntan que Kenji Fujimori podría ser una opción, vale recordar que no se encuentra afiliado a ningún partido, por lo que no podrá ser candidato en las elecciones primarias y, posteriormente, en las Elecciones Generales 2026.

Otro hecho que refuerza el retorno de la mayor de los Fujimori Higuchi es la conversión de la misa de cuerpo presente en un mitin político, en la que se entonó la canción de campaña ‘el ritmo del chino’ y se escucharon gritos de ‘presidenta’ hacia su hija. Incluso, la lideresa de FP afirmó que continuaría reivindicando la obra de Alberto Fujimori.

“Sashi ya va a tener listo sus próximos dos libros, estén atentos. Kenji ya tiene una nueva lista de productos de pisco y de diferentes productos que llevarán su nombre para continuar con su legado. Y, por supuesto, yo me encargaré de continuar con su video memorias, de continuar reivindicando su obra”, dijo Keiko.

Los intentos de Keiko Fujimori por seguir los pasos de su padre han sido múltiples. Si bien todas las veces que postuló consiguió pasar a segunda vuelta, en ninguna ganó. No obstante, a pesar de sus derrotas consecutivas, Fujimori siempre influyó en la política peruana, a través de su representación parlamentaria.

En un escenario político marcado por el reciente mandato de Alan García y la memoria fresca del gobierno de Alberto Fujimori, Keiko se enfrentó a Ollanta Humala en las elecciones de 2011. La mayor de los Fujimori Higuchi buscó capitalizar el respaldo fujimorista en sectores populares, y su campaña se centró en temas de seguridad y crecimiento económico. Aunque intentó proyectar una imagen renovada, distanciándose de los aspectos más negativos del régimen de su padre, como las violaciones a los derechos humanos y la corrupción, no logró disociarse del legado fujimorista. Humala la superó con el 51.45% de los votos frente al 48.55% que obtuvo Fujimori.

Cinco años después, Keiko se enfrentó a Pedro Pablo Kuczynski (PPK), en un contexto en el que la economía peruana había mostrado signos de desaceleración. Su campaña se centró en la propuesta de un gobierno eficiente y reforzó mensajes de lucha contra la corrupción. Sin embargo, las acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico le jugaron en contra. Este proceso electoral fue particularmente reñido, con Kuczynski ganando por un estrecho margen: el 50.12% de los votos, frente al 49.88% de Fujimori.

La tercera oportunidad para Keiko Fujimori llegó en 2021. La contienda fue intensamente polarizada, con una amplia gama de candidatos que reflejaban una profunda fragmentación del voto. Keiko trató de presentarse como una opción de estabilidad frente a la incertidumbre, promoviendo un discurso de orden y desarrollo económico. No obstante, enfrentó una fuerte oposición que la vinculaba con la corrupción y el autoritarismo. Finalmente, Pedro Castillo se impuso con el 50.13% frente al 49.87% de Fujimori.