“Murió el dictador, asesino y corrupto de Alberto Fujimori”, afirmó la congresista Sigrid Bazán tras el fallecimiento del exdictador Alberto Fujimori a los 86 años. “Se fue sin pagar un sol de reparación civil, sin pedir perdón y en libertad gracias a un indulto ilegal”, agregó, resaltando que su legado de “corrupción, violaciones de derechos humanos y autoritarismo” persiste a pesar de su muerte.
El exmandatario había estado en libertad desde finales de 2023, luego de recibir un indulto que, como se recuerda, fue ampliamente criticado. Este beneficio, otorgado por el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), permitió a Fujimori salir de prisión aun con su condena por corrupción y violaciones a los derechos humanos.
En un segundo mensaje en su cuenta oficial de X (antes Twitter), Bazán expresó: “La Cantuta: ¡No se olvida! Barrios Altos: ¡No se olvida! Pativilca: ¡No se olvida! Esterilizaciones forzadas: ¡No se olvida! Autogolpe del 5 de abril: ¡No se olvida!”
‘No le corresponde duelo nacional’
Por su parte, la periodista Jacqueline Fowks también utilizó la misma red social para pronunciarse sobre los recientes hechos: “Ha muerto el autócrata sin haber cumplido su condena a 25 años de prisión ni haber pagado al Estado la reparación civil de $15 millones”.
Además, la periodista señaló que, gracias a la influencia política de su hija, Keiko Fujimori, el expresidente logró una excarcelación en diciembre y una pensión en junio. “Dado el poder del partido que lidera su hija mayor, consiguió una excarcelación en diciembre y, en junio, una pensión: ambas ilegales”.
En la misma línea, el destacado historiador José Ragas manifestó: “A un expresidente sentenciado y condenado por corrupción y violación de derechos humanos no le corresponde duelo nacional ni funeral de Estado”.
Las graves violaciones de derechos humanos de Fujimori
Durante su régimen (1990-2000), Fujimori introdujo reformas que modernizaron Perú, aunque su camino estuvo marcado a su vez por serias violaciones de derechos humanos. Su mandato se vio envuelto en atrocidades como las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos, perpetradas por el grupo Colina en 1992 y 1991, respectivamente.
Gisela Ortiz, defensora de los derechos humanos y hermana de Luis Enrique Ortiz Perea, una de las víctimas de La Cantuta, rememoró estos hechos y expresó su indignación tras la muerte de Fujimori.
“Muere Fujimori, condenado por violaciones a DDHH y corrupción y un gobierno asesino como el de los 90 le rinde homenaje. Mensajes oficiales de pesar cuando para sus crímenes hay impunidad. Queda tu memoria, mi hermano y todo el amor por el que seguimos luchando. FujimoriNuncaMas”.
Siguiendo esa postura, Adrián Sarrio Muñoz, periodista de Ayacucho, recordó a Javier Ríos Rojas, un niño de 8 años asesinado junto a su padre en Barrios Altos.
“Javier Ríos Rojas, 8 años, asesinado junto a su padre en Barrios Altos. Su madre recogió su cuerpito minutos después de que el Grupo Colina irrumpiera en una pollada profondos para reparar el tubo de desagüe de la zona. Los paramilitares de Fujimori acribillaron a 15 personas”.
Pero las violaciones no acabaron ahí. En 1992, Fujimori implementó también un “autogolpe” que disolvió el Congreso y reescribió la Constitución. En 1995, fue reelegido bajo circunstancias cuestionables, mientras que en 1997 llevó a cabo la Operación Chavín de Huántar, una operación de rescate que ‘mejoró’ temporalmente su imagen. Sin embargo, estos eventos estuvieron acompañados de actos de violencia y represión.
Uno de los episodios más oscuros de su mandato fue la implementación de un programa de esterilizaciones forzadas en la década de 1990, que afectó a miles de mujeres, especialmente en comunidades indígenas y rurales, entre otros casos.
La ‘salida’ del poder
La salida de Fujimori del poder fue un proceso marcado por crisis y escándalos, especialmente cuando, en el año 2000, se reveló un video que mostraba al asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos ofreciendo sobornos para asegurar la lealtad de políticos opositores.
El descontento popular y las masivas protestas llevaron a Fujimori a tomar una decisión drástica. A fines de 2000, mientras se encontraba en Tokio, Japón, el exdictador envió un fax anunciando su renuncia a la presidencia. En su mensaje, alegaba que la situación en el país estaba fuera de control y que no podía garantizar su estabilidad. No obstante, Perú solicitó su extradición por cargos de corrupción y violaciones de derechos humanos. Finalmente, en 2007 fue extraditado.