Así fue como una empresa avícola sobrevivió al terrorismo y se convirtió en líder del Perú

Este emprendimiento, que casi desaparece a causa del terrorismo, logró resurgir con fuerza. Hoy, es una de las mejores empresas en su sector, distribuyendo más de 175 millones de pollos anualmente, gracias a la visión y esfuerzo de su fundador.

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Lo que empezó como una
Lo que empezó como una pequeña granja avícola en los arenales de Medio Mundo, se transformó en una compañía líder del sector avícola peruano. Pese a los golpes del terrorismo, la empresa resurgió y hoy es sinónimo de calidad y perseverancia. (Andina)

En el mundo empresarial, pocas historias reflejan mejor la capacidad de resiliencia y reinvención que la de Redondos, una de las principales empresas avícolas del Perú.

La compañía no solo logró sobrevivir en un contexto adverso, sino que, tras haberlo perdido todo por culpa del terrorismo, emergió como un líder indiscutido en su sector.

En la actualidad, distribuyen más de 175 millones de pollos al año, y su historia es un ejemplo de perseverancia y éxito frente a la adversidad.

De inicios humildes

Con apenas tres empleados y
Con apenas tres empleados y una visión firme, Julio Favre fundó su primera granja en 1973. A pesar de las dificultades políticas y económicas, su empresa logró abrirse paso en el competitivo mercado avícola. (El Montonero)

Todo comenzó en 1973, cuando Julio Favre Carranza, un joven recién graduado en zootecnia, decidió fundar su propia empresa avícola.

En un contexto marcado por la dictadura militar de Velasco, Julio se aventuró en los arenales de Medio Mundo, a unos 170 kilómetros al norte de Lima. Con apenas tres empleados, Favre construyó los primeros galpones y comenzó a criar pavos y pollos bebes.

Sin embargo, no sería un camino fácil. El Perú de esa época enfrentaba profundas crisis económicas y políticas, que impactaron el crecimiento de muchos sectores productivos, incluido el avícola.

Pero Julio, con una visión clara y una determinación inquebrantable, persistió. Su capacidad para adaptarse y buscar nuevas oportunidades le permitió adquirir, en 1977, la Granja Shinchi, lo que marcó el inicio de la diversificación de su negocio, entrando en la crianza de cerdos.

Prueba de fuego

Tras un devastador ataque terrorista
Tras un devastador ataque terrorista en 1987, la avícola de Julio Favre fue destruida. Menos del 10 % de las empresas sobrevivieron, pero él persistió, resurgiendo con más fuerza que nunca. (actualidadavipecuaria.com)

Si bien la empresa logró crecer lentamente durante sus primeros años, el verdadero reto llegó en 1987, cuando Sendero Luminoso, uno de los grupos terroristas más temidos de la época, atacó la empresa.

Dinamitando toda su maquinaria, Sendero Luminoso no solo destruyó físicamente lo que Julio había construido, sino que casi lo llevó a perder todo. En esos años oscuros, la amenaza terrorista era tal que muchas empresas en el sector avícola simplemente cerraron.

De hecho, menos del 10% de las empresas avícolas del Perú lograron sobrevivir a ese periodo de violencia e inestabilidad. A pesar de este devastador golpe, el empresario no se rindió. En lugar de ceder, tomó la difícil decisión de enviar a su hijo mayor a estudiar a Estados Unidos, buscando proteger a su familia y asegurar el futuro de la empresa. Comenzó de nuevo, con la misma tenacidad con la que había iniciado su proyecto en 1973.

Cambio de nombre

Los galpones circulares inspiraron el
Los galpones circulares inspiraron el nuevo nombre de la empresa en 1995, un cambio que marcó su relanzamiento en el mercado como una empresa confiable y sólida, afianzando su posición en el sector. (Andina)

Con el retorno de la estabilidad política en el país, Julio y su familia decidieron seguir apostando por el negocio avícola. En 1990, inauguraron una planta de procesamiento en la ciudad de Huacho, lo que les permitió empezar a criar pollos de engorde un año después.

El negocio comenzó a consolidarse nuevamente, y en 1995, la empresa adoptó un nuevo nombre: Redondos. El origen de este nombre tiene una anécdota interesante. Los galpones diseñados por Julio tenían una estructura circular, lo que ayudaba a evitar accidentes entre los pavos bebes.

Esta particularidad fue clave para la imagen de la empresa, asociada con pollos bien alimentados y “redondos”. El cambio de nombre fue un acierto, y Redondos comenzó a posicionarse en el mercado como una empresa de calidad y confianza.

A medida que el negocio creció, Julio Favre no solo se consolidó como un líder empresarial, sino también como un referente gremial. Ocupó altos cargos en la Asociación Peruana de Avicultura y la Federación de Industrias Avícolas.

Bajo su liderazgo, Redondos continuó modernizándose y hoy cuenta con una de las plantas de incubación más avanzadas del Perú, capaz de procesar 14.000 pollos por hora.

Crecimiento y ayuda social

La empresa ha logrado un
La empresa ha logrado un crecimiento notable, empleando a miles y desarrollando iniciativas como "Somos Más Hierro", un programa social clave para combatir la anemia en varias regiones del país. (agraria.pe)

Pero Redondos no se limitó solo a innovar en la producción avícola. A lo largo de los años, la empresa ha desarrollado una sólida estructura empresarial que incluye más de 5.000 empleados y programas sociales enfocados en las comunidades donde opera.

Uno de sus proyectos más destacados es “Somos Más Hierro”, una iniciativa que busca combatir la anemia infantil, un problema crítico en diversas regiones del país. En el año 2023, tras proyectar una facturación de 2.700 millones de soles, Redondos sigue explorando nuevas oportunidades de negocio.

Entre sus últimas innovaciones, destaca la creación de una línea de productos de cerdo premium y alimentos listos para cocinar, ampliando su oferta y respondiendo a las tendencias de consumo actuales.

La historia de Redondos es, en muchos aspectos, un reflejo del espíritu emprendedor y resiliente que caracteriza a muchos empresarios peruanos. A pesar de los desafíos, incluido el devastador impacto del terrorismo, Julio Favre y su familia nunca perdieron la fe en su proyecto.

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