En las vastas tierras del Perú, un hombre cuya figura evocaba la de antiguos héroes, se lanzó a la aventura con una determinación inconmensurable. Su nombre quedó en las sombras por un tiempo, pero sus hazañas se expandían con la fuerza de quien desafía lo inexplorado. Desde 1957 hasta 1984, este explorador cruzó montañas, selvas y ríos con una energía casi sobrenatural, como si la naturaleza misma lo hubiese escogido para desvelar sus secretos mejor guardados.
Con su porte imponente y una fama que se extendía más allá de las fronteras, este aventurero bien podría haber sido la personificación de ‘Indiana Jones’, el icónico personaje de la cinematografía hollywoodense. Al igual que el célebre arqueólogo, combinaba una insaciable curiosidad con un valor indescriptible, enfrentándose a los peligros del Perú con audacia. Su figura se alzaba como un héroe de ficción hecho realidad.
Douglas Eugene Savoy (1927-2007) es el nombre del explorador descrito en párrafos anteriores. El hombre que vio la luz por primera vez en Bellingham, Washington, nunca estuvo destinado a una existencia común. Desde las vastedades del norte, algo más grande que él lo condujo hacia tierras lejanas, donde la aventura lo esperaba con los brazos abiertos, como si su esencia estuviera predestinada a conquistar lo desconocido.
Su espíritu inquieto lo llevó a trascender las fronteras de su país natal, convirtiéndose en un explorador de proporciones legendarias, un hombre que, lejos de ser contenido por el mundo conocido, se lanzó a descubrir los misterios ocultos en las vastas tierras del Perú y más allá.
Eugene Savoy comenzó su formación académica en la Universidad Jesuita de Portland, inicialmente atraído por una vocación religiosa. Sin embargo, su pasión por las culturas antiguas y los pueblos originarios pronto le llevó a abandonar estos estudios para dedicarse al folklore, la arqueología, la mitología, la religión y la etnografía de las civilizaciones americanas.
En 1957, el estadounidense recibió una invitación para unirse a una excavación arqueológica en Perú, pero el proyecto no se materializó. A pesar de esto, su visita al país andino se convirtió en un punto de inflexión. Decidió establecerse en Perú y emprender una misión de exploración que duraría hasta 1984. Durante este extenso periodo, descubrió más de 40 ciudades perdidas de diversas culturas precolombinas. Su labor ofreció a los peruanos una nueva comprensión de su patrimonio histórico.
Eugene Savoy, el explorador que descubrió más de 40 ciudades perdidas en Perú
En la década de 1960, Douglas Eugene Savoy llevó a cabo varias expediciones en la selva peruana, los Andes y el Amazonas, obteniendo buenos resultados. Entre sus hallazgos más destacados se encuentran Vilcabamba, el último refugio inca ante la invasión española, y Gran Pajatén. Para el explorador, estos sitios eran la prueba tangible de su teoría sobre el origen de las culturas andinas.
Según su visión, las raíces de estas civilizaciones no estaban en los valles andinos, sino en las regiones selváticas. Con estos descubrimientos, desafió las concepciones tradicionales sobre el origen de las culturas andinas.
El aventurero compartió sus experiencias sobre los lugares que exploró en una conversación con Discovery Networks, cuyo canal difundió sus declaraciones a través de un documental. “Exploré todo Ecuador, Colombia, Venezuela, (así como) todos los afluentes del Amazonas (...) No encontré nada. Sinceramente si allí hubieran ruinas, yo las habría encontrado. Allí no están, están en Perú”, sostuvo.
Durante décadas, Savoy se dedicó a explorar las regiones más remotas del Perú. Su búsqueda de ruinas precolombinas lo llevó a recorrer la vasta selva y los valles peruanos, descubriendo ciudades y aldeas antiguas que habían permanecido ocultas. Su labor incansable y meticulosa le permitió documentar más de 40 colecciones de ruinas, las cuales se encuentran en el país.
Respecto a sus hallazgos, el explorador dijo lo siguiente: “Encontramos unos 40 sitios localizados en 40 lugares distintos. (Estaban) unidos por caminos de piedra y cada uno comprendía entre 400 y 500 edificios”, afirmó en el documental del medio internacional.
En 1965, al llegar a Gran Pajatén, Savoy descubrió esculturas que representaban cóndores y figuras adornadas con aureolas. A lo largo de su vida llena de aventuras y exploraciones, siguió sus sueños con determinación y logró obtener estos notables hallazgos.
El historiador Santiago Tácunan Bonifacio, a través de su artículo “Un explorador apasionado por el Perú”, señaló los otros lugares que descubrió el estadounidense. “Su historia es poca conocida entre los peruanos, a pesar de ser descubridor de importantes vestigios arqueológicos como Vilcabamba (el último refugio de los incas, en Cusco), el Gran Pajatén (una antigua ciudad de piedra preincaica en la región San Martín), el Gran Vilaya (una intrincada estructura de piedra que cubren más de 250 kilómetros cuadrados de densa selva, en Chachapoyas), entre otras evidencias arquitectónicas ubicadas en el oriente peruano”, indicó.
Finalmente, el explorador no solo se dedicó a la aventura, sino que también se entregó a una intensa labor divulgativa. A lo largo de los años, produjo una amplia gama de libros, artículos y ensayos que compartieron sus descubrimientos y conocimientos con el mundo. Además, contribuyó con documentales para la televisión que llevaron sus hallazgos y su pasión por las culturas antiguas a una audiencia global.