En el corazón del distrito del Rímac, se esconde un tesoro arquitectónico que pocos conocen a fondo: la Plaza de Acho. Esta arena no solo es la tercera plaza de toros más antigua del mundo, sino que también es un epicentro de historia y cultura en Lima. Fundada en 1766, Acho ha sido testigo de innumerables eventos y ha albergado a figuras destacadas en la tauromaquia mundial. Sus muros centenarios han presenciado los cambios sociales, terremotos y guerras, resistiendo el paso del tiempo como símbolo perdurable de tradición y arte.
Descubrir la historia de la Plaza de Acho es adentrarse en un viaje al pasado, donde la fusión de tradiciones españolas y peruanas se manifiesta en cada rincón. Desde su fundación, el ruedo de Acho ha sido escenario de épicos enfrentamientos taurinos y fiestas populares que han moldeado la identidad del Rímac y de Lima. Acompáñanos a explorar los recovecos de este emblema cultural y desentrañemos los enigmas que han alimentado la fascinación por esta icónica plaza a lo largo del tiempo.
¿Cómo nació la Plaza de Acho en plena época virreinal?
La Plaza de Acho fue fundada en 1766 por orden del virrey Manuel de Amat y Junyent, quien buscaba dotar a la ciudad de Lima de una arena adecuada para las corridas de toros, tradición profundamente arraigada en la cultura española y adoptada en el Virreinato del Perú.
Antes de la construcción de Acho, las corridas se llevaban a cabo en plazas improvisadas. La creación de una plaza fija y monumental, como Acho, representó un paso significativo para institucionalizar la tauromaquia en el territorio virreinal. Según información publicada en el portal Toros en el Mundo , el virrey amaba de los espectáculos taurinos y, una vez autorizada la construcción de la plaza, era habitual verle disfrutar de cada una de las ocho corridas anuales establecidas.
La construcción de la Plaza de Acho contó con la participación de importantes arquitectos y se edificó cerca del río Rímac, se facilitó el acceso y la congregación del público. La inauguración tuvo lugar el 30 de enero de 1766, siendo su propietario Don Agustín Hipólito de Landaburu, quien, como condición, debía entregar parte de los beneficios al Hospicio de Pobres de la Real Junta de Beneficencia, antecesora de la Beneficencia Pública de Lima, su actual propietaria.
¿Qué eventos históricos marcaron su legado en el siglo XIX?
En el siglo XIX, la Plaza de Acho se convirtió en un escenario de eventos históricos notables que le otorgaron un legado perdurable.
- Uno de los más significativos fue la celebración de la corrida en honor a la independencia del Perú el 28 de julio de 1821, organizada poco después de la proclamación de independencia por el general José de San Martín. Este evento no solo conmemoró un hito crucial en la historia nacional, sino que también se consolidó a la Plaza de Acho como un símbolo de identidad y cultura peruana.
- Otro evento destacado tuvo lugar el 2 de diciembre de 1867, cuando la plaza acogió una corrida en homenaje al presidente Mariano Ignacio Prado, quien estaba al mando durante la Guerra contra España. La corrida no solo sirvió como acto de respaldo al gobierno en tiempos de conflicto, sino que también demostró el papel de la Plaza de Acho como un espacio de encuentro y expresión de apoyo popular.
¿Quiénes fueron las grandes figuras que la inmortalizaron?
A lo largo de su historia, la Plaza de Acho ha sido escenario de actuaciones memorables por parte de grandes figuras del toreo que la han inmortalizado.
Una de las más destacadas es el matador español Manuel Rodríguez Sánchez, conocido como “Manolete”, quien debutó en Lima en 1946 y dejó una huella imborrable en la afición taurina local con su estilo único y valiente. La actuación de Manolete en Acho sigue siendo una referencia fundamental para los aficionados y críticos del toreo.
Otra figura monumental en la historia de la Plaza de Acho es el torero peruano Rafael Santa Cruz, mejor conocido como “Rafaelillo”. Este matador logró consagrarse en la arena limeña durante las décadas de 1920 y 1930, y es considerado uno de los máximos exponentes del toreo en Perú. Su valentía y destreza en la plaza le ganaron el reconocimiento tanto en su país como en el extranjero.
¿Cómo ha resistido la Plaza de Acho al paso del tiempo?
La Plaza de Acho ha resistido al paso del tiempo gracias a diversas intervenciones de restauración y mantenimiento que han sido fundamentales para su conservación. En 1945, se llevó a cabo una importante remodelación para conmemorar su 179 aniversario, que incluyó mejoras en la estructura y la ampliación del ruedo. Esta intervención fue crucial para mantener la plaza en condiciones óptimas y adaptarla a las exigencias modernas, sin perder su esencia histórica.