El gobernador regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, protagonizó ayer un tenso incidente con los habitantes de Mollepata. La situación se desbordó en medio de una reunión pública cuando los pobladores lo increparon por los retrasos en la ejecución de diversas obras prometidas. Lo que debió ser un diálogo, pronto se convirtió en una acalorada confrontación entre la autoridad regional y los ciudadanos. La autoridad, visiblemente frustrado, intentó argumentar su gestión, pero se topó con un ambiente cargado de reclamos.
“Lo lamentable de la población es que está dividida. Tantas veces he pedido: ¡Únanse, carajo! Para poder salir adelante, si estamos divididos no vamos a hacer nada.”, señaló
Los vecinos, molestos por lo que consideraban una falta de avances tangibles en proyectos de infraestructura, no tardaron en expresar su descontento, interrumpiendo constantemente al gobernador. “Esta no es una audiencia pública”, espetó, “si quieren otra reunión, pónganse de acuerdo entre ustedes”. Además, remarcó la división que percibe entre los líderes locales, sugiriendo que las diferencias internas dificultan el progreso.
Descontento generalizado en Mollepata
La tensión se incrementó cuando el gobernador comenzó a recordar su primer mandato en 2011, enfatizando lo que a su juicio fue un avance significativo en la región. Al mencionar la construcción de la vía principal de acceso, Oscorima destacó el rol que desempeñó en dicho proyecto. Sin embargo, sus palabras no apaciguaron a los presentes. “Nosotros somos los que sufrimos por la falta de agua, los que vivimos con promesas incumplidas”, gritó uno de los asistentes, interrumpiendo el discurso.
El gobernador trató de continuar su alocución, pero fue nuevamente interrumpido. “Hemos avanzado, pero pasaron los años y encontré dirigentes por aquí y por allá. Dirigentes enfrentados hacen perder la paciencia y las ganas de trabajar por ustedes. Si están divididos, no se va a hacer nada”, dijo antes irse furioso.
Finalmente, optó por retirarse de la reunión sin haber culminado su intervención. “Déjenme terminar de hablar”, repetía el gobernador mientras los abucheos y gritos de “fuera wayki” lo acompañaban hasta su salida.
Argumentos en defensa de su gestión
Durante su intervención, Oscorima insistió en recalcar las dificultades que enfrenta para cumplir con las demandas de la comunidad. En un momento de la conversación, mencionó el apoyo económico que, según él, ha ofrecido a diversos proyectos de la región, señalando que parte de los fondos provienen directamente de su bolsillo. “No me hace falta la plata. Además, dejó claro que ha puesto “su propio dinero” en varias obras para complementar el financiamiento público.
El gobernador insistió en que su disposición a apoyar a la comunidad sigue intacta, pero que la falta de unidad entre los pobladores obstaculiza su trabajo. “Si están divididos, no se va a poder hacer nada”, afirmó, acusando a ciertos dirigentes locales de poner intereses políticos por encima del bienestar común.
El incidente de ayer no es un hecho aislado. En abril pasado, el regidor enfrentó una situación similar a las afueras de la Fiscalía, donde había acudido para ofrecer declaraciones en calidad de testigo en una investigación relacionada con un presunto caso de enriquecimiento ilícito. En esa ocasión, también fue recibido con abucheos por un grupo de manifestantes que lo esperaban en la salida del edificio.
Ayer, nuevamente, la brecha entre la autoridad y la comunidad quedó expuesta. Mientras Oscorima se retiraba, algunos pobladores insistían en que la falta de respuestas concretas a sus necesidades es lo que alimenta el malestar. La insistencia en hablar de proyectos financiados con su propio dinero no fue suficiente para calmar los ánimos, y las demandas de obras sin concluir quedaron flotando en el aire.