El trágico vuelo 810 de Varig: avión se estrelló en un cerro de Lima y no quedó vivo ningún pasajero

El vuelo, comandado por el capitán Gilberto Salomoni, terminó trágicamente en Ciudad de Dios, cambiando para siempre los protocolos de navegación aérea.

El trágico accidente en el cerro La Cruz evidenció las fallas tecnológicas y humanas que costaron la vida de todos los pasajeros y tripulantes. Composición: Getty/Gamma-Rapho/Michel Ginfray |

El Vuelo 810 de Varig, que conectaba Río de Janeiro con Los Ángeles y hacía escalas en Lima, Bogotá y Ciudad de México, fue escenario de una de las peores catástrofes aéreas de 1962. El 27 de noviembre, la aeronave se estrelló durante su aproximación al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima, resultando en la pérdida de todas las vidas a bordo.

El Boeing 707-441, identificado con la matrícula PP-VJB, había partido del Aeropuerto Internacional de Galeao en Río de Janeiro a las 03:53 UTC rumbo a Lima. El vuelo, comandado por el capitán Gilberto Salomoni, llevaba 80 pasajeros y 17 tripulantes. Sin embargo, el destino del vuelo cambió drásticamente, finalizando trágicamente en Ciudad de Dios, un área situada al sureste del aeropuerto limeño.

¿Qué ocurrió durante el descenso del Vuelo 810?

A las 08:09 a.m., cuando el Vuelo 810 se encontraba a 10.972 metros de altitud, la tripulación se comunicó con el control de tráfico aéreo en Lima-Callao. Planeaban sobrevolar Pisco a las 08:10 y llegar al aeropuerto de Lima a las 08:36.

Aunque inicialmente solicitaron permiso para descender, este les fue denegado debido a un avión Douglas DC-6 que volaba a una altitud menor cerca de Pisco.

Restos del Boeing 707-441 de Varig en el cerro La Cruz, tras el trágico accidente de 1962. Equipo de rescate inspección la zona del impacto del vuelo 810 de Varig en Ciudad de Dios. Foto: (Getty/Gamma-Rapho/Michel Ginfray)

¿Qué errores se cometieron durante la maniobra final?

Para ejecutar la aproximación final, el PP-VJB tuvo que realizar una serie de giros. Desviándose de su ruta, la aeronave giró hacia la derecha de su curso de 330 grados, luego a la izquierda sobrevolando el Aeropuerto Jorge Chávez y finalmente hacia el sur, pasando por la Base Aérea de Las Palmas antes de intentar alinearse con la pista 33.

De manera inesperada y sin razones plenamente aclaradas, el Boeing 707 se mantuvo fuera del eje de trayectoria hacia la pista 33. A las 08:37 UTC, el avión se desvió y chocó contra el cerro La Cruz en Ciudad de Dios, San Juan de Miraflores, a 25 kilómetros al sureste del aeropuerto. El impacto fue tan violento que la aeronave se desintegró y explotó, resultando en la muerte instantánea de todos a bordo.
Fragmentos del avión desintegrado se esparcen en la cima del cerro La Cruz. Foto: Pierre Baudier | Pinterest

¿Qué factores contribuyeron a la falta de claridad en la investigación?

Las investigaciones posteriores no lograron determinar con precisión la causa del destino del avión. Se supone que el piloto pudo haber sintonizado incorrectamente los instrumentos de navegación, confundiéndolos y ajustándolos erróneamente, lo que contribuyó a la tragedia. Además, el equipo integral de Collins no se encontró entre los restos, dejando muchas preguntas sin respuesta.

La falta de tecnología avanzada en los registradores de vuelo de la época complicó la determinación exacta de las causas del accidente. Los “cajas negras” de aquellos años registraban pocos parámetros y no eran obligatorios en todos los aviones, lo cual limitó severamente las capacidades de evaluación de los investigadores.

¿Qué legado dejó el Vuelo 810 en la memoria colectiva?

El accidente del Vuelo 810 no solo marcó una tragedia en la aviación, sino que también dejó un legado profundo en términos de seguridad aérea y protocolos de emergencia. Las lecciones aprendidas de este incidente han ayudado a prevenir futuros desastres, y han reforzado la importancia de la mejora continua en la tecnología y procedimientos de piloto.

Gráfico del avión Boeing 707-441 de Varig, modelo involucrado en el accidente de 1962. Foto: Eduard Marmet

Además, familias y comunidades enteras quedaron devastadas por la inmensa pérdida, y el accidente sigue siendo un recordatorio doloroso del costo humano que puede tener el error humano y la falla técnica. Las historias de las víctimas y sus familias son recordadas como un llamado constante a la memoria y al mejoramiento constante de la seguridad en los vuelos comerciales.