“Un club, como ente social, debe ser parte del cambio”: rechazan reincorporación de Cueva a Cienciano pese a denuncia por violencia

El último martes 3 de septiembre, una noticia llegó desde Cusco y despertó la indignación de la ciudadanía en general: Cienciano había decidido mantener a Christian Cueva en sus filas pese a la denuncia presentada por su expareja Pamela López. El pronunciamiento, compartido a través de las redes sociales del club, se llenó rápidamente de mensajes de usuarios que rechazaban la medida y cuestionaban el compromiso —término usado en el mismo comunicado— de la institución con la lucha por erradicar la violencia contra la mujer en el Perú.

De esta manera, todo parece apuntar que la estadía del jugador en el equipo está asegurada, siempre y cuando cumpla con una serie de requisitos, como normas de conducta personal, acceso a tratamiento psicológico y el cumplimiento de sus responsabilidades económicas familiares.

Sin embargo, el cambio de actitud de Cienciano hacia un comprobado agresor ha dejado en evidencia la impunidad con la que se abordan las acusaciones por violencia de género en el ámbito deportivo, sobre todo al considerar que este solo es el último nombre en una larga lista de futbolistas que se desempeñan con normalidad en sus equipos pese a haber sido denunciados.

Todo lo ocurrido, además, pone en el centro de los reflectores a una cuestión sumamente importante: ¿es responsabilidad de los clubes deportivos involucrarse activamente en rechazar los casos de violencia contra la mujer? En conversación con Infobae Perú, Shely Cabrera, abogada y responsable de Incidencia del Programa de Sexualidad y Autonomía Física de la organización feminista Manuela Ramos, establece que “es una labor no solamente del club, sino que es una labor de la sociedad en general”.

Para la especialista, otra de las señales de alerta en el abordaje del caso se da mediante esta idea equivocada de que los hechos de violencia contra la mujer forman parte del ‘ámbito privado’; es decir, lo que pasa puertas adentro no tiene nada que ver con la sociedad. “No es así, porque la violencia es un tema que afecta a todas y a todos por igual”, desmiente.

Estas estructuras de poder, a su vez, pueden terminar por traducirse en niños que aprenden que las agresiones son normales o niñas que infieren que esta es la clase de trato que deben esperar en sus relaciones futuras, advierte Cabrera.

Por su parte, el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán también rechaza la decisión de Cienciano de reincorporar a Christian Cueva al advertir los riesgos que podrían derivar de esta sensación de impunidad hacia los agresores, especialmente en ámbitos predominantemente masculinos. “Lamentamos que la condena pública de lo que es uno de los principales problemas del país sea una medida superficial y temporal. El rechazo a estas conductas no debería depender de la atención mediática”, asegura en su comunicado oficial.

La impunidad se menciona una y otra vez cuando se habla de agresores en el Perú, aunque también en el mundo. Y una muestra de ello llegó cuando Cienciano se retractó de la suspensión inicial de Cueva, una medida que suele ser adoptada apenas se lleva un caso a la luz pública; no obstante, estas tienden a ser olvidadas y el rechazo social desaparece con el pasar del tiempo, especialmente si se trata de un personaje con amplio margen de aceptación.

Esta postura es compartida por Flora Tristán, organización que otorga un mayor nivel de responsabilidad a las instituciones deportivas, ya que tienen la capacidad de influir en la juventud y en amplios sectores sociales. “Cuando la sanción simbólica a un jugador no se mantiene firme, el mensaje que se da es de impunidad y de permisividad social a la violencia”, asegura.

Finalmente, de acuerdo a la representante de Manuela Ramos, la solución a esta problemática no pasa solo en obtener una sanción para el agresor, lo que puede ser de mucha ayuda en el proceso de sanación de las víctimas, sino que también se debe buscar un cambio real desde la prevención, a través del empoderamiento de las niñas y niños mediante la educación sexual integral y otros aprendizajes que permitan desarrollar su autonomía, así como identificar conductas nocivas para su integridad.

Si eres víctima de violencia contra la mujer e integrantes del núcleo familiar, puedes comunicarte de forma totalmente gratuita a la Línea 100, la cual “brinda información, orientación, consejería y soporte emocional en quechua, aimara y castellano para las personas afectadas” durante las 24 horas del día y los siete días de la semana.

También tienes la opción de acudir a uno de los CEM, que se especializan en ofrecer “atención integral y multidisciplinaria” para sobrevivientes. Estos cuentan con asesoría legal, contención emocional y apoyo social a nivel nacional. Atienden de lunes a viernes, en el horario de 8.00 a.m. a 4.15 p.m., mientras que los que se hallan en comisarías funcionan las 24 horas del día. Para más información, comunícate al (01) 419 7260.

Por su parte, el Servicio de Atención Urgente (SAU), al que se te derivará si corresponde, se encarga de brindar atención inmediata a las víctimas de violencia de género, a la par que contribuye en el acceso de justicia, protección y recuperación.

Finalmente, para los casos de situaciones de riesgo o violencia en las relaciones de enamoramiento o noviazgo, se puede solicitar información y orientación psicológica para ti o las personas afectadas a través del Chat 100, mediante el siguiente enlace.