Entre las maravillas que Perú ofrece al mundo, pocos saben que existe un “segundo Machu Picchu”. Sin embargo, este no se encuentra en los majestuosos Andes, sino en la Antártida, donde el país latinoamericano estableció la Estación Científica Antártica “Machu Picchu” (ECAMP). Este logro destaca el compromiso del país con la investigación polar y su presencia estratégica en el continente más inhóspito del planeta.
El vínculo entre la antigua ciudad inca y la estación científica no es casual. La primera piedra utilizada en la construcción de la ECAMP fue traída desde el propio Machu Picchu, simbolizando un puente entre la grandeza histórica de Perú y su ambición científica contemporánea. Esta piedra, hoy parte integral de la estación, se encuentra junto a la bandera peruana y una placa que inmortaliza el poema “Las piedras” de César Vallejo, un homenaje literario que añade un toque de cultura peruana a este sitio.
La historia de Perú en la Antártida comenzó en 1988, cuando el país emprendió su primera expedición al continente blanco. Un año después, en 1989, se consolidó la presencia peruana con la construcción de la Estación Científica. Desde entonces, la base es un centro de operaciones clave para la investigación científica y ha servido como un símbolo de la participación activa de Perú en los asuntos antárticos. Este 2024, se cumplen 35 años desde la inauguración de la ECAMP, un recordatorio de la importancia de la presencia en este territorio.
La ubicación estratégica de la ECAMP
La ECAMP se encuentra en la ensenada Mackellar de la isla Rey Jorge, parte de las islas Shetland del Sur, situadas al extremo norte de la península Antártica. Las coordenadas exactas de la estación son 62° 05.5′ latitud Sur y 58°28.5′ longitud Oeste. Esta ubicación estratégica permite a la base peruana estar en proximidad con otras estaciones de países como Brasil, Polonia, Argentina, Corea, Uruguay, Rusia, Chile y China. La cercanía con estas bases internacionales facilita la cooperación y el intercambio de conocimientos científicos.
La infraestructura de la ECAMP está compuesta por 11 módulos diseñados para albergar a 43 personas, ofreciendo instalaciones que incluyen habitabilidad, cocina, laboratorios, mantenimiento y almacenamiento de vehículos. Aunque la estación solo se abre durante el verano austral, es un epicentro de actividades científicas que abordan temas cruciales como el impacto del cambio climático y la biodiversidad marina.
La investigación científica en la ECAMP
Las campañas científicas realizadas por Perú en la Antártida han sido fundamentales para el mantenimiento de la ECAMP y para la recolección de datos que contribuyen al entendimiento mundial del cambio climático y sus efectos. Una de las principales áreas de estudio es el krill antártico, un pequeño crustáceo que juega un papel relevante en la cadena alimenticia del ecosistema polar. Este ser diminuto, de apenas 3 centímetros de largo, es el alimento principal de numerosas especies antárticas, incluyendo focas, ballenas y pingüinos.
Además del estudio del krill, los científicos peruanos han llevado a cabo investigaciones en campos tan diversos como la oceanografía, la geología, la meteorología y la tecnología satelital. Estos estudios no solo amplían el conocimiento científico, sino que también tienen implicaciones directas para la comprensión de fenómenos globales que afectan a Perú y al mundo entero.
El rol del B.A.P. Carrasco
Las expediciones científicas peruanas a la Antártida dependen en gran medida del B.A.P. Carrasco, un buque de la Armada Peruana diseñado específicamente para misiones en aguas polares. Este navío, equipado con tecnología de punta, es fundamental para el transporte de personal y material científico hacia la ECAMP. El viaje hacia la Antártida toma aproximadamente 20 días.
La última expedición, que partió el 19 de enero de 2024, duró 70 días, con 38 días dedicados al viaje de ida y vuelta y 32 días de estadía en la base. Esta misión, parte de la Trigésima Campaña Científica del Perú a la Antártida (ANTAR XXX).
La importancia de la Antártida para Perú
La presencia de Perú en la Antártida no es solo una cuestión de orgullo nacional, sino una parte integral de su compromiso con la protección del medio ambiente y la investigación científica global. Según la bióloga Patricia Ayón, de Oceana, las aguas antárticas tienen una conexión directa con las aguas peruanas. Esta relación implica que especies como las ballenas jorobadas, que migran hacia las costas peruanas durante el invierno, dependen de la cadena alimenticia antártica para su supervivencia.
El krill, presente en ambas regiones, aunque en tamaños distintos, es un ejemplo claro de cómo los ecosistemas de Perú y la Antártida están interconectados. Además, otras especies, como el bacalao de profundidad, también tienen una relación con las aguas antárticas, lo que destaca la importancia de mantener y expandir la investigación en la ECAMP.
Perú, como miembro consultivo del Tratado Antártico, tiene no solo el derecho, sino también la responsabilidad de continuar su labor científica en este continente.