El legado del padre Ugo de Censi yace en cada rincón del país que lo conoció; especialmente, a casi 110 kilómetros de Huaraz. Infobae Perú viajó cerca de tres horas de la ‘Suiza Peruana’ para conocer el taller de los ‘Artesanos Don Bosco’, un espacio que alberga a mujeres y hombres que se dedican a la carpintería, escultura, pintura y restauración.
Todo comenzó con la idea de contar con una escuela de carpinteros. Así fue como en 1984 nació el taller, por lo que logró involucrar a un pequeño grupo de jóvenes de Chacas que vivían en los caseríos de este pueblo.
“Cada mañana cuando entro a la iglesia y veo ese lindo retablo, antiguo y deteriorado por el paso del tiempo, siento en mi corazón una voz que me dice ‘Ugo arregla mi casita’”, fueron unas de las frases del padre para inspirarse en la creación de este taller.
La primera idea era construir la iglesia, pero para ello se necesitaban artesanos. El vocero de este taller narra que el padre comenzó a identificar el talento en los que vivían en Chacas, pero para ello buscó a profesores de Cusco e Italia para que les enseñaran. Entonces, mientras los jóvenes aprendían, se remodelaba cada espacio.
Estas personas eran las que por motivos económicos no podían continuar con sus estudios y, en algunas ocasiones, se habían quedado huérfanos. De esta manera, tendrían un trabajo en el mundo artístico e incluso muchos de ellos nacieron con estas habilidades.
No obstante, el padre no solo pensaba en los hombres, sino también en las mujeres. Por ello, de manera paralela, se incluyeron actividades de tejido y bordado con lana. Mientras tanto, se buscaban convenios con el Ministerio de Educación para la creación de un colegio. Los gastos eran cubiertos por la organización.
La lucha de un pueblo para levantarse
El objetivo del párroco también era que los jóvenes no abandonaran su ciudad natal para buscar un futuro mejor en la capital cuando podían generar ganancias con su talento. Este medio pudo conocer las historias de algunas alumnas que llegaron al taller y se muestran agradecidas con el padre, que a pesar de cumplirse seis años de su fallecimiento, siempre lo recuerdan con mucho cariño.
Dionisia Solorzano tiene 25 años y desde hace tres meses labora en ‘Artesanos Don Bosco’. Ella es natural del centro poblado de Socos de Chacas y estuvo por cinco años en el taller de Sapchá para luego pasar su prueba e ingresar a laborar. Confiesa que le apasiona el arte, debido a que ha visto que muchas de sus compañeras decidieron retirarse, pero ella continúa.
“Me gusta la pintura y realizar el vidrio molino”, menciona.
Sumilda Melanie Morales acaba de culminar su etapa escolar, pero desde hace cuatro meses se encuentra en el taller para hacer sus primeras prácticas. Es así como constantemente se guía de sus compañeras para que aprenda la técnica de los trabajos de vidrio.
Morales se especializa en vitrofusión para crear pulseras, collares y aretes, una labor que requiere gran paciencia debido a la atención al detalle necesaria para cada joya. El proceso de vitrofusión implica triturar el vidrio y moldearlo para formar las figuras deseadas en los dijes.
Juana Blas es una de las mujeres que más años lleva laborando. Ella nos recibe con una sonrisa en el rostro y narra cómo es el proceso de esta técnica. Explica que primero se debe diseñar el cuadro y colocar en el horno a una temperatura de 720 grados.
“Estos son polvos de vidrios, donde nosotras lo chancamos de los retazos de vidrios. Entonces, lo trituramos y después lo cernimos con este colador. Este también nos ayuda para echar y ganar el tiempo. Lo echamos con mucha delicadeza, calculando donde tiene que caer y luego voy combinando con los colores”, precisó.
Luego de ello, se vuelve a colocar en el horno cuando ya está con el polvo, pero a una temperatura de 635 grados. Sin embargo, si se programa a una temperatura mayor, ocasionaría daños en el diseño.
Los vidrios compatibles son traídos desde Estados Unidos, como también trabajan con vidrios espejos o float. La representante del taller de mujeres explica que cada una labora a su propio ritmo.
“Cada una se pone sus metas, cuanto más logren ellas, mejor para sí mismas”, añade. “Cada pieza, cada trabajo va pensado cómo quieres. Una fusión parcial o total, pegamento lo más simple, varía mucho el trabajo”, continúa.
En el recorrido por el taller también encontramos a Joel Pinedo Llumpa, quien acaba de culminar su etapa de nivel secundario. El amor por el dibujo lo hizo llegar hasta este espacio que lo ha albergado desde hace cuatro meses. “Comencé primero a cortar los vidrios y después a armar las imágenes. Cuando aprendí a manejar el vidrio empecé a hacer estos trabajos”, manifiesta.
El adolescente de 17 años precisamente dice que lo importante y el primer paso de su arte es el dibujo, lo cual lo puede culminar entre dos a tres días, depende de la dificultad que cada uno requiera. Él se ha instalado en el taller y es guiado por los maestros.
Un taller autosostenible
El padre Ugo también se convirtió en un cazatalentos; su visión junto a sus compañeros los llevó a buscar nuevas alternativas para que un pueblo, olvidado por el Estado, se supere. De esta manera, vio que el proyecto era autosostenible a lo largo del tiempo.
“En realidad, la finalidad era querer ayudar a los chicos, pero después se pensó de dónde sale el dinero o hacer autosostenible. Entonces, ¿cómo vender aquí productos tan caros como el arte?”, narra el vocero del taller.
Era una de las reiteradas preguntas del salesiano que logró que los productos hechos a manos de las mujeres y hombres de Chacas fueran vendidos a nivel nacional e internacional.
Teodorico Tafur Obregón, uno de los alumnos de Censi, menciona que sus productos principalmente son llevados a Europa, pero también ganaron licitaciones para proyectos grandes en el Perú. Uno de ellos es la reconstrucción de la iglesia San Sebastián de Cusco, la cual un incendio destruyó el 80% de la infraestructura.
Además, se dedican a realizar muebles para cocinas, dormitorios, camas, entre otros. El legado del padre Ugo de Censi siempre estará presente en y con estos espacios. Cuando visites visitar Chacas, no puedes irte sin ingresar al taller, donde el cuadro de la foto del salesiano te dará la bienvenida.
Chacas es una alternativa para visitar en un día cuando visites Huaraz, a donde también puedes llegar en avión en menos de una hora. Revisar otros lugares turísticos en ‘Y tú qué planes’ para conocer más de los paisajes peruanos.