El papel aguanta todo. El optimismo y algunos números pueden decir una cosa, pero la realidad sería otra. Se debe trabajar arduamente para conseguir lo que se espera, más aún cuando organismos técnicos consideran que existen riesgos.
Recientemente, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) publicó el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2025-2028, principal documento de política económica y fiscal del Gobierno, donde se exponen las proyecciones sobre el desempeño de la actividad económica para este año y los próximos cuatro años, así como las de ingresos públicos, que serían la base para el presupuesto de 2025, y lineamientos hacia los siguientes años en materia de ingresos y gastos públicos.
Se espera que el PBI crezca un 3.2% en 2024, y 3.1% en 2025, como respuesta a la recuperación de diversas actividades, luego de superar las consecuencias del fenómeno El Niño y la dada la estabilización del entorno internacional. Tal como se sostiene en el MMM, el dinamismo de 2024 se explicaría por el desempeño de la actividad económica del segundo trimestre de 2024; una mayor ejecución de la inversión pública; y una recuperación más rápida del consumo privado asociada a la liberación fondos privados de pensiones.
Sobre el desempeño de la economía peruana en el segundo trimestre de 2024, tengamos en cuenta que el crecimiento de 5.3% y 5% de los meses de abril y mayo, respectivamente, aún reflejan un efecto rebote. En junio pasado, apenas el dinamismo fue del 0.21%. La inversión pública puede estar creciendo, sí; pero, el verdadero motor de crecimiento, la inversión privada, que representa el 80% del total de la inversión en nuestro país, crecería apenas un 2.5% en el año, según el MMM, luego de haber caído un 7.2% en 2023. Y, la liberación de fondos privados de pensiones no sería cosa de todos los años.
Las estimaciones para este y el próximo año difieren de las publicadas por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) en junio último, cuando proyectó un crecimiento de la economía peruana en 2.9% para 2024 y 2025. Incluso difieren de las expuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que señala un crecimiento de 2.5% para 2024, y de 2.7% para 2025.
Por su parte el Consejo Fiscal, organismo técnico y autónomo del sector público, que realiza análisis y seguimiento de políticas para asegurar la sostenibilidad fiscal, ha advertido que el gasto público para 2024 y 2025 se ha ampliado, aún cuando persiste un déficit fiscal de 4% del PBI y la regla fiscal se sitúa en un 2.8%. Anteriormente, se tenía previsto que la consolidación fiscal de retorno del déficit fiscal al 1% sea hacia 2026. En julio último, el Ejecutivo estableció que el déficit fiscal no sebe ser mayor al 2.2% del PBI en 2025; al 1.8% del PBI en 2026; al 1.4% del PBI en 2027; y al 1% del PBI en 2028.
Un crecimiento económico de alrededor de 3% no sería suficiente para solventar los gastos que se planean para los próximos años. Recordemos que el Perú siempre ha sido reconocido por su fortaleza macroeconómica y sostenibilidad fiscal. Pero, en 2023 se incumplió la regla fiscal. En 2024 pasaría lo mismo. A fines de abril de este año, S&P Global Ratings disminuyó la calificación crediticia del Perú a BBB-; es decir, a riesgo moderado, último grado de inversión.
No ser responsables fiscalmente le genera costos no solo al Estado, sino a todos los peruanos, tanto a empresas de todo tipo y tamaño, como a ciudadanos de a pie, vía mayores costos de endeudamiento. El costo de las decisiones de gasto lo pagaría el siguiente Gobierno.