Cada país del mundo tiene, o debería tener, un lugar que sea el encargado de preservar su historia y cultura a través del paso del tiempo.
El Perú no es ajeno a esta situación, ya que cuenta con la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), institución pública bajo la tutela del Ministerio de Cultura que se encarga de cuidar el patrimonio documental del país. Su historia, marcada por retos y conquistas, la convierte en un símbolo perdurable de la identidad cultural y el saber peruano.
Inicios y Legados
La fundación de la BNP se remonta a 1821, cuando el general José de San Martín, junto a su Ministro de Guerra y Gobierno, Bernardo de Monteagudo, promovió su creación.
San Martín veía en esta institución un pilar para la difusión de los valores intelectuales en el país, donando personalmente cerca de 700 libros, mientras que Monteagudo entregó su biblioteca privada.
Así, la BNP inició su travesía con un acervo de 11,000 volúmenes, muchos de ellos provenientes de las confiscaciones realizadas a la Compañía de Jesús tras su expulsión en 1767.
Los momentos más duros
A lo largo de su historia, la BNP ha enfrentado numerosos desafíos, especialmente durante las guerras que marcaron el devenir del Perú. Entre 1823 y 1824, durante la Guerra de la Independencia, la biblioteca sufrió pérdidas significativas cuando las tropas realistas ocuparon Lima, reduciendo su colección original.
Años más tarde, durante la Guerra del Pacífico, la BNP fue nuevamente saqueada, esta vez por el ejército chileno en 1881. En ese entonces, la biblioteca contaba con un estimado de 35,000 a 50,000 volúmenes, entre los cuales se incluían incunables, manuscritos y ejemplares únicos impresos por primera vez en América.
Muchos de estos textos fueron enviados a Chile, aunque algunos se perdieron en el trayecto o quedaron en manos de particulares en el Perú.
Un renacer desde las cenizas
En 1883, tras el devastador saqueo, Ricardo Palma asumió la dirección de la BNP. Palma, conocido como “el bibliotecario mendigo” por su incansable labor de recolección de libros, emprendió una campaña para reconstruir la colección de la biblioteca.
Gracias a su esfuerzo, en 1884 la BNP fue reinaugurada con una nueva misión: recuperar su patrimonio perdido. En respuesta a la solicitud de Palma, el gobierno chileno devolvió alrededor de 30,000 libros al Perú, marcando un hito en la restitución del acervo cultural peruano.
El Incendio de 1943 y la obra de Basadre
Uno de los eventos más trágicos en la historia de la BNP ocurrió el 10 de mayo de 1943, cuando un incendio destruyó gran parte de su valiosa colección, reduciendo el edificio a escombros. En ese momento, la biblioteca contaba con unos 200,000 volúmenes, incluidos manuscritos e incunables de incalculable valor.
Jorge Basadre, nombrado director tras el incendio, se encargó de reconstruir la institución, transformándola en un centro de excelencia técnica.
Bajo su liderazgo, se implementaron nuevos sistemas de catalogación y se fundó la Escuela Nacional de Bibliotecarios en 1944, sentando las bases para el desarrollo de la bibliotecología en el Perú.
Ampliación y nueva sede
En 1970, se inició la ampliación del edificio original de la BNP en la Avenida Abancay, en el corazón de Lima. Posteriormente, en 2006, se inauguró una nueva sede en el distrito de San Borja, un moderno edificio diseñado por reconocidos arquitectos peruanos.
Esta sede, ubicada en la Avenida de la Poesía, cuenta con instalaciones de última generación, incluyendo depósitos climatizados y salas de lectura con capacidad para 554 usuarios.
Este proyecto arquitectónico recibió el Premio Hexágono de Oro en la XII Bienal de Arquitectura Peruana, convirtiéndose en un referente de la arquitectura contemporánea en el país.
Devolución chilena
En 2007, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile devolvió al Perú 3,788 libros que originalmente pertenecían a la BNP.
Estos volúmenes, identificados por sus sellos y rúbricas, habían sido llevados a Chile durante la Guerra del Pacífico y se encontraban en la Biblioteca Nacional de Chile y en la Biblioteca Santiago Severín de Valparaíso. Esta devolución representó un paso importante en la recuperación del patrimonio cultural peruano.
En la actualidad, la BNP continúa desempeñando un papel fundamental en la preservación y difusión del patrimonio documental del Perú. Con servicios innovadores como la lectura por teléfono, la BNP se ha adaptado a las nuevas necesidades de sus usuarios, eliminando barreras de acceso y fomentando la participación ciudadana en la conservación del patrimonio cultural.
Compromiso con el Futuro
La BNP sigue comprometida con su misión de custodiar y promover el patrimonio documental del Perú. Sus dos sedes en Lima, la histórica en la Avenida Abancay y la moderna en San Borja, son testigos de la resiliencia y evolución de esta institución.
A través de políticas de desarrollo bibliotecológico, la BNP busca no solo conservar el pasado, sino también construir un futuro en el que el acceso al conocimiento y la cultura sea un derecho para todos los peruanos.