El 2023 la canasta básica tuvo una de sus mayores alzas, lo que conllevó un alarmante aumento de la pobreza. Así, la línea de pobreza (el valor de una canasta básica de consumo por persona) pasó de S/378 en 2021 a S/446 al año pasado.
Por eso, ahora con un encarecimiento de los alimentos, y una remuneración mínima vital estancado en S/1.025 (desde mayo de 2022), crecen también las dificultades para mantener los costos mínimos de vida —se debe considerar que para mantener una familia de cuatro personas se necesitan de S/1.784—.
En este contexto, se estima que el 22% de los trabajadores, tanto formales como informales, se ven obligados a tener una segunda ocupación, según un estudio del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
Casi 4 millones de trabajadores optan por tener otro empleo
De acuerdo con la investigación del IEDEP del CCL, 3 milones 954 mil 969 trabajadores cuentan con un empleo adicional, que puede ser una “segunda chamba” o un “cachuelo”.
De este total, un abrumador 82,7% (3 millones 271 mil 928) de los trabajadores tienen una “segunda chamba,” mientras que el 17,3% (683 mil 041) se dedica a “cachuelos,” trabajos eventuales para complementar sus ingresos. Según el informe citado por IEDEP, la segunda ocupación puede otorgar cierta estabilidad financiera si el ingreso principal familiar es inestable o temporal, según comenta Oscar Chávez, jefe de la institución.
Es en el sector informal donde esta tendencia es más notoria: el 20,2% de los trabajadores informales tiene una “segunda chamba” (2, millones 644 mil 379 trabajadores) y el 4,2% realiza “cachuelos” (548 mil 962 trabajadores).
No solo es cosa de ‘informales’
Sin embargo, esto no es solo algo que se observa en el sector informal, aunque en este es mayor. También los trabajadores formales se ven empujados hacia esta situación. Un 13,5% (627 mil 548 trabajadores) tienen una ‘segunda chamba’ y un 2,9% (134 mil 80 trabajadores) se dedican a “cachuelos”.
Oscar Chávez, en declaraciones a IEDEP, subrayó que “hay diversas razones por las que una persona buscaría una ocupación secundaria. Esto puede ser por una insuficiencia de ingresos para cubrir el presupuesto familiar o porque no le alcanza para el pago de deudas.” No obstante, indicó también que algunos buscan ingresos adicionales para “ahorrar, invertir, financiar estudios o futuros emprendimientos”.
Financieramente, los ingresos medios de aquellos que poseen una segunda ocupación pueden superar ligeramente a quienes no la tienen. De acuerdo con IEDEP, los trabajadores con un solo empleo ganan un promedio de S/1.532. Sin embargo, los que tienen un segundo empleo obtienen un ingreso total de S/1.644, sumando S/1.093 de su ocupación principal y S/551 de su “segunda chamba”. Otro grupo, cuyos ingresos principales son menores, se ve incrementado a S/1.367, gracias a trabajos eventuales que les generan aproximadamente S/317 adicionales.
Por actividad, género y regiones
En cuanto a las actividades económicas, los sectores de servicios y el agropecuario concentran la mayor cantidad de trabajadores con una segunda ocupación. En el sector agropecuario, un 33.6% de trabajadores tienen una segunda ocupación fija, mientras que el 25.4% realiza trabajos eventuales. Paralelamente, en el sector de otros servicios, que incluye servicios empresariales, personales, educación, salud, agencias de viajes y operadores turísticos, un 30% tienen una segunda ocupación fija y un 31.2% realizan trabajos temporales.
En términos de género, los hombres representan la mayoría de los trabajadores con una segunda ocupación, tanto fija (56.7%) como temporal (53.4%). Sin embargo, en sectores como alojamiento y restaurantes, comercio y otros servicios, la participación femenina es notablemente mayor, alcanzando el 85.5%, 71.6% y 59.9% respectivamente.
Analizando por ubicación geográfica, Lima se encuentra en primer lugar con 677,930 personas con un segundo trabajo, seguida por Piura con 339,805 y Cajamarca con 313,628. Destaca también que en Lima y La Libertad, el número de mujeres con una segunda ocupación supera al de los hombres, mientras que en el resto del país sucede lo contrario.