El Perú no deja de sorprender a propios y extraños. Y es que hace poco un equipo de arqueólogos liderado por Luis Muro Ynoñán, investigador del Museo Field de Chicago (Estados Unidos), ha desenterrado los vestigios de un antiguo templo y teatro que data de hace aproximadamente 4.000 años en la costa peruana.
Este hallazgo, realizado en el sitio La Otra Banda, Cerro Las Animas, cerca del tradicional pueblo de Zaña (Lambayeque), aporta nueva luz sobre los primeros sistemas de creencias en los Andes, una región cuyo pasado aún guarda muchos misterios.
Así se dio todo
El descubrimiento se produjo luego de que el gobierno local alertara a los científicos sobre la actividad de saqueadores en la zona. En respuesta, un equipo de arqueólogos comenzó a excavar en junio de 2024, con el apoyo de diversas instituciones, entre ellas Dumbarton Oaks, Arqueología en Acción y la Pontificia Universidad Católica del Perú.
La parcela excavada, de aproximadamente 10 por 10 metros, reveló, a tan solo dos metros de profundidad, restos de muros antiguos hechos de barro y arcilla, lo cual sorprendió al equipo debido a la proximidad de estas estructuras con la superficie actual.
Conforme avanzaban en la excavación, los arqueólogos descubrieron indicios de que el lugar había albergado un gran templo construido en la ladera de una montaña. Dentro de esta estructura, encontraron lo que parece ser un pequeño teatro, con una zona detrás del escenario y una escalera que conduce a una plataforma elevada, posiblemente utilizada para rituales ante un público selecto.
Estos hallazgos sugieren que el teatro formaba parte de un complejo religioso donde se realizaban ceremonias destinadas a fortalecer la cohesión social y el control político.
En una de las escaleras del teatro, el equipo halló paneles de barro decorados con intrincados diseños tallados que representan a una criatura con características aviares y rasgos reptilianos.
Esta figura, según Muro Ynoñán, ofrece pistas cruciales sobre la época en que se construyó el templo y cómo este se conecta con otras construcciones religiosas de la región. Las similitudes entre esta figura y las imágenes halladas en otros sitios del Período Inicial, que abarca desde aproximadamente el 2000 a.C. hasta el 900 a.C., sugieren que este templo podría haber sido contemporáneo a otros complejos religiosos tempranos en los Andes.
De colores
Este hallazgo también es notable por los murales pintados que se encontraron en las paredes del templo. Los pigmentos utilizados en estas obras serán analizados en el laboratorio de análisis elemental del Museo Field para determinar su composición química y, por ende, su origen geográfico.
Estos análisis permitirán reconstruir las rutas de comercio de estos antiguos habitantes y entender mejor las redes de intercambio que existían en esa época.
Muro Ynoñán destaca la importancia de este descubrimiento no solo para la arqueología, sino también para la comprensión del desarrollo de la religión y la autoridad en las primeras civilizaciones andinas.
“Los líderes de estas sociedades utilizaban la religión como una herramienta de control, encarnando figuras mitológicas en rituales que legitimaban su poder. Este sitio ofrece una ventana única a las mentes de los primeros habitantes de la región y al papel crucial que la religión jugaba en la estructuración de sus comunidades”, señaló a la web fieldmuseum.
Sus propias raíces
Más allá de su relevancia científica, este hallazgo tiene un profundo significado personal para Muro Ynoñán, cuyos antepasados provienen de esta región.
Para él, encontrarse cara a cara con las representaciones de un dios antiguo venerado por sus propios ancestros es una experiencia que va más allá de la investigación, conectándolo de manera especial con la historia de su tierra natal.
El trabajo en La Otra Banda, Cerro Las Animas, promete continuar revelando detalles sobre las sociedades antiguas que habitaron esta zona hace milenios. Mientras tanto, los arqueólogos siguen recolectando y analizando muestras del sitio para obtener una comprensión más completa de su cronología y su impacto en el desarrollo cultural de los Andes.
Acrópolis de Atenas
La Acrópolis de Atenas, la más representativa de las acrópolis griegas, es una ciudad alta situada a 156 metros sobre el nivel del mar, con una función defensiva y religiosa. Conocida también como Cecropia en honor al mítico rey Cécrope, su entrada principal es a través de los Propileos.
En la Acrópolis se encuentran el Partenón, el Templo de Atenea Niké y el Erecteión, famoso por su tribuna de cariátides. La mayoría de los edificios fueron reconstruidos bajo el gobierno de Pericles durante la edad dorada de Atenas, tras la destrucción por las tropas persas.
A lo largo de su historia, la Acrópolis sufrió transformaciones, especialmente durante la dominación otomana, cuando el Partenón se convirtió en mezquita. En 1687, un bombardeo veneciano dañó gravemente el Partenón, causando el colapso de su techo.