En el Perú, las salidas a restaurantes en familia, con amigos o en solitario suelen culminar con una situación común: el momento de pagar la cuenta. En este punto, el mozo se acerca a la mesa, a menudo preguntando sobre la propina. Sin embargo, hay un dato crucial que muchos desconocen: en algunos recibos, además de la cuenta por los alimentos y bebidas consumidos, aparece un cargo adicional denominado “Recargo al Consumo” (RC). Este es, en efecto, una propina disfrazada que puede ascender hasta al 13% del total, pero cuya explicación muchas veces no es clara para los consumidores.
El abogado y excongresista, Jaime Delgado Zegarra, se refirió a este tema, señalando la falta de transparencia en torno a este recargo. Según el experto, “antes de pagar la cuenta en un restaurante, verifique si le están cobrando recargo de consumo porque esta es la propina y pueden cobrar hasta el 13%”. Añadió que, cuando los clientes preguntan al personal del restaurante sobre el origen de este cargo, las respuestas suelen ser vagas, presentándolo como una desagregación de la factura. Sin embargo, aclaró que esto no es cierto, ya que el recargo no es una simple desagregación, sino una propina obligatoria que se aplica sobre la base imponible del servicio prestado.
Un cobro que viene desde hace más de 70 años
Este recargo al consumo tiene una larga historia. En 1945, la Federación de Trabajadores de Restaurantes y Hoteles en Lima acordó establecer una propina obligatoria para los empleados del sector del 10%. En 1963, durante el gobierno de Fernando Belaúnde, esta práctica se formalizó como un impuesto aplicable a todos los consumidores en el país. Tres años después, en 1967, se decidió aumentar el recargo al consumo en un 3%, elevándolo al 13%, con el objetivo de generar fondos para la compensación por tiempo de servicios y otros fines.
El actual presidente de la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios ASPEC señaló que esta situación cambió en 1992, cuando el gobierno de Alberto Fujimori implementó una reforma tributaria que eliminó el recargo al consumo como impuesto. No obstante, se permitió que los establecimientos y sus trabajadores pudieran acordar voluntariamente un recargo al consumo de hasta 13%, el cual sería distribuido entre el personal del restaurante.
“Lo que ha pasado ahora es que a los mozos de muchos restaurantes no les llega este recargo al consumo porque lo distribuye el gerente, el administrador, el cocinero o el personal de confianza. Ya los mozos le dicen al cliente: ‘no, anda tú y deja la propina’. Entonces terminamos pagando hasta el 13% de recargo al consumo más el 10% de propina, lo que suma 23%, y si sumamos el 18% de IGV, estamos pagando casi un 50% adicional al costo del servicio”, detalló el experto mediante un video de TikTok.
Distribución del recargo al consumo
La distribución de este recargo es un punto crítico. Según el abogado, la normativa actual deja en manos del gerente o administrador del restaurante la decisión de cómo distribuir el recargo entre el personal. “A diferencia de las leyes anteriores, que establecían cómo debía distribuirse entre el personal de cocina, mozos, administración, etc., ahora se deja en libertad al establecimiento para fijar de manera arbitraria la forma de distribución”, explicó. Esto genera una situación en la que los mozos, quienes tradicionalmente son los principales beneficiarios de las propinas, pueden terminar recibiendo muy poco o incluso nada de este recargo.
Delgado continúa, advirtiendo que “nunca se nos informa de esto, por eso se tendría que derogar esta norma y dejar que los consumidores demos libremente la propina a los mozos… O modificamos la ley para que se informe previamente a los consumidores que se le está cobrando un recargo al consumo que equivale a la propina, y que además se nos diga cuál es la forma de distribución con el personal”.
Iniciativas legislativas en debate
El Congreso de la República tiene actualmente una iniciativa legislativa en debate, cuyo objetivo es garantizar que el recargo al consumo y las propinas lleguen íntegramente a los trabajadores de los restaurantes y establecimientos de hospedaje. La propuesta establece que el 100% de los montos recaudados por este concepto deben ser entregados a los empleados, sin tener en cuenta su remuneración o beneficios laborales. El empleador y los trabajadores deberán acordar un calendario de pagos, asegurando que el dinero sea entregado dentro del mes calendario.
En cuanto a las propinas, Edmundo Lizarzaburu, profesor de Administración y Finanzas en la Universidad ESAN, brindó declaraciones a Infobae Perú al respecto. Aunque las propinas en los restaurantes del Perú no son obligatorias, “en la actualidad, algunos restaurantes están agregando un 10% adicional al monto total de consumo en sus facturas”. Esto genera confusión entre los consumidores, quienes suponen que este dinero va directamente a los trabajadores. Sin embargo, señaló que “el concepto más importante es que la propina no solo debe estar sujeta a un porcentaje, sino en función del servicio que uno recibe”.