Los Mashco Piro en peligro: La urgente necesidad de proteger a los pueblos aislados en la Amazonía

Miembro del Consejo Directivo de AIDESEP narra la cruda realidad de los Mashco Piro. Resalta su lucha constante contra invasiones y amenazas en su territorio, además de cómo el Estado peruano falla en protegerlos

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Miembros de la comunidad indígena Mashco Piro, se reúnen en las orillas del río Las Piedras, donde han sido vistos saliendo con mayor frecuencia de la selva tropical en busca de alimento y alejándose de la creciente presencia de madereros, en Monte Salvado, en la región de Madre de Dios, Perú, 27 de junio de 2024.. Survival International/Distribuida vía REUTERS
Miembros de la comunidad indígena Mashco Piro, se reúnen en las orillas del río Las Piedras, donde han sido vistos saliendo con mayor frecuencia de la selva tropical en busca de alimento y alejándose de la creciente presencia de madereros, en Monte Salvado, en la región de Madre de Dios, Perú, 27 de junio de 2024.. Survival International/Distribuida vía REUTERS

El mundo ha sido testigo de videos y fotografías que muestran a más de 50 personas del pueblo indígena en aislamiento Mashco Piro saliendo del bosque hacia la orilla del río Las Piedras, en Madre de Dios, en junio de este año. Un mes después, el 27 de julio, se registró otro incidente violento en un campamento de madereros ilegales, que habría dejado al menos a una persona herida por el impacto de una flecha.

No es la primera vez que se han reportado enfrentamientos entre los Mashco Piro y los madereros “legales” e ilegales que invaden sus territorios. En las últimas dos décadas, se han registrado múltiples avistamientos y enfrentamientos, muchas veces violentos. En agosto de 2022, se produjo la muerte por heridas de flecha de un trabajador en una empresa maderera que opera por el río Tahuamanu, mientras que su compañero quedó gravemente herido. Y existen rumores de posibles matanzas o masacres de nuestros hermanos en aislamiento por parte de madereros y otros invasores, aunque estos no se han podido confirmar.

Los Mashco Piro son uno de los pueblos indígenas que viven en situación de aislamiento en Perú. Son seminómadas y no mantienen contacto con la sociedad occidental. Hace muchos años huyeron para refugiarse en las zonas más inaccesibles de su territorio tradicional, buscando protegerse de la explotación cauchera y otras actividades que amenazaban sus vidas. Debido a su aislamiento del resto del mundo, no han desarrollado defensas inmunológicas a enfermedades comunes y son muy vulnerables: una sencilla gripe puede ser mortal para ellos.

Para protegerlos, el Estado peruano creó en el 2002 la Reserva Territorial Madre de Dios y garantizar así el espacio donde viven, pero estableció una delimitación arbitraria que no guardaba coherencia con la verdadera extensión de su territorio. Además, al otro lado del límite este de la reserva, otorgó decenas de concesiones forestales, generando superposiciones con una parte de su territorio ancestral.

Las zonas donde los Mashco Piro encontraron un lugar para resguardarse años atrás, ya no es un refugio seguro. Así como la explotación “legal” e ilegal de madera, la minería ilegal, el narcotráfico, la construcción de caminos y carreteras, entre otras amenazas los ponen en peligro. Por ello, se ven obligados a salir de la profundidad del monte para mostrarse más a menudo en las playas, y a estar a la defensiva frente a las invasiones masivas. Esto resulta en situaciones de violencia e incluso pérdidas de vidas humanas, tanto de los Mashco Piro como de los madereros y comuneros de las zonas colindantes.

Ampliación pendiente

Existen muchas evidencias sobre la presencia indiscutible de los Mashco Piro fuera de los límites originales de la Reserva Territorial Madre de Dios, que demuestran que viven en un espacio mucho mayor que debe ser resguardado lo más pronto posible para evitar más situaciones de violencia y vulneraciones a sus derechos. En 2016, la Comisión Multisectorial del Estado peruano aprobó la ampliación de la reserva hacia el este para proteger la totalidad de su territorio tradicional.

A pesar de ello, esta ampliación aún no ha sido oficializada mediante el decreto supremo correspondiente por el conflicto con las concesiones forestales superpuestas. Mientras tanto, en la zona establecida para la ampliación de la reserva, se han construido caminos ilegales para extraer madera, causando daños irreversibles al modo de vida y graves vulneraciones de los derechos de los Mashco Piro.

Las organizaciones indígenas venimos alertando hace muchos años sobre esta preocupante situación y, a pesar que estamos hablando de un tema de vida o muerte, la reacción del Estado no ha sido la esperada. En lugar de proteger la zona destinada para la ampliación aprobada de la reserva territorial, las autoridades de turno han permitido que se continúen las operaciones de extracción de madera a gran escala en estos territorios. Las imágenes difundidas evidencian la incapacidad estatal para defender los derechos de los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI) en el Perú.

Solo para citar otro ejemplo, si bien el marco normativo vigente establece un plazo de dos años para la creación de las reservas PIACI, el proceso de creación de la Reserva Indígena Sierra del Divisor Occidental, conocida como Kapanawa, tomó casi 20 años.

Las amenazas no se encuentran solo en Madre de Dios, sino que afectan a los más de 7500 peruanos y peruanas que viven en situación de aislamiento y contacto inicial en Ucayali, Loreto, Cusco, Junín y Huánuco. Incluso se tiene conocimiento de que hay hermanos en aislamiento en Puno, en el Parque Nacional Bahuaja Sonene, aunque todavía no se les haya reconocido de manera formal.

Sin embargo, crear las reservas o ampliarlas debe ser solo el inicio. Es urgente que el Estado peruano refuerce e implemente un sistema de control y vigilancia altamente equipado para que sea coordinado y cuente con la participación de los agentes de protección del Ministerio de Cultura, las comunidades nativas y las organizaciones indígenas de cada jurisdicción para asegurar la vida de estos pueblos.

También es prioritario que se fortalezca a las comunidades nativas que colindan con los territorios donde viven los PIACI. Y realizar acciones como la implementación de cordones sanitarios, servicios adecuados de salud intercultural, sistemas de agua potable, educación intercultural bilingüe, entre otros servicios que son parte de la deuda histórica del Estado peruano con los pueblos indígenas.

Se dice popularmente que una imagen vale más que mil palabras. Las fotos y videos ya dieron la vuelta al mundo alertando que los PIACI existen y que están enfrentando grandes amenazas. El reto ahora es que el Estado peruano tome decisiones oportunas para preservar la vida de las personas antes que priorizar los intereses económicos.

Julio Cusurichi
Julio Cusurichi
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