De acuerdo con el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), el fenómeno de La Niña comenzaría a generar estragos en el territorio nacional desde este mes de agosto. Inclusive, se estima que su presencia en el Océano Pacífico se extendería hasta el verano del 2025.
Las predicciones del organismo adscrito al Ministerio del Ambiente (Minam) sostienen este evento climático se encuentra en la categoría de “fría débil”, por lo que se espera que cause un descenso en las temperaturas en ciertas regiones del país.
Javier Chiong, especialista de la Subdirección de Predicción Climática del Senamhi, detalló que uno de los principales efectos de La Niña será la reducción de las temperaturas del aire en la costa peruana.
Sin embargo, en la selva también se sufrirán las consecuencias, puesto que se estiman temperaturas entre lo normal y por encima de lo habitual, como lo demuestran los actuales valores elevados en Loreto y otras regiones de la Amazonía. Asimismo, habría descenso en los niveles de los ríos.
En tanto, en la zona andina, las temperaturas se mantendrán entre lo normal y por debajo de lo esperado. Se anticipan precipitaciones por debajo del promedio hasta la primavera, principalmente en departamentos andinos del centro y sur.
En esa línea, Chiong advirtió que, si La Niña evoluciona a una categoría fría moderada, podría haber una reducción aún mayor en las lluvias del sur durante la primavera. Además, alertó sobre posibles consecuencias significativas si este fenómeno alcanza la categoría moderada durante el verano, lo que podría llevar a una sequía en el sur del país e incrementar el riesgo de incendios forestales.
¿Ríos y lagos secos?
El pronóstico hidrológico del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) prevé que, entre agosto y septiembre, con la presencia de La Niña en la región hidrográfica del Pacífico, los ríos Chira y Piura experimentarán caudales por debajo de lo normal, mientras que los ríos Rímac y Chancay-Huaral se mantendrán dentro del rango normal o ligeramente por encima.
Otro indicio de La Niña es el descenso del nivel del lago Titicaca en Puno, lo cual afecta tanto al ecosistema como al sector turístico. En los últimos seis meses, el nivel del lago ha descendido 42 centímetros, dos centímetros menos que lo registrado en agosto de 2023.
La entidad sostuvo que, si las altas temperaturas persisten y el caudal de los ríos sigue disminuyendo entre un 20% y 50% por debajo de su nivel normal, el lago Titicaca podría tener una disminución de hasta 82 centímetros en las últimas semanas del 2024.
Repercusión de La Niña en la costa, sierra y selva
Grinia Ávalos, subdirectora de Predicción Climática del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología alertó sobre los efectos que habría en la costa, sierra y selva del Perú en el caso de que llegue La Niña.
En la costa peruana, si el mar se enfría, se percibirá rápidamente en la atmósfera de las ciudades pegadas al litoral. “De consolidarse estas anomalías de estos enfriamientos del mar y extenderse, esto va a condicionar que el invierno tenga una connotación más fría de lo normal en la costa”, afirmó la funcionaria del Senamhi.
En cuanto a la sierra y la selva, se presenciaría un clima más seco de lo normal y con un posible retraso del inicio del periodo de lluvias, lo que produciría sequías en plena primavera. “Esa condición en el Pacífico central tiene impactos indirectos en el clima mundial y para el Perú implica que podría haber una menor presencia de humedad en la sierra, sobre todo central y sur, así como en la selva sur, retrasando el inicio del periodo de lluvias”, manifestó.