El gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, estuvo a punto de ser linchado este jueves en la ciudad de Huanta, adonde llegó en medio de un paro que exige el cierre definitivo de las empresas mineras que operan en la cuenca del Razuhuillca. La medida de protesta responde a la falta de atención por parte del Gobierno nacional, regional y local hacia la protección de la principal fuente de agua del valle de Huanta y parte del distrito de La Mar.
Según un despacho de la Estación Wari, más de 15 mil personas se congregaron en el estadio local y rodearon a Oscorima, quien buscaba anunciar propuestas para resolver la huelga indefinida, cuyo principal reclamo es la anulación de concesiones en la cabecera de la cuenca y la declaración de la zona como intangible.
La situación se tornó violenta cuando los manifestantes comenzaron a lanzar botellas, piedras y palos en repudio al gobernador. De acuerdo con la emisora, los agentes de la Policía Nacional (PNP) realizaron tres disparos de bombas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes, aunque la tensión se tornó incontrolable al punto que Oscorima debió abandonar el lugar a bordo de un helicóptero.
La movilización, convocada por el Frente de Defensa y Desarrollo de la Provincia de Huanta, el Comité Antiminero de Huanta, organizaciones de regantes de varios distritos y comunidades campesinas, resultó en el cierre de mercados, centros comerciales y bloqueo de las principales vías de acceso solo en su primer día, según la ONG Red Muqui.
Desde 2023, Ayacucho ha mostrado una firme oposición a la actividad minera. A pesar de la creación de una comisión técnica y la firma de un acta de entendimiento con el Gobierno Regional y la Dirección Regional de Energía y Minas, la ciudadanía considera estas acciones insuficientes. Por ello, exigen un diálogo más efectivo y medidas que garanticen la protección de sus recursos hídricos y modos de vida.
De acuerdo con Canal N, Oscorima fue alcanzado por los objetos lanzados, lo que lo obligó a interrumpir su discurso de inmediato. Los agentes lo protegieron con escudos antidisturbios y lo desplazaron hasta una de las puertas del estadio. Ante la persistencia de la situación violenta, finalmente fue conducido al cuartel Castro Pampa, donde abordó un helicóptero del Ejército.
El gobernador, quien prometió recientemente cerrar las mineras informales en Huanta, iba a llegar acompañado de otras autoridades, pero finalmente cancelaron su presencia debido a un eventual levantamiento al incumplir el compromiso. Los dirigentes critican la respuesta tardía y consideran que su anuncio de acciones fue una reacción ante la inminente medida de fuerza.
“El gobernador piensa que los huantinos somos ‘tontos’ y por nuestro pueblo vamos a luchar. Han tenido más de 15 días para dar atención a este tema y ahora sale con resoluciones que solo son palabras vacías. Ya no le creemos”, dijeron. Además, el equipo técnico del Comité de Defensa del Apu Razuhuillca afirmó no haber recibido ningún documento oficial que respalde el pronunciamiento.
Rolexgate
Antes del intento de linchamiento, Oscorima mantuvo un diálogo de cerca de 30 minutos con ciudadanos en la Plaza Mayor de Huamanga, provincia aledaña a Huanta, donde recordó su cercanía con el Ejecutivo. “¿Quién es el que busca relacionarse con los ministros? ¿Quién hace los expedientes técnicos? ¿Cómo hemos sacado los presupuestos?”, preguntó.
“Los Rolex, los Rolex”, replicaron los presentes en referencia a los relojes de lujo que le prestó, junto con un par de aretes de oro con diamantes y una pulsera ‘Bangle’ con 94 brillantes, a la presidenta Dina Boluarte, actualmente incursa en una investigación fiscal como presunta autora del delito de cohecho pasivo impropio.
La tesis del Ministerio Público señala que la compra de relojes y joyas por parte del gobernador coincidieron con una serie de visitas que realizó a la jefa de Estado a Palacio de Gobierno, después de las cuales el Ejecutivo emitió varios decretos de urgencia y decretos supremos que lo habrían beneficiado.