En un giro inesperado del destino, un golpe de suerte transformó a un respetado banquero en el autor de uno de los desfalcos más grandes en la historia del Perú.
Ese hombre fue Cromwell Gálvez, conocido por su destreza en el ámbito financiero, que usó su ingenio no para el bien común, sino para urdir un esquema de robo sistemático que dejó una marca indeleble en el Banco Continental.
Banquero superstar
En 1993, Gálvez ya se destacaba por sus habilidades y eficacia en el sector bancario, ganándose el reconocimiento y una serie de ascensos dentro del Banco Continental.
Su ascendente carrera lo llevó a ocupar importantes puestos: en 1996, fue nombrado Cajero Back; en 1997, Jefe de Atención al Cliente; y en 1998, Jefe de Gestión Operativa.
Todo parecía ir bien hasta que una transacción inusualmente alta encendió la chispa de lo que se convertiría en su caída. Una suma de 30 mil dólares, “caída del cielo”, marcó el inicio de un meticuloso plan.
Incapaz de encontrar al propietario de la transacción, Gálvez optó por transferir ilegalmente el dinero a la cuenta de su madre, Rebeca Florián.
Con movimientos estratégicos, casi como en un juego de ajedrez, Gálvez utilizó teleprocesos para desviar fondos de manera discreta pero constante. La cantidad inicial de 30 mil dólares fue solo el comienzo.
Al final de las investigaciones, la División de Estafas de la Policía Nacional del Perú (PNP) reveló que el total del robo sistemático ascendió a más de 32 millones de soles, equivalentes a aproximadamente 8 millones de dólares.
Livin’ la vida loca
El dinero y el poder llevaron a Gálvez a rodearse de figuras del entretenimiento, en particular vedettes. Entre las más conocidas estaban Martha Chuquipiondo, conocida como ‘La mujer boa’, Lucy Cabrera, Lucy Bacigalupo, Maribel Velarde y Rubí Berrocal, con quien mantuvo una relación sentimental durante varios años.
Para sus fines, Gálvez implementó una de las tácticas más comunes para su esquema: retirar dinero de los fondos del banco para depositarlo en cuentas de terceros.
Este método le permitió operar una “banca paralela”, otorgando préstamos a personas que no podían acceder a ellos por vías legales, a cambio de comisiones.
Todo se terminó
El caso de Gálvez salió a la luz en 2003, revelando la magnitud de su desfalco. En una entrevista para RPP, admitió que parte del dinero fue donado a una ONG en Piura dedicada a niños en situación de pobreza, a la que enviaba mensualmente entre 1,000 y 1,500 dólares.
Por último, Gálvez se entregó a las autoridades en agosto de 2003, después de ser perseguido por la prensa. Fue condenado a 33 meses de prisión, pero sorprendentemente quedó en libertad en menos de tres años.
Nadie supo cómo logró salir tan pronto, pero para 2005 ya estaba de nuevo en las calles de Lima para intentar perderse en el anonimato.
Tras un buen tiempo de intentarlo, en el 2014, Gálvez apareció en el programa “El valor de la verdad”, conducido por el periodista Beto Ortiz. Durante el programa, respondió preguntas complicadas sobre su relación con vedettes y el robo al Banco Continental.
Aunque el episodio fue promocionado en febrero, no se emitió hasta julio, generando controversia entre la audiencia.
No soy un santo
Pero el robo no fue su único pecado, pues Gálvez también fue acusado de grabar en la intimidad a las mujeres con las que tuvo relaciones sexuales, principalmente vedettes.
Admitió haber prestado dinero a estas mujeres, y en algunos casos, mantuvo relaciones con ellas a cambio de los préstamos. Estos videos salieron a la luz, añadiendo más leña al fuego de su ya escandalosa historia.
Así fue como en una entrevista con el programa dominical “Cuarto Poder”, Gálvez reveló que prestó 32 mil dólares a Maribel Velarde entre 2000 y 2003. Dijo que estaba dispuesto a testificar en el Poder Judicial si era citado, pero esperaba que Velarde pudiera salir bien librada de cualquier implicación.
En 2015, Cromwell Gálvez reapareció en un reportaje de Latina Televisión. Esta vez, se le vio participando en una comisión de embargo a vecinos morosos en el distrito de Breña.
Aunque los periodistas intentaron obtener declaraciones, Gálvez prefirió mantenerse en silencio, evitando la atención mediática que una vez buscó y obtuvo con tanta facilidad.
En estos días, el exbanquero se dedica a ofrecer sus servicios como asesor financiero por medios de sus redes sociales.
Lo sucedido con Cromwell Gálvez es un recordatorio de cómo el poder y el dinero pueden corromper incluso a los más talentosos, dejando una estela de escándalos y desconfianza en el sistema bancario peruano.