La caída del aparato de producción nacional en 2023 expuso las numerosas deficiencias presentes en los diversos sectores del Perú. Este escenario crítico dejó en evidencia la vulnerabilidad de la economía y la falta de infraestructura adecuada para sostener un crecimiento estable. La obsolescencia tecnológica, la ineficiencia en la logística y la falta de inversiones han sido factores que agravaron la situación.
Ante este panorama, diversos especialistas han hecho hincapié en la apremiante necesidad de implementar proyectos de gran envergadura que contribuyan significativamente en el proceso de reactivación económica y fortalezcan los cimientos para un desarrollo equitativo, sostenible y veloz en el futuro.
Aunque la descentralización de la economía ha emergido como una de las estrategias fundamentales para la implementación de nuevos proyectos, ya que diversificar las fuentes de ingreso y desarrollo en las regiones generaría una mayor gama de oportunidades en zonas menos favorecidas y alejadas de las urbes, también es necesaria la construcción de proyectos en Lima y Callao, fomentando así la mejora en la salud financiera de las familias e impactando positivamente en la calidad de vida de los ciudadanos de la metrópoli capitalina, quienes conforman casi un tercio de la población nacional.
Nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez
Respecto a este último punto, uno de los proyectos más sonados y ambiciosos de la ciudad es la ampliación del Nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Esta obra, planificada y gestionada por Lima Airport Partners (LAP), pretende hacer de la capital peruana un punto de conexión aeroportuario referente en la región. El incremento estimado en la actividad turística a raíz de la construcción hace que diversos sectores (hoteles, restaurantes, museos, atracciones, transporte, entre otros) esperen con ansias su inauguración, prevista para el 18 de diciembre de este año.
Concesión autosostenible
Uno de los aspectos más importantes de la obra en relación con el Estado peruano es su cualidad de autosostenible. Al ser realizada exclusivamente con fondos privados, LAP ha elaborado un plan para recuperar lo invertido en la construcción que busca aprovechar al máximo el inmenso terreno de 930 hectáreas (equivalente al distrito de Miraflores) destinado por el Gobierno para la ampliación del aeropuerto. Es así que el local contará con su propia ciudad aeroportuaria, ofreciendo distintos servicios y productos desde la oferta hotelera hasta la gastronómica.
Para una mirada especializada, Infobae Perú se contactó con Francisco Jaramillo, ingeniero civil con experiencia en ingeniería de aeropuertos y miembro del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositrán), encargado de supervisar la obra y asegurar que esta cumpla con todos los estándares acordados entre el Estado y el concesionario.
“El Estado trabaja con dos tipos de concesiones: autosostenibles y cofinanciadas. El Nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez es autosostenible, lo que significa que esta obra no le ha costado al Perú ni un solo sol. Con los ingresos que se generen por las operaciones aeroportuarias, Lima Airport Partners debe construir, operar y mantener la infraestructura”, comentó Jaramillo.
No solo ello, sino que al momento de establecer el contrato se determinó un factor de competencia. En resumen, LAP está en la obligación de retribuir al Estado casi la mitad de la totalidad de sus ingresos brutos.
“De acuerdo al Contrato de Concesión, LAP debe transferir como retribución al Estado peruano el 46,511 % de sus ingresos brutos, porcentaje ofertado por el Concesionario durante el proceso de licitación. Cabe precisar que dicha retribución es distribuida entre Proinversión, que recibe el 2 % de la misma, y el Concedente, quien hará uso de esos recursos para el pago de la expropiación de los terrenos adyacentes al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, necesarios para el desarrollo del mismo”, se lee en el Informe de gestión del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, elaborado por el Ositrán.
En otros términos, por cada dólar que se obtenga producto de las operaciones aeroportuarias, casi la mitad irá al Estado, mientras que la otra mitad debe ser usada por LAP para la construcción, la operación y el mantenimiento del proyecto, tal y como está estipulado en los documentos correspondientes.
Objetivos del nuevo aeropuerto
La ampliación del aeropuerto responde a un factor sencillo: la necesidad de incrementar la capacidad operativa del terminal. Hasta el 2019, año en el que la pandemia del Covid 19 provocó la caída de la actividad turística, el Jorge Chávez recibía un aproximado de 25 millones de pasajeros anualmente. No obstante, el terminal fue inicialmente diseñado para albergar apenas unos 10 millones de pasajeros al año, generando problemas de congestión y restando calidad a la experiencia de viaje del usuario.
“Este proyecto tiene como objetivo principal ampliar la capacidad operativa del sistema de pistas y terminal. Así, en consecuencia, atender la creciente demanda de operaciones y de pasajeros. El terminal actual está diseñado únicamente para 10 millones de pasajeros al año. Solo 10 millones ¡y recibe 25 millones de pasajeros! Ese es el tema. Ahora, al ampliar el nuevo terminal central, el Jorge Chávez contará con la capacidad para recibir un aproximado de 40 millones de pasajeros al año”, indicó Jaramillo.
El ingeniero hizo énfasis en que el Ositrán está supervisando rigurosamente que los niveles de servicio cumplan con todos los requerimientos, pues estos constituyen parte fundamental en ofrecer una mejor experiencia de viaje y descongestionar el flujo de pasajeros que entra y sale del aeropuerto. “Mejorando la capacidad del terminal, plataformas y pistas no solo atenderemos la demanda de forma más profesional, sino que además brindaremos a los usuarios infraestructuras adecuadas para una experiencia de calidad durante su ingreso o salida de la capital”, apuntó.
Remodelación y nuevas edificaciones
Con una inversión cercana a los 2 mil millones de dólares, LAP le dará una cara completamente nueva al aeropuerto. El terminal central pasará a triplicar su tamaño actual, alcanzando los 270 mil metros cuadrados. Además, estará equipado con un sistema de aislamiento sísmico de primer nivel, que contará con más de mil aisladores para garantizar la seguridad de los pasajeros y la rápida continuación operativa.
Las 19 mangas de abordaje con las que hoy cuenta el terminal serán cosa del pasado. La nueva plataforma tendrá hasta 46 puentes fijos para conectar a los pasajeros con los aviones. Asimismo, se han colocado más de 30 escaleras eléctricas para mejorar el flujo de pasajeros dentro de las instalaciones.
Por su lado, el manejo de equipaje implementará una tecnología de última generación, incorporando escáneres especiales para revisar el contenido de las maletas sin necesidad de abrirlas.
La planta inicial recibirá a los pasajeros que arriban a la capital; el segundo piso tendrá una zona comercial con más de cien negocios; el tercer piso será destinado a los pasajeros que salgan de la capital a destinos tanto nacionales como internacionales; y el cuarto y último nivel estará reservado para los salones VIP.
Vale recordar que el segundo nivel estará disponible también para aquellos usuarios que no tengan agendado un viaje, permitiéndoles hacer uso de la zona comercial y del patio de comidas. Esta estará adornada con pinturas y esculturas del Museo de Arte de Lima para reflejar las inmensas diversidades cultural y natural de la costa, sierra y selva peruanas.
Fuera del terminal habrá una torre de control de 65 metros de alto, una nueva pista de aterrizaje, un parque logístico para el almacenamiento y la distribución de mercancías, una planta de combustible de aviación y dos hoteles de 3 y 5 estrellas, respectivamente. Cabe recordar que, si bien la apertura del terminal será en diciembre, varias de las edificaciones adicionales no estarán operativas este año.
Metro de Lima y Callao
El tráfico en Lima es una problemática que afecta diariamente a millones de personas, generando largas horas de desplazamiento, altas emisiones contaminantes y una notable pérdida de productividad. La congestión vehicular es el resultado de un crecimiento urbano desordenado, una infraestructura vial insuficiente y un parque automotor que supera la capacidad de las vías existentes. Ante esta compleja situación, la construcción del Metro de Lima se presenta como una solución integral y necesaria para mitigar los graves problemas de movilidad en la ciudad.
La Línea 1 del Metro de Lima, inaugurada en su totalidad en 2014, se extiende desde Villa El Salvador hasta San Juan de Lurigancho, abarcando un recorrido de 34.6 kilómetros y 26 estaciones. Este sistema de transporte masivo ha sido fundamental en la transformación de la movilidad urbana, permitiendo reducir significativamente los tiempos de desplazamiento.
Antes de la existencia del Metro, los limeños podían tardar más de dos horas en llegar a sus destinos. Con la Línea 1, estos tiempos se han reducido a menos de una hora. Además de la eficiencia en el tiempo de viaje, la Línea 1 ha contribuido de manera significativa a la disminución de la contaminación ambiental y ha mejorado la calidad de vida de sus usuarios. Este impacto positivo no solo se refleja en los beneficios para la salud y el medio ambiente, sino también en el desarrollo económico y urbano de las zonas que atraviesa la Línea 1, promoviendo inversiones y mejorando la infraestructura local.
Línea 2 del Metro de Lima y Callao
Por otro lado, la Línea 2 del Metro de Lima y Callao, cuya construcción comenzó en 2014, representa la segunda línea en ser operativa dentro de este ambicioso sistema. Con una extensión de 27 kilómetros y 27 estaciones, esta línea se proyecta para atravesar la ciudad de oeste a este, beneficiando a aproximadamente 2,5 millones de personas a lo largo de 10 distritos: Ate, Santa Anita, El Agustino, San Luis, La Victoria, Lima, Breña, Bellavista, Carmen de La Legua-Reynoso y Callao. En diciembre de 2023, se inició la operación gratuita de la etapa 1A, que incluye cinco estaciones, entre ellas Evitamiento y Mercado Santa Anita. Se prevé que para septiembre de 2024 comience la operación comercial de estas estaciones iniciales.
“A diferencia del Aeropuerto Jorge Chávez, la Línea 2 del Metro de Lima y Callao es una obra cofinanciada. Este tipo de proyectos suelen mantener esta modalidad porque resultaría imposible recuperar la inversión únicamente desde el precio de los pasajes. Tendrían que incrementar los precios, y eso en el transporte público no ofrece ninguna garantía,” indicó el ingeniero Jaramillo.
La Línea 2 también se destaca por su tecnología avanzada. Los trenes alcanzarán una velocidad máxima de 90 kilómetros por hora, permitiendo que el recorrido completo se realice en menos de 50 minutos. Contará con un grado de automatización GoA4, utilizando trenes sin conductor del tipo Metro automático AnsaldoBreda, lo cual redundará en un servicio más seguro y eficiente.
El proyecto total de la Línea 2 está planificado para concluir en el primer semestre de 2028, con la proyección de operar de manera completa. En este contexto, la expectativa es que esta obra monumental contribuya decisivamente a aliviar la congestión vehicular en Lima y mejorar las condiciones de transporte para sus habitantes, ofreciendo una alternativa de movilidad moderna y sostenible.
Estación San Marcos
La estación subterránea de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) es la única de las 27 planificadas para la Línea 2 del Metro de Lima y Callao que aún no ha iniciado su construcción. Aunque el proyecto ya ha alcanzado un avance significativo del 70 %, las tareas restantes se complican debido a diversos factores que condicionan su desarrollo.
El ingeniero Jaramillo resaltó una diferencia notable a nivel internacional: “En Europa y en Estados Unidos, las estaciones quedan dentro de las ciudades universitarias; sin embargo, en este caso, hay un problema que debemos resolver para avanzar con la construcción”.
El titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), Raúl Pérez Reyes, proporcionó actualizaciones sobre la situación. Indicó que las negociaciones con las autoridades de la universidad están en curso. Las autoridades universitarias han solicitado una compensación por el terreno a utilizarse, así como medidas para abordar posibles afectaciones durante la construcción.
El ministro explicó que la universidad ha propuesto destinar recursos, a través de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), para cubrir dichas afectaciones. “Hemos quedado en que vamos a ayudar a gestionar los recursos presupuestales que se destinen a la universidad; la preocupación que tiene la universidad es que esto entre al sistema de inversión pública porque, si fuera así, van a tardar más tiempo los procesos”, mencionó Pérez Reyes.
Asimismo, destacó la necesidad de identificar las inversiones que la universidad requiere para su crecimiento y generar un marco que permita resolver el problema, no solo en el contexto de la Línea 2, sino también en referencia al reclamo de San Marcos. “Necesitamos ver cuáles son esas inversiones que requiere la universidad para su desarrollo y también cómo generamos un marco para que se pueda resolver el problema, no de la Línea 2 sino de la legítima demanda de San Marcos”, explicó el ministro.
Por su parte, Jaramillo considera que la rectora de San Marcos, Jeri Ramón, está poniendo condiciones adicionales para la realización del proyecto. “La rectora está pidiendo muchas cosas. Queremos brindar un buen servicio a los alumnos, pero estas exigencias están condicionando la ejecución del proyecto. Estamos al borde del 70 %, pero el resto está condicionado por estos factores externos”, finalizó el ingeniero.