En los albores del siglo XIX, el Perú se encontraba en una encrucijada. Mientras que diversos movimientos independentistas tomaban fuerza en América Latina, un sector significativo de la población peruana se mantuvo leal a la corona española. Estos sectores, que incluían desde las élites económicas hasta algunos segmentos populares y eclesiásticos, tenían distintos motivos para temer las repercusiones de la independencia.
En una entrevista exclusiva con Infobae Perú, el historiador Patricio Alvarado, de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), arroja luz sobre estos grupos opositores y su impacto en la lucha por la independencia. A lo largo de esta conversación, exploramos las motivaciones, acciones y consecuencias de aquellos que defendieron la continuidad del virreinato español en el Perú durante este periodo turbulento.
¿Cómo era la situación política y social en el Perú durante el movimiento independentista?
Según Patricio Alvarado, la situación política y social del Perú en los años previos a la independencia era sumamente compleja. “A partir de la crisis española en 1808 y bajo el gobierno del virrey Abascal, entre 1806 y 1816, el territorio se vio envuelto en una serie de luchas contrarrevolucionarias”, explicó Alvarado. Durante este periodo, el ejército realista, compuesto en parte por peruanos, incluía a criollos mestizos y cholos, mientras que los altos mandos eran mayoritariamente españoles.
Esta situación no mejoró con el virrey Joaquín de la Pezuela, quien gobernó de 1816 a 1821. A pesar de la percepción general de que la independencia llegó de la mano de San Martín y Bolívar, ya existían movimientos rebeldes en el Perú. “Ejemplos de esto son la rebelión de Parla en 1811, la de 1812 y la rebelión del Cusco entre 1814 y 1815″, detalló Alvarado.Estos movimientos reflejan la fragmentación y la incertidumbre que predominaban en la sociedad peruana de la época, con distintas facciones enfrentadas políticamente.
¿Quiénes eran los principales opositores a la independencia del Perú?
En medio del tumulto y las aspiraciones de libertad que sacudieron al Perú en el siglo XIX, no todos veían con buenos ojos la independencia. Entre los sectores que se opusieron fervientemente a esta idea se encontraban las élites económicas y algunos segmentos populares.
El virrey José de la Serna representa una de estas voces disidentes. Este alto funcionario español defendía la permanencia de las tropas realistas lejos de Lima, sugiriendo en su lugar la defensa en la sierra central o sur del país. La estrategia de De la Serna iba en contra de otros oficiales realistas, quienes consideraban la capital como un bastión estratégico que debía mantenerse a toda costa.
La resistencia de la élite limeña tampoco debe pasarse por alto. En una conversación con Infobae Perú, el historiador Alvarado señaló: “Aunque algunos representantes de estos sectores firmaron la Declaración de la Independencia, la dinámica cambió con la llegada de San Martín y el posterior saqueo de Lima por los realistas”. La presencia de San Martín y sus tropas alteró la cotidianidad de la élite limeña, obligándola a reorganizarse y, en algunos casos, a cambiar sus lealtades para preservar sus intereses económicos y sociales en medio del caos.
Este periodo de incertidumbre y reorganización se vio marcado por cambios abruptos y decisiones estratégicas. Mientras algunos sectores populares también se mostraban ambiguos al cambio, temiendo las repercusiones económicas y sociales de la independencia, las élites trataban de mantener su posición en el nuevo orden que estaba por iniciar.
La complejidad de la resistencia a la independencia del Perú reside en la multiplicidad de intereses y lealtades que se entremezclaron en esos años turbulentos. Desde las estrategias militares divergentes de los líderes realistas hasta los ajustes políticos y económicos de las élites, esta época fue una danza de poder en la que cada grupo buscaba asegurar su continuidad en un escenario que cambiaba a gran velocidad. La independencia no fue un proceso unánime ni homogéneo, sino una lucha llena de matices y desafíos.
¿Qué papel jugó la Iglesia Católica durante el proceso de independencia?
La Iglesia Católica ocupó una posición ambivalente durante el movimiento independentista. Inicialmente, como detalla Alvarado en su entrevista con Infobae Perú, la Iglesia apoyaba al gobierno del rey. Sin embargo, con el avance del proceso independentista, algunos miembros del bajo clero comenzaron a mostrar su apoyo mediante donaciones y discursos favorables a la causa patriota.
Eventualmente, tras la consolidación de la independencia, la Iglesia Católica terminó alineándose con las nuevas autoridades. “Uno de los factores clave para esta transición fue el mantenimiento de la religión católica como oficial en la naciente república peruana. Esta continuidad ayudó a asegurar el apoyo eclesiástico, fundamental en una sociedad profundamente religiosa como la peruana”, resaltó Alvarado. Esta adaptación de la Iglesia a las nuevas condiciones políticas facilitó su integración en la nueva estructura republicana.
¿Cuál fue el impacto de la resistencia de estos sectores en el proceso independentista?
La resistencia de los sectores leales a la corona tuvo un impacto considerable. Según Alvarado, aquellos dentro de las élites que apoyaron la causa realista perdieron sus propiedades y títulos nobiliarios. Para los sectores populares, las promesas de libertad y mejoramiento socioeconómico no se cumplieron plenamente, lo que generó un descontento persistente.
Aunque la proclamación de la libertad de los vientres y la promesa de emancipación para los esclavos que lucharon se materializaron en cierta medida, muchas de estas promesas no se cumplieron en su totalidad. Asimismo, la situación de los indígenas no mejoró significativamente tras la independencia. “La situación de los indígenas, por ejemplo, no mejoró mucho; en algunos aspectos, estaban más protegidos durante la colonia”, explicó Alvarado.
¿Existen paralelos históricos en la resistencia a la independencia en otros países de América Latina?
La resistencia a la independencia no fue un fenómeno exclusivo del Perú; de hecho, se observó en muchos otros países de América Latina. Alvarado resalta que la lucha por la independencia hispanoamericana podría verse como una guerra civil, donde miembros de un mismo país y, a veces, de una misma familia se encontraban en bandos opuestos. “No es correcto hablar de una guerra simplemente entre España y América; muchos españoles apoyaron la independencia y muchos americanos se mantuvieron leales a la corona”, comentó el historiador.
En comparación con otros países, la participación de ciertos grupos en el Perú fue distintiva. Por ejemplo, la población indígena no tuvo la misma relevancia en lugares como Chile o Argentina. Mientras tanto, en países como Colombia y Venezuela, la contribución de los esclavos liberados y los negros libres fue más significativa, se resaltó la diversidad de experiencias y participaciones en el proceso independentista a lo largo del continente.
¿Qué aspectos de la resistencia a la independencia del Perú necesitan más investigación?
Finalmente, el historiador sugiere que aún hay mucho por investigar sobre la participación de otros sectores populares y sobre el papel de las mujeres en esta resistencia. Aunque se ha estudiado el apoyo económico y logístico de mujeres de clase alta hacia una u otra causa, falta comprender más a fondo su rol dentro de las familias y en el contexto más amplio del movimiento independentista.
“Es necesario examinar más a fondo las experiencias de las comunidades fuera de las ciudades, incluidos los montoneros y otros grupos populares. Tener una visión más completa y social del proceso ayudaría a entender mejor cómo se vivió la independencia en todos sus niveles, más allá de los conocidos líderes y eventos principales”, concluyó Alvarado en su entrevista con Infobae Perú.