En el transcurso de la historia, el Perú ha tenido más de un problema con los países vecinos. Pero, además de la Guerra del Pacífico, hubo otro acontecimiento que significó un cambio en la manera que tuvieron los gobernantes de relacionarse con el eventual enemigo.
Y es que la guerra con Ecuador de 1941 dejó una huella indeleble en la historia, sobre todo por la Batalla de Zarumilla, que tuvo lugar entre el 23 y el 31 de julio de 1941. Además de los otros enfrentamientos que abarcaron múltiples escenarios a lo largo de la frontera.
Así se inició el conflicto
La guerra peruano-ecuatoriana, que tuvo lugar entre 1941 y 1942, se inició con incidentes fronterizos el 5 de julio de 1941. Las versiones sobre quién comenzó las hostilidades varían entre ambos países.
Según Ecuador, el conflicto empezó cuando una patrulla ecuatoriana encontró a civiles peruanos, protegidos por policías, limpiando un terreno en el lado ecuatoriano del río Zarumilla. Los policías peruanos habrían abierto fuego, matando a dos soldados ecuatorianos, lo que desencadenó un intercambio de disparos.
Por otro lado, Perú sostiene que fue el ejército ecuatoriano el que atacó primero, asaltando puestos peruanos en Aguas Verdes y otras localidades. Ante esta agresión, las fuerzas peruanas enviaron refuerzos que repelieron a los ecuatorianos, obligándolos a retroceder. Estos enfrentamientos iniciales se intensificaron rápidamente, llevando a combates más extendidos en la línea fronteriza.
A medida que las tensiones aumentaban, el comando peruano decidió desplazar la 1ª División Ligera a lo largo del río Zarumilla. El 6 de julio, la aviación peruana lanzó ataques aéreos contra posiciones ecuatorianas, buscando debilitar las defensas del adversario.
Las fuerzas peruanas, superiores en número y equipamiento, lograron expulsar a las tropas ecuatorianas de la región del Zarumilla, avanzando hacia la provincia de El Oro. Ecuador, en respuesta, formó la V Brigada de Infantería en El Oro bajo el mando del coronel Luis Rodríguez.
Esta brigada estaba compuesta por unidades trasladadas desde Guayaquil y Quito, incluyendo el Grupo de Artillería “Mariscal Sucre” y batallones de carabineros y seguridad fronteriza. Sin embargo, la preparación y equipamiento de estas fuerzas eran insuficientes frente al poderío militar peruano.
Principales enfrentamientos
El 23 de julio de 1941, las fuerzas peruanas lanzaron una ofensiva contra la provincia de El Oro. Uno de los primeros combates significativos ocurrió en Quebrada Seca, donde la escuadrilla peruana, liderada por el teniente Antonio Alberti, bombardeó posiciones ecuatorianas.
Durante esta misión, el teniente José A. Quiñones se convirtió en un héroe al estrellar su avión contra el objetivo tras ser alcanzado por fuego antiaéreo enemigo. En el mar, el incidente de Jambelí involucró al destructor peruano Almirante Villar y al cañonero ecuatoriano Abdón Calderón.
Durante el enfrentamiento, el Calderón intentó escapar mientras disparaba contra el buque peruano. Aunque el intercambio de disparos fue intenso, no hubo un ganador claro, y el dominio peruano en la región se mantuvo firme. El 28 de julio, los submarinos peruanos realizaron reconocimientos en el canal de Jambelí, seguido por bombardeos navales en Punta Jambelí y Puerto Bolívar.
Ya para el 31 de julio, las fuerzas peruanas desembarcaron en Puerto Bolívar, encontrando el puerto evacuado debido a los bombardeos previos.
La ocupación se completó con el apoyo de la Compañía de Paracaidistas del Cuerpo de Aviación del Perú, marcando la primera vez que se utilizaban fuerzas aerotransportadas en América.
Epílogo del conflicto
Las tropas peruanas ocuparon y administraron las zonas ecuatorianas capturadas, restableciendo el orden y reanudando las actividades comerciales y de telecomunicaciones.
La guerra culminó con la firma del Protocolo de Río de Janeiro el 29 de enero de 1942, en el que Ecuador renunció a sus aspiraciones territoriales en la región amazónica. Y el 12 de febrero de 1942, las tropas peruanas se retiraron de la provincia de El Oro, poniendo fin a la ocupación militar.
El conflicto de 1941 dejó una marca indeleble en la historia de las relaciones entre Perú y Ecuador, destacando la importancia de la diplomacia y la cooperación para evitar futuras confrontaciones bélicas.