Un equipo de arqueólogos peruanos y polacos revelaron la reconstrucción facial de una maestra artesana textil enterrada en Cerro Colorado, un sitio arqueológico en la provincia de Barranca, al norte de Lima. Esta momia es una de las 22 descubiertas el año pasado, y es considerada un hallazgo clave para comprender la cultura prehispánica de la región.
Las investigaciones sobre los fardos revelan una serie de elementos que permiten conocer algunas características de los antiguos habitantes de la región. En el fardo de la momia de la artesana textil se encontraron ovillos de lana, dos agujas o palitos de tejer (una de madera y otra de metal), un cuenco de barro y miniaturas de un cuenco y un cántaro.
“Estos son los hallazgos más importantes encontrados en el cuerpo de esta señora. Tenía como cuatro o cinco madejas de hilos de algodón colocados sobre su cuello, además de un envoltorio con agujas y miniaturas”, explicó Lucas Simba Majchrzak, arqueólogo del Programa Nawa del Ministerio de Ciencia de Polonia. Junto con Plinio Guillén, director del Programa de Investigación Arqueológica Los Valles de Barranca, lideran el grupo de especialistas que desde 2022 realiza trabajos de investigación en Cerro Colorado.
El investigador polaco reveló a Diario El Peruano y Andina que todas las investigaciones sobre el fardo que contenía a la maestra artesana señalan que se trataba de una persona importante en la elaboración de productos textiles, cuya edad sería de unos 50 años según los resultados de la prueba radiocarbónica.
“En el hallazgo se puede observar una aguja decorada y una madeja con una aguja de plata, todo envuelto en una tela con una iconografía singular que no se había registrado antes en la región”, señaló Simba Majchrzak. Este textil presenta motivos de serpientes y aves entrelazadas, características de la zona andina, y parece reflejar creencias religiosas locales. “La iconografía parece tener un valor simbólico relacionado con las creencias religiosas de los habitantes, de los cuales conocemos poco. Este sitio estuvo vinculado a los proyectos arqueológicos de Caral y Norte Chico, que se centraron en el periodo precerámico”, agregó.
Los expertos mencionaron que resulta curioso e interesante que en el tórax de la tejedora se encontraron las dos miniaturas (el cuenco y el cántaro), que son muy particulares y desconocidos para esa zona y que estarían relacionados, según estudios de otros arqueólogos y especialistas, a la visión que tenían del otro mundo, el de los muertos, donde todo es pequeño.
Respecto al cuenco de mate y de tamaño natural, “estaba en el cuello de la maestra tejedora y contenía algodón”, explicó. Todo lo encontrado demostraría la importancia que tenía la mujer en esa época y su relevancia al encontrarse en el fardo.
Reconstrucción facial
Los trabajos efectuados en el cuerpo de la maestra tejedora también incluyeron la reconstrucción facial de su rostro con base en el cráneo. Plinio Guillén afirmó que las investigaciones y evidencias encontradas confirman que Cerro Colorado era un santuario andino religioso. Mencionó que, de acuerdo con los estudios y el fechado radiocarbónico y análisis de materiales descubiertos, la historia del lugar es bastante amplia, con una ocupación de 2 mil 500 años a.C. y es contemporánea a las culturas Caral y Chancay.
Hay evidencias de cerámica y textiles que datan de 1,000 años d.C., además de los fardos y construcciones como muros que demuestran una arquitectura monumental, además de otros elementos como el paisaje y el mar que revelan que todas las actividades estaban relacionadas con el tema religioso. Es decir, ser un espacio sagrado donde los pobladores llevaban a sus muertos a este lugar.
La maestra tejedora, con sus herramientas y objetos personales, representa un testimonio vivo de la habilidad y el rol significativo de las mujeres en la sociedad prehispánica.