Según la consultora Kantar, la automedicación en el Perú es una práctica común en tres de cada 10 hogares. A pesar de las diversas advertencias médicas, la actividad persiste en parte debido a la falta de información adecuada, la facilidad de acceso a medicamentos sin receta y la desconfianza en el sistema de salud. Además, y sobre la base de lo expuesto por el portal SciDev.Net, la adquisición de medicamentos sin receta incrementó de forma significativa en América Latina a raíz de la pandemia.
El Ministerio de Salud (Minsa) ha advertido en diferentes ocasiones sobre los riesgos que esta práctica genera. Algunas de las principales complicaciones son la alergia, el sangrado digestivo, los problemas hepáticos y el riesgo de padecer enfermedades severas que, en el peor de los casos, pueden conducir a la muerte.
Automedicación en Lima
El estudio elaborado por Kantar reveló que la tendencia de automedicación es mayor en provincias que en Lima. En el primer caso, el 36 % de los hogares compra medicamentos sin receta, mientras que en la capital esta cifra es del 32 %. Las regiones orientales, especialmente en la selva, tienen una tasa aún más alta, con un 41 %.
En cuanto a la última necesidad de medicamentos en el hogar, un 15 % declaró haberlos comprado siguiendo la sugerencia de un farmacéutico; un 23 % indicó que los recibió en un hospital o clínica; y un 35 % adquirió los medicamentos con receta médica. Esta última práctica es más común en Lima, donde el porcentaje sube al 40 %, demostrando una mayor adherencia a prescripciones formales en la capital.
Por NSE
Al analizar las respuestas de acuerdo a niveles socioeconómicos (NSE), se observan importantes diferencias en las prácticas de automedicación. Por ejemplo, un 9 % de los hogares del NSE E indicó utilizar los medicamentos del botiquín de casa, mientras que en el NSE A/B esta cifra se redujo al 4 %. Esta disparidad sugiere que los hogares de menor nivel socioeconómico recurren más frecuentemente a la autoatención con recursos disponibles en casa.
Además, el acceso a medicamentos proporcionados por instituciones de salud también varía según el nivel socioeconómico. Entre los hogares que recibieron medicamentos en el hospital o la clínica, un 27 % pertenece al NSE A/B, lo que indica un mejor acceso a servicios médicos formales para los más privilegiados. En comparación, solo un 22 % de los hogares del NSE C tuvo este beneficio, reflejando una menor disponibilidad de recursos en este segmento de la población.
En los niveles socioeconómicos más bajos, la situación es aún más preocupante. En el NSE D, solo el 21% de los hogares recibió medicamentos de una institución de salud, mientras que en el NSE E la cifra subió ligeramente al 25%. Estas cifras subrayan las inequidades en el acceso a servicios médicos y medicamentos formales, lo que puede estar impulsando la automedicación y sus riesgos asociados en los sectores más vulnerables de la población.
En cuanto a los hogares que realizaron su última compra de medicamentos con receta médica, el nivel socioeconómico A/B mostró un porcentaje del 38 %. En contraste, en los niveles C y D, el porcentaje ascendió al 36 % de los hogares, mientras que en el NSE E disminuyó al 27 %.