148 años de la Universidad Nacional de Ingeniería: ¿cómo fueron sus inicios hasta convertirse en un pilar educativo?

La historia de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) es un fascinante viaje desde sus humildes comienzos hasta su consolidación como una de las instituciones educativas más prestigiosas del Perú. Fundada el 18 de marzo de 1876 por el polaco Eduardo de Habich, la UNI comenzó su existencia como la Escuela Especial de Construcción Civil y de Minas del Perú.

¿Cómo una escuela que empezó formando ingenieros civiles y de minas se transformó en una universidad de renombre? La respuesta se encuentra en los desafíos y cambios legislativos que atravesó a lo largo de su trayectoria.

Muchas veces ligada a los avatares políticos y sociales del Perú, la UNI refleja en su evolución los efectos de las reformas educativas y el contexto histórico del país. Desde sus primeras aulas hasta la promulgación de la ley que finalmente le otorgó el estatuto de universidad en 1955, cada tramo de su historia es testimonio de perseverancia y compromiso con la excelencia académica. Veamos, paso a paso, cómo la Escuela de Ingenieros se convirtió en la Universidad Nacional de Ingeniería.

La fundación de la UNI fue impulsada por el ingeniero polaco Eduardo de Habich, quien llegó al Perú en 1869 y trabajó bajo el gobierno de Manuel Pardo. “La Escuela Especial de Construcción Civil y de Minas del Perú nació el 18 de marzo de 1876 con la visión de formar profesionales capacitados para el desarrollo del país”.

Según la información proporcionada en “Historia de la Universidad Nacional de Ingeniería. Los años fundacionales (1876-1909)”, José Ignacio López Soria, durante sus primeros años, la escuela se enfocó en carreras de ingeniería civil y minas, atrayendo a destacados profesionales tanto nacionales como extranjeros. Este enfoque inicial sentó las bases para su futura expansión en diversas áreas de ingeniería, asegurando un crecimiento sostenido y adaptado a las necesidades del país.

Durante las primeras décadas del siglo XX, el Perú vivía un período de construcción nacional y modernización, buscando desarrollarse tras las secuelas de diversos conflictos internos. La necesidad de infraestructura y avances tecnológicos era evidente, aumentando la demanda de ingenieros capacitados.

En el contexto global, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) también influyó en el Perú, que se encontraba en un periodo de neutralidad y posterior alineamiento con los Aliados. Tras el término de la guerra, el mundo experimentaba una ola de reconstrucción y modernización, impulsando las ideas de progreso y desarrollo tecnológico, lo cual resonó en la necesidad de reformar la educación superior en el país.

El proceso de transformación de la escuela comenzó seriamente en 1940 con la promulgación de la ley 9096, que buscaba reformar la educación superior en el Perú. Una comisión fue encargada de elaborar una nueva ley educativa, “compuesta por senadores, diputados y representantes del Poder Ejecutivo y de las instituciones educativas”.

A través de lo mencionado en la investigación de José Ignacio López Soria, este esfuerzo culminó en la Ley Orgánica de Educación Pública, promulgada el 1 de abril de 1941, la cual otorgó a la Escuela Nacional de Ingenieros un estatus similar al de las universidades. Esta ley significó un paso crucial, permitiendo a la institución gozar de autonomía pedagógica, administrativa y económica, y ofreciendo un marco para su futura transición a universidad.

El tramo final de la transformación de la Escuela Nacional de Ingenieros comenzó a mediados de la década de 1950. En 1955, tras un largo proceso legal y administrativo, el Congreso aprobó y el Poder Ejecutivo promulgó la ley 12379, otorgando a la escuela el estatuto legal de universidad. “Estamos en la víspera de una ley que otorgará a la Escuela la organización de los derechos de una Universidad Nacional”

La medida fue recibida con entusiasmo por la comunidad educativa. El 12 de agosto de 1955 se reunió por primera vez el Consejo Universitario de la recién constituida Universidad Nacional de Ingeniería, marcando un hito en su historia y consolidando su papel como un referente en la educación superior en el Perú.

Desde sus inicios, la UNI ha sido un pilar en la formación de ingenieros y científicos en el Perú. A lo largo de su historia, ha contribuido significativamente al desarrollo de infraestructuras y ha sido parte de importantes proyectos nacionales. Su compromiso con la investigación y la excelencia académica sigue siendo una de sus principales fortalezas.

Hoy en día, la UNI no solo se destaca por su rigurosidad académica, sino también por su capacidad para adaptarse a nuevas demandas tecnológicas y desafíos globales. La universidad sigue siendo un faro de conocimiento y progreso, cumpliendo con la misión que Eduardo de Habich vislumbró hace más de un siglo.