El temor se viene apoderando de los alrededores de una de las universidades más prestigiosas del país. La Universidad de Lima, ubicada en el distrito de Santiago de Surco, es escenario de una serie de robos que han dejado a los estudiantes en un estado constante de alerta. Testimonios de estudiantes relatan la realidad que enfrentan diariamente.
Salir de la atmósfera universitaria significa estar en la mira de delincuentes que conocen bien los movimientos de los alumnos. “Puedo estar chateando con mi mamá y pasa una moto rápido, me cogen el teléfono y se van”, explica una alumna. La tecnología, indispensable para las clases, se ha convertido en un objetivo para los ladrones. “Traemos laptops, tablets, cosas de alto valor. Es peligroso”, añade otro estudiante.
El temor llevó a muchos estudiantes a modificar sus rutinas. “Le robaron acá en la esquina. Era un motorizado, estaba con su celular en la mano y se lo arrebató”, cuenta otro testigo. La presencia de falsos repartidores es una modalidad común. “Te apuntan en la cabeza, literalmente. Vino uno y me dijo que no me moviera antes de llevarse el celular”, narra un alumno, aún impactado por la experiencia.
La avenida Manuel Holguín, el puente peatonal y el paradero de la avenida Javier Prado son puntos críticos señalados por los estudiantes. “El puente peatonal es un dolor de cabeza después de las 7 de la noche. Poca luz y sin presencia habitual de policías ni serenos. Cruzarlo es una verdadera ruleta rusa”, explica una joven universitaria. “Acompañé a mi amiga a cruzar el puente y una persona vino por detrás y le arrancó la pulsera de oro”, añade.
No solo ocurre afuera de la universidad, sino dentro de la casa de estudios
La delincuencia no respeta ni siquiera las instalaciones de la universidad. Hace unos meses, una mujer ingresó al campus, se mimetizó entre los estudiantes y se llevó un celular y una laptop. “Se hacen pasar como padres de estudiantes y roban iPads que están cargando”, cuenta un estudiante. Las cámaras de seguridad registraron cómo la mujer se llevaba los objetos de valor sin ser detectada y salir con total normalidad.
Una laptop fue robada en la Universidad de Lima, según reportaron las autoridades. Coral Paredes, estudiante de dicha universidad, dejó su dispositivo cargando en la cafetería del campus cuando sucedió el incidente. Las cámaras de seguridad captaron a dos mujeres que, haciéndose pasar por visitantes con propósitos administrativos, entraron al recinto y sustrajeron la laptop.
Según informaron testigos, las sospechosas se mostraron tranquilas y seguras al ingresar al área, lo que contribuyó a que no llamaran la atención. En el corto periodo en que la alumna se alejó de su mesa, las dos mujeres aprovecharon la oportunidad para cometer el robo.
La víctima inmediatamente notificó lo sucedido tanto a las autoridades universitarias como a la Policía Nacional del Perú (PNP). Este caso pone en evidencia la vulnerabilidad de los dispositivos electrónicos en espacios públicos y la necesidad de mayor seguridad en el campus universitario.
No son los únicos problemas
El problema de la inseguridad no es el único que enfrentan los estudiantes. El tráfico desordenado y la presencia de colectiveros informales en la avenida Javier Prado también son preocupantes. “Hay un letrero que dice prohibido estacionarse, pero no les interesa. Los colectivos paran allí y los conductores se convierten en delincuentes al paso”, comenta un estudiante. La informalidad parece ganar terreno, y muchos alumnos fueron asaltados, apenas subieron a los buses de transporte público.
En las calles, muchos alumnos han sido asaltados, apenas suben a los buses de transporte público. Estas modalidades delictivas parecen reinar, especialmente con la complicidad de compañeros distractores. “Un día, subí al microbús y, al poner un pie en el primer escalón, un señor delante de mí le preguntó al chófer si iba por cierta ruta. Mientras yo esperaba su respuesta, otro hombre por detrás me agarró y me robó el celular. Intenté reaccionar, pero el ladrón ya se había llevado mi teléfono. El hombre que estaba delante de mí se bajó rápidamente, y yo no pude hacer nada.” A pesar de los constantes operativos policiales en la zona, parece que no son suficientes para detener estos robos.